Ocho

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Por fin era viernes, llevaba media hora de atraso y no podía llegar a la constructora, mi jefe me iba a matar.

Entré corriendo al edificio y al elevador también. Saludé a Sofía y corrí a la sala de juntas.

—Llega tarde arquitecto—Habló el señor Mendes en cuando entré.
—En serio perdón, el tráfico es terrible—Excusé.
—Bien... el señor Vance y sus inversionistas hablaron conmigo y llegaron a la decisión de cambiar el lugar del proyecto—Explicó brevemente.
—¿Cambiar el espacio?, ¿a qué parte de la ciudad?—Preguntó Louis Tomlinson.
—No solo la dirección, arquitecto, si no cambiar todo en general. No están conformes con el espacio aquí en Londres, quieren hacer su nuevo edificio en Irlanda—Dijo con una pequeña sonrisa.
—¿Pueden hacer eso? Les costará una fortuna—Dije impresionado.
—Es lo que estuvimos hablando en lo que fue de la semana, es una decisión muy importante y muy apresurada, pero están decididos y no cambiarán de opinión—Habló el señor Mendes.
—¿Entonces el proyectó se perdió?—Pregunté. Adiós varios miles de dólares.
—Eso depende de ustedes arquitectos.
—¿De qué habla?
—Los señores quieren a ustedes dos en este proyecto en Irlanda, están dispuestos a pagarles el doble por un trabajo parecido, también les ofrecerán un contrato por un año y seis meses (que es lo que duraría la construcción allá)—Dijo con una gran sonrisa—. Si aceptan su trabajo aquí los esperará durante el año y medio.
—Vaya...—Habló Tomlinson—. Yo no estaría tan seguro de decir sí o no justo ahora.
—Tienen hasta fin de mes para decirme su respuesta. Piénsenlo bien señores, es una gran oportunidad.
—No—Respondí.
—¿Disculpe, arquitecto?
—No puedo aceptar—Dije viéndolo a los ojos.
—¿Tan seguro está?—Me preguntó.
—Tengo una hija y no puedo dejarla aquí—Dije, a mi mente vino también Harry.
—Bueno... los viáticos están pagados, puede llevarse a su hija con usted—Dijo con una sonrisa—. Piénselo bien, Niall, usted también Louis.

Salí junto a Tomlinson de la sala de juntas, caminábamos sin decir nada hasta que él cambió eso.

—Con que tienes una hija, ¿he? Te lo tenías muy bien guardado—Dijo amistosamente.
—Sí... es una niña preciosa—Le dije.
—No sabía que estuvieras casado—Me dijo, solté una pequeña risa.
—No, no lo estoy—Dije sonriendo.
—Oh, perdona, soy un metichón—Dijo riéndose.
—¡No te preocupes! Está bien—Dije parándome frente al ascensor.
—¿Qué te parece si un día vamos por un café? Lleva a tu niña para poder conocerla—Dijo sonriéndome. Era bastante guapo a decir verdad.
—Seguro, yo te aviso—Le dije.

El ascensor llegó y solo Louis entró en el, mi oficina estaba en el mismo piso en que ya estaba. Caminé de regreso a mi oficina.

Pensaba en qué debería hacer, ¿debería irme yo solo con Cath a Irlanda?, ¿llevo a Harry conmigo?, ¿qué hago maldita sea?

Tomé mi teléfono y llamé a mi madre.

Lo sé, aún soy un niño de mami.

—¿Niall?—Contestó de inmediato.
—Hola, ma. ¿Cómo estás?—Le saludé.
—Bien, querido. ¿Qué pasa?—Preguntó.
—¿Crees que pueda ir a cenar contigo y con papá antes de que se vayan?—Pregunté.
—Claro, aquí te esperamos—Me dijo y colgué.

El resto del día en la oficina lo pasé pensando en que debería hacer, pensando en todo lo que pasaría si acepto o no. Perdería mucho dinero, pero seguiría teniendo mi vida normal.

La situación con Harry seguía un poco tensa, hablábamos poco, pero lo hacíamos, que es lo que en verdad importa.

Sin pensarlo más tomé mi teléfono y lo llamé.

—¿Hola?—Respondió con su típica voz.
—Ho-hola, Harry, ¿estás ocupado?—Pregunté, estaba nervioso.
—Un poco sí. Estoy con Rebecca—Habló.
—Tengo algo importante que decirte—Le dije. Quizá después de todo le pediría que se fuera conmigo y Cath a Irlanda.
—Yo igual...—Dijo. Mi corazón dio un vuelco.
—Dime, soy todo oídos—Dije intentando sonar animado.
—Cuando llegues a la casa hablamos, ¿si? Esto no es algo que quiera decirte por teléfono—Ya no sabía que esperar.
—Está bien, nos vemos en la noche—Dije y colgué.

Dejé caer el teléfono sin ningún cuidado al escritorio y tallé mis ojos con fuerza.

La hora de irme llegó y salí de la oficina, pero justo cuando puse un pie en la calle alguien me detuvo.

—¡Hey, Niall!—Escuché una voz detrás mío.
—Hola, Louis. ¿También ya te vas?—Le pregunté sonriendo.
—Sí... ha sido un día largo y tengo muchas cosas que pensar—Me dijo haciendo una mueca.
—¿Sigue en pie el café?—Pregunté.
—Oh, ¡por supuesto que sí!
—¿Mañana estás libre?
—Seguro que sí, nos vemos mañana—Dijo. Lo despedí con una mano y seguí mi camino.

Llegué hasta mi auto y conduje hasta la casa, recogería a Cath y me iría con mis padres. Al llegar escuché ruidos.

Caminé a la sala y ahí estaba Jane con Cath, en cuanto las vi sonreí de oreja a oreja.

—Hola, Jane, buenas noches—Saludé acercándome a ella.
—Buenas noches. ¿Cómo está?—Me preguntó.
—¿Qué tal se portó esta nena?—Cargué a Cath en brazos y ella me recibió gustosa.
—Bien, como siempre—Dijo.

Jane tomó sus cosas y se fue, caminé a mi habitación y en el camino me encontré con un montonal de cajas y bolsas. Entré al cuarto de Harry y ahí lo encontré a él y a su querida novia. Había maletas y cajas por todo el cuarto.

—¿Qué hacen?—Pregunté, no quería atar cabos.
—¿No es obvio, rubiecillo?—Habló Rebecca.
—Harry...
—Esto es de lo que quería hablarte, Niall... yo...
—¡Se muda conmigo!—Interrumpió Rebecca.

Mi mundo se vino a pedazos por completo, se iba a ir, ahora sí lo iba a perder por completo. No dije nada, mi boca no podía producir sonido alguno.

Sin ganas sonreí forzadamente, no quería arruinar el momento de felicidad que vivían, como tampoco quería que me vieran abajo.

—¿En serio? ¡Qué buena noticia! Me alegro, es un gran paso para su relación—Dije con toda la hipocresía del mundo.
—¿Verdad que sí? Después de tanto lo convencí de que se mudara conmigo—Habló Rebecca, le besó la mejilla.
—Bien... los dejo para que terminen, iré a donde mis padres—Dije dando media vuelta.
—Niall, espera—Me habló Harry, di media vuelta.
—¿Si? Tengo un poco de prisa—Dije revisando mi reloj de mano.
—Quería decirte que... bueno, ¿recuerdas que ambos le daríamos los apellidos a Cath?—Preguntó nervioso, solo asentí.
—No... no lo haré, Niall. Perdón—Dijo haciendo una mueca.

No sabía que decirle, mi mundo estaba abajo y mi único sostén me hundía, solo asentí y susurré un "está bien". Aunque sabía que nada lo estaba.

Salí de aquella habitación y caminé directo a la puerta, cuando estaba a punto de salir Harry me detuvo.

—¿Qué tenías que decirme?—Preguntó, me volteé para poder verlo a la cara.
—Realmente nada... nada tan importante, voy tarde—Dije jalando la puerta.
—¿Qué nos pasó, Niall? Antes éramos como uña y mugre, nos contábamos todo sin excepción, éramos como hermanos—Dijo con seriedad—. ¿Qué hice mal?

Todo, idiota.

—Algún día tendría que pasar, ¿no? Ahora tenemos rumbos totalmente diferentes, tú tienes una novia y yo una hija—Dije frío, tras pensarlo un minuto lo dije—. ¿Cuándo te vas?
—Hoy...—Susurró sin mostrar sensación alguna.
—Bien, que te la pases bien, Harry. Nos vemos—Dije y salí por la puerta.

Ya no contaba con Harry para nada.

Realmente estaba triste y herido, había pasado los mejores y difíciles momentos con él; yo estuve con él cuando sus padres se divorciaron y cuando su mamá se volvió a casar, pero ahora habíamos desechado todos los años a la basura como si no fueran nada.

Absolutamente nada.

Pero, ¿alguna vez le importé de verdad a Harry?

Papás Sustitutos.  •Narry Storan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora