Treinta y siete

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Harry dejó a Cath en el piso y no esperé más y me aventé sobre él, enrosqué mis brazos en su cuello y sentí su fuerte agarre en mi cintura.

—No puedo creerlo, ¿qué haces aquí?—Hablé sobre su cuello.
—Vine por ti—Me respondió y me besó una oreja.
—Harry...—Me separé de él y lo observé.
—Vine por ti para que vayamos a almorzar, ¿no tienes hambre?—Siguió diciendo y rió, negué con la cabeza y lo abracé de nuevo.
—Justo estoy comenzando—Le dije secándome el sudor de las manos.
—Entonces déjame ayudarte—Harry entró por completo a la casa y Cath se pegó a una de sus piernas.
—Ya no te vas a ir, ¿verdad?—Habló Cath sonriéndole con ternura.
—No, pequeña Cath, me voy a quedar—Sonrió levantándola del piso, Cath enrolló sus piernas en él.
—¿Te quedarás? ¿Y la película?—Pregunté.
—Justo ayer terminé de grabar la última escena—Sonrió ampliamente, sentía ganas de llorar—. No volveré a dejarlos.

Me acerqué a ellos dos y sin importarme que Cath estuviera ahí besé a Harry, no utilicé mi lengua, pero sí mezclé mi boca con la suya.

—Te extrañé tanto—Me susurró pegando nuestras frentes.
—Y yo a ti—Le di un último beso en la boca y me separé de él.

Mi familia estaba completa ya.

Harry me ayudó a terminar con todo el aseo de la casa, fue mucho más rápido de lo que yo lo solía hacer, estaba feliz, no podía dejar de sonreír al saber que Harry estaba de vuelta.

Llamé a Louis para darle la nueva buena, nos invitó a comer y acepté aquella tentadora oferta.

Bañé a Cath y la vestí con unos pantalones azul marino y puntos color blanco, una blusa blanca larga con un corazón azul en el medio, unos tenis de agujetas color dorados y la peiné con una coleta de lado.

Yo también me bañé y vestí con algo un poco más decente que mi ropa para hacer la limpieza, Harry estaba recostado en mi cama entretenido en su teléfono.

—Me encanta tenerte aquí—Me aventé sobre él.

No dijo nada y me tomó por la nuca y me besó, penetró mi cavidad bucal con su lengua y la exploró, mi pene comenzaba a despertar y no teníamos tiempo para eso.

Por ahora.

—Louis nos va a matar si llegamos tarde—Susurré entre besos.
—Siempre llegas tarde...—Siguió besándome, con sus dedos acercaba más mi cara a la suya.
—Bueno, tienes razón.

Después de varios besos después conducía a casa de Louis mordiéndome las uñas, ya nos había llamado cinco veces.

Y eso qué el paranoico aquí soy yo.

Cath se bajó del auto y corrió hasta la puerta de Louis, en un segundo desaparecía en el interior y el dueño de la gran casa salía a recibirnos.

—¡Hasta que llegan! Un minuto más tarde y me hubiera comido todo yo solo—Habló en su porche, nos sonrío y abrió sus brazos—. Es bueno tenerte aquí, Harry—Lo abrazó y Harry le correspondió.
—También es bueno verte, Louis, ¿cómo están esos pulmones?
—¡Listos para un buen cigarro!—Se separó de Harry y rió.
—Louis...—Le regañé.
—¡Es broma! Ya dejé el inhalador hace un par de meses—Sonrió y nos invitó a pasar.

Nos sentamos en el amplio comedor y conversamos de todo y nada, la tarde se nos escapó como agua, la noche estaba cayendo y desde hacía un rato el sol se había puesto.

—Papá, tengo sueño—Susurró Cath recargándose a mi lado.
—Ya nos vamos, hija, no te duermas—Le besé la cabeza, pero no le importó y cerró los ojos—. Creo que ya nos vamos, muchas gracias, Louis.
—¿Por qué no dejas a Cath aquí?—Habló Louis parándose del sillón.
—¿Estás loco? Mañana es día de escuela—Respondí, tomé en brazos a Cath y Harry me siguió.
—Necesitan tiempo a solas, ya saben a lo que me refiero...—Louis hizo una mueca graciosa y rodé los ojos—. Anda, Niall, yo mañana la llevo al colegio, no te preocupes. Necesitas que Harry te quite el estrés—Me guiñó un ojo, Harry soltó una risotada.
—Tú ganas.

Salí de la casa de Louis esperando que el dejar a Cath con él no haya sido una mala idea, nos subimos al auto y arranqué.

—¿Quieres que te deje en tu casa?—Le pregunté parándome en un semáforo en rojo.
—¿Quieres dejarme ahí?—Replicó mirándome.
—No, claro que no—Sonreí de oreja a oreja.
—¿Te he dicho que me encanta tu sonrisa?—Preguntó acercándose lo suficiente a mí para besarme el cuello—. Y tus ojos, y tu nariz—Besó mi nariz y le sonreí.
—Harry, espera a que lleguemos a casa—Susurré entre sus caricias.
—Ya no aguanto más—Posó su mano sobre mi entre pierna y sentí un jalón en esta.

Desabotonó mi pantalón y de mi bóxer sacó mi pene ya erecto, el aire frío del auto chocó y sentí un jalón. Harry lamió mi punta ya hinchada, solté un gemido e intenté concentrarme en el camino, pero con Harry allá abajo era casi imposible.

—Mierda, Harry, sí un policía nos ve...—Logré decir entre jadeos.
—¿Crees que me importa?—Mencionó antes de volver a meter mi miembro en su boca y saborearlo por completo.

Recargué mi cabeza en el asiento y luché por no cerrar los ojos, soltaba gemidos y tomaba los caminos menos concurridos para evitar el tráfico. Intentaba penetrar la boca de Harry, pero el volante me detenía y no lograba levantar las caderas por completo.

Harry lamia y chupaba sin parar, me sentía en el paraíso, no sentía aquella sensación desde hace meses y ya lo necesitaba. Terminé por correrme en la boca de Harry y él lo tragó, con su lengua limpió los restos y volvió a meter mi pene en el bóxer.

—Te amo—Dijo besando mi mejilla, sus labios estaban calientes.

No me esperaba aquello.

—Y yo a ti—Le respondí y sentí mi corazón latir con fuerza.

Papás Sustitutos.  •Narry Storan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora