Veintisiete

566 56 26
                                    

Me desperté por el sonido de mi teléfono, era un mensaje de Louis invitándonos a comer, al parecer su familia vendría a pasar Año Nuevo a Londres y quería que nos conociéramos.

Después de aceptar la invitación me senté en mi cama, a mi lado estaba mi libreta de notas y varios lapiceros, la tomé en mis manos y la abrí; leí todo lo que había estado escribiendo y recordé mi vieja guitarra en algún rincón de la casa.

Salí de la habitación y me topé con Jane en el pasillo, Cath estaba bañada y cambiada para el día. Las saludé y bajé al sótano.

Entre los montones de cajas y muebles viejos encontré la vieja y ya aterrada funda de mi guitarra y la saqué de aquel lugar. Afiné las cuerdas intactas por el tiempo y me senté en la sala, Jane le estaba dando de desayunar a Cath.

Ella no tenía que hacer nada de eso —ni siquiera venir en estas fechas—, pero ella insistía tanto que no podía hacer nada contra ella y su voluntad.

—Chicas, ¿qué les gusta más; la guitarra o el piano?—Pregunté para que me escucharan hasta la cocina.
—¡Guitarra!—Gritó Jane, Cath gritó en forma de afirmación.

Acomodé la guitarra de madera sobre mí y le puse los dedos encima, miles de recuerdos inundaron mi mente; recordaba cómo mi padre me había enseñado ha tocar este instrumento tan bello.

Saqué notas, escribí partituras, canté y cambié muchas cosas.

Pero después de mucho trabajo y tiempo había terminado.

Había compuesto una canción.

El nombre de aquella había sido lo primero que había escrito.

This Town.

Realmente decía y sacaba mucho ahí, me sentía tan identificado porque era mi historia y cómo las cosas eran a mi punto de vista. Sonreía por el resultado y estaba contento.

Ya quería mostrársela a alguien.

—¿Quieren escuchar el producto final?—Le pregunté a las dos chicas que estaban en la sala conmigo.

Comencé a tocar aquella canción seguida de la letra, decía cada palabra llena de sentimiento.

Jane y Cath aplaudieron en cuanto terminé la canción, las dos sonreían y me llenaban de alagos.

—Es muy bueno con eso, Niall, estoy asombrada—Me decía Jane, Cath solo aplaudía.
—¡Otra!—Gritaba riendo.

Volví a guardar la guitarra en su funda y Jane se despidió de nosotros, ya era un poco tarde y Louis nos mataría.

Cerraba con llave la casa cuando una llamada de Louis entraba.

—¡Ya vamos para allá!—Grité contestando el teléfono.
—¡Muévanse!—Gritó de igual manera y colgó.

Subí a Cath y la aseguré en el auto, hoy se veía más bonita que de costumbre, llevaba puesto una blusa de encaje color blanca, un abrigo rosa pastel, un short del mismo color con unas medias gruesas debajo, unos botines color café sin cintas y estaba con su cabello suelto y un partido a un costado del centro.

Arranqué el auto y en un santiamén llegamos a la casa de Louis. Cath me estaba reclamando el echo de no haberla dejado traer a Tin Tín con nosotros. Toqué el timbre de la gran casa y dos minutos después Louis abría la puerta con una niña en brazos.

—¡Hey, hola!—Gritó en cuanto nos vio.

Nos dejó pasar y tomé a Cath de la mano, la casa estaba llena de gente, sabía que Louis tenía bastantes hermanos, pero no creí que tantos.

Papás Sustitutos.  •Narry Storan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora