Treinta y dos

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—¿Q-qué dice? ¿Está seguro?—Pregunté llorando, no podía hablar bien, la histeria y el miedo me consumían como oscuridad.
—Lamento tener que informarle esto, señor—Decía el policía, pero sabía que no era así.
—¿En d-dónde es-están?—Gritaba entre lágrimas.
—En el hospital Británico, una ambulancia los llevó hasta allá. Buenas noches—Las lágrimas salían sin parar.

El policía se subía a su patrulla y arrancaba, me llevé las manos a la los ojos y solté un sollozo, me dejé caer de rodillas hasta el piso.

Gritaba y me lamentaba, escuchaba la voz de Harry intentando relajarme, pero no lo lograría hasta saber que ellos estaban bien.

Me levanté del piso y corrí hasta mi auto, intenté abrir la puerta, pero esta no cedió, jalé la manija con desesperación, maldecía al pobre auto.

—Niall, tranquilo, necesito que te tranquilices—Decía detrás de mí, me tomó de la cintura y me alejó del auto.
—¡Quítame las manos de encima! ¿Acaso no lo entiendes? ¡Mi hija está en el hospital al igual que Louis!—Le grité, lo aventé con mis manos.

Sentía la cara roja, me sentía desesperado y más desdichado que nunca, lloraba como nunca y no me importaba, solo quería irme y estar con ellos dos. Ni siquiera el frío que sentía me importaba.

Harry no dijo nada, se acercó a mí y me enredó en sus brazos, forcejeé, pero él me sostuvo con fuerza, rindiéndome ante él hundí mi cabeza en su pecho y lloré aún más fuerte, sentía su mano acariciar mi cabello y susurrarme cosas al oído.

Harry me dio su abrigo y subimos a su auto, seguía alterado y preocupado, el camino me pareció infernal y eterno, ni siquiera Harry terminó de aparcar el auto cuando abrí la puerta y salí corriendo hasta la entrada de urgencias.

No quería ni imaginarme lo mal que me veía en ese momento, corrí hasta el escritorio de enfermeras y todas me miraron preocupadas, las lágrimas adornaban mis ojos y mejillas empapadas.

—Mi hija...—Fue lo único que pude articular, Harry entró corriendo hasta mí.
—No le puedo entender, señor, tranquilícese—Habló una de ellas, parecía ser la más amable.
—Louis Tomlinson y Catherine Horan—Habló Harry por mí, yo no podría solo.
—¿Son familiares?—Preguntó, estaba desesperado a otro nivel.
—¡Es mi hija!—Grité alterado.
—La nena sufrió algunas fracturas en varios huesos, pero se recuperará—Informó, respiré un poco al escuchar eso. Mi bebé estaba a salvo.
—¿Y Louis Tomlinson?—Preguntó Harry.
—Él no corrió con tanta suerte.
—¿¡Qué!? ¡Puta madre sea clara!—Grité levantando la mirada hasta ella, leía algo en un expediente, las enfermeras nos veían mal.
—Los doctores están con él, sufrió heridas graves; perforación en el pulmón izquierdo, tres cosquillas rotas, una lesión cervical y algunos otros golpes menores—Dijo leyendo la hoja, el mundo se me venía encima por completo.
—Quiero verlos, por favor—Dije sin dejar de llorar, en verdad parecía una mamá en crisis.
—Puede pasar a ver a su hija, pero el señor Tomlinson está con los doctores—Dijo con una sonrisa de compasión.

Seguimos a la enfermera hasta la camilla de Cath, la sala de emergencias era amplia y bien iluminada, pero de inmediato deduje en dónde tenían a Louis. Mi corazón estaba roto, no podía con la incertidumbre.

La enfermera abrió la cortina y vi a Cath acostada en la camilla con una pequeña bata color verde, tenía un pie enyesado al igual que su bracito derecho.

—Hola, mi amor—Susurré acercándome a ella, me arrodillé en el piso y tomé su mano izquierda.
—Papi—Contestó, unas cuantas lágrimas se escaparon de sus ojos.
—Tranquila, bebé, papá está aquí, tranquila... todo estará bien—Le susurraba, besaba su mano para que me sintiera con ella.
—¿Dónde está el tío Louis? Había mucha sangre, papá—Comenzó a llorar más fuerte, no pude más y rompí en llanto con ella.
—Los doctores están curándolo—Le contestó Harry al otro lado de la camilla.
—¿Cómo a mi?
—Sí... deja de llorar, preciosa, todo estará bien—Le decía, acariciaba sus mejillas limpiando las lágrimas.

Cath se tranquilizó y la dejé con Harry, él le contaba alguna historia que se estaba inventando y salí junto con una enfermera, me llevó hasta la camilla de Louis, pero no me dejaron verlo.

—Tenemos que hacerle una cirugía—Dijo el doctor—. No es probable que los tejidos se renueven por sí solos. ¿Usted firmaría la carta de consentimiento?
—Claro—Respondí sorbiendo los mocos.
—Haré una excepción, señor, solo porque es una emergencia—Decía y asentía.

Seguí al doctor hasta la estancia de las enfermeras y leí la carta, la firmé y vi cómo se llevaban a Louis, al verlo en aquella escena me hizo llorar de nuevo; verle la cara morada, un collarín, un tubo que entraba por su boca y ver la bata y las sábanas llenas de sangre.

Intenté seguirlos, pero no me dejaron pasar.

Regresé a la sala de urgencias y me senté en una de las incómodas sillas, sollozaba e intentaba hacerlo en silencio, pero no podía. Estaba agradecido con Dios por el echo de que Cath estuviera bien, pero Louis es tan importante como ella.

Si tan solo no los hubiera mandado por el maldito pastel.

Recargué mis codos en mis rodillas y llevé mi cara hasta mis manos, me sentía pequeño e inútil en ese momento, no podía hacer nada por mí mejor amigo, por la persona que me ayudó en todo.

Pero tenía mi soporte que era Cath... e incluso Harry.

Sollozaba entre mis manos para evitar las miradas de los demás, sentí un brazo pasar sobre mi espalda y levanté la cabeza asustado.

—Perdón sí te asusté—Susurró y quitó su brazo.
—No te preocupes, gracias por traerme y estar aquí, pero no tienes porqué—Le dije con una pequeña sonrisa.
—No agradezcas nada, Niall—Contestó.
—Puedes irte, dudo que dejen ir a Cath y mucho menos a Louis—Dije recargando mi barbilla en la palma de mi mano.
—¿Piensas que te voy a dejar solo? ¿Después de todo lo que has echo por mí?—Contestó con seriedad—. No pienso irme y dejarte así. ¿Qué te dijeron de Louis?
—Lo llevaron a quirófano—Dije intentando no llorar de nuevo.
—Todo saldrá bien, Niall, tranquilo—Pasó su brazo por mi hombro y me pegó a él.
—Tengo miedo.
—Aquí estoy...
—Sí no los hubiera mandado a por el maldito pastel ellos estarían bien—Susurré aún en su pecho.
—No es tu culpa, Niall, el hubiera no existe, algo así tendría que pasar—Sentí como acariciaba mi cabeza con su mano.

Hundí mi cabeza en su pecho y me relajé, por años soñé con estar así de cerca y poder abrazarlo, y ahora lo tenía ahí a mi placer.

Lo abracé y nos quedamos ahí por un buen rato.

Regresamos con Cath que estaba totalmente dormida, la subirían a una habitación para tenerla en observación, asegurarse que su cerebro estuviera bien.

Cath estaba cansada y tenía varios moretones en el cuerpo y una pequeña sutura bajo su ojo derecho.

Harry se quedó con ella en la habitación y yo salí a la sala de espera, me mordía las uñas y los nervios aumentaban por segundo, estaba alterado y quería llorar otra vez.

Estuve toda la noche sentado en las sillas y tomando café hasta que no pude mantener la pierna y las manos en paz.

Y a las 5 de la madrugada uno de los doctores  que había entrado con Louis salió por las grandes puertas del Hospital.

—¿Familiar del señor Tomlinson?—Me preguntó, era el único en la sala.
—Sí, ¿cómo está?—Pregunté juntando las manos en mi cara.
—Tranquilo, señor, la operación fue un éxito, su familiar se recuperará—Dijo con una gran sonrisa.

Sin importarme nada y sin peso en la conciencia abracé al doctor, las lágrimas salieron de nuevo y le di las infinitas gracias, corrí hasta el cuarto de Cath —con algunas enfermeras gritándome que parara— y al entrar abracé a Harry que estaba parado a un lado de la ventana, sentí como pasaba sus brazos por mi cintura.

—Está bien, Harry, Louis está a salvo—Susurré contra su hombro.


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¿Quieren una recomendación? Lean este capítulo mientras escuchan If I Could Fly de 1D.

Papás Sustitutos.  •Narry Storan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora