Bella.
Mientras caminaba por las calles, a esta hora solitarias, empecé a recordar todo lo que había pasado la noche anterior y en cómo Nacho me había tirado los tejos mientras que Emily mi mejor amiga, no paraba de sacarme a bailar y a darme la enhorabuena por conseguir que el chico de mis sueños me pidiese el número. Lo sé, increíble.
Mordí mi labio mientras echaba la cabeza hacia atrás y me reía, era bueno que nadie me pudiese ver riéndome sola, si no, ¿que pensarían de mí?. Sentí que mi iPhone sonó, era un mensaje de Emily pregúntame que si había llegado ya, y otro de mi padre de hacía una hora diciéndome que no tardase en llegar. Lo volví a bloquear y seguí andando con mis tacones en la mano, hasta que sentí unos pasos por detrás de mí.
Me giré mientras andaba para que no se diese cuenta de que lo estaba mirando a él y todo el cuerpo me dio un vuelco. Vi a un hombre con ropas negras y una capucha, mientras sus manos se metían en los bolsillos de su chaqueta de chándal. Empecé a andar más deprisa, mi respiración se encontraba defectuosa, intenté tranquilizarme.
<Tranquila Bella, seguramente sea un padre de familia que se va a trabajar y está tan tapado porque no hace una buena temperatura>.
Me repetía a mi misma pero todo los buenos pensamientos se fueron a la mierda cuando sus pasos también empezaron a ser más rápidos, cogí de nuevo mi iPhone y llame a mi padre. Estaba muy nerviosa.
Llamada en curso: Papá
–Bella cariño, ¿dónde estás?. Me tienes preocupado–.
–Papá alguien me está siguiendo– Susurro.
–¿¡Como?!– Gritó.– ¿Dónde estás hija?–.
–Está llamando– Sentí hablar a él sujeto de atrás.
Quité el móvil de mi oreja ignorando los gritos de mi padre y corrí como si no hubiese un mañana mientras el hombre de atrás me seguía ahora también corriendo. Miré hacia atrás un instante y luego hacia delante dándome con un cuerpo musculoso. Me retiré y luego miré hacia atrás, intenté correr hacia atrás pero ahí estaba el otro hombre ¿que hacía ahora?.
El que tenía enfrente me agarro de las muñecas y forcejeé, me soltó bruscamente y caí de culo. Mi móvil salió de mis manos e impactó contra el suelo. Intenté cogerlo pero el hombre de detrás me lo arrebató y lo volvió a tirar a el suelo, luego lo pisó y finalmente lo hizo añicos.
Puse la mano en mi boca, estaba en shock, mis piernas no reaccionaban mi mente estaba en blanco. Vi los ojos de los hombres que tenía enfrente mirándome desde abajo porque todavía seguía en el suelo, uno tenía los ojos azul como el cielo y otro marrones avellana.
–El señor se pondrá muy contento– Dice el de los ojos color avellana.
–No quiero imaginarme la cara de Zayn cuando la vea– Contesta el oji-azul.
Tensé mi mandíbula y me levanté, corrí por el lado de el hombre de ojos color avellana pero fue en vano. Me sujetó de los hombros como si fuese una muñeca y me zarandeó.
–¿Donde crees que ibas preciosa?– Curvó su sonrisa y me estampó contra la pared.
–¡Déjame hijo de la gran puta!– Grité mientas me resistía.
–¡Estate quieta!–Me gritó.
–Sois unas mierdas de personas, ¡Dejadme en paz!– Volví a gritar.
El hombre que me tenia sujeta empezó a negar.
–Brandom, haz que se calle– Vuelve a hablar el de los ojos azul.
El hombre al que ahora se que se llama Brandom, me miró y sonrió de forma ladina. Aún me tenía cogida de las muñecas, apretándome fuerte, alce mi pierna izquierda dándole un tremendo golpe en sus bolas. Automáticamente me soltó y se puso de rodillas frente a mi tocándose la parte adolorida.
–Pequeña puta– Dice entre susurros.
El otro hombre parece no hacer nada cuando me ve alejarme y volver a correr como una loca, esta quieto sin decir ni una palabra con sus brazos cruzados. Intento salir de el callejón donde me encuentro pero entonces un coche completamente negro me prohíbe salir. De ahí salen otros tres hombres mayores de los de antes pero muy musculosos. Me hacen recodar a los guardaespaldas de papá.
Miró hacia todos los lados pero no hay salida así que solo comienzo a gritar como una loca, hasta que los brazos de los hombres que anteriormente me habían perseguido se posan en mí.
Cuando observó su cara esta roja de ira, es Brandom el chico al cual le he pateado la entrepierna. Me apega a él cogiéndome de de la cintura y dejándome inmovilizada.
–Eres una niña mala y fuerte, estoy seguro que le encantarás a Zayn y que se lo pasará muy bien contigo antes de que te mate–.
Intentaba moverme pero no podía, mi respiración cada vez era más difícil de llevar.
–Mi padre tiene mucho dinero os lo juro, os dará cuanto queráis si me dejáis en paz– Supliqué, pero solo se oyó la risa ronca de Brandom.
–Tú dinero no le interesa a nuestro Zayn, eres tú la que le interesa y no me extraña, estás muy buena– Me miró de arriba abajo.–Agradece a tu papá el tiene la culpa de esto, es un desgraciado al igual que tú–.
En cuanto las palabras salen de su boca, algo crece en mi interior. Él no se podía meter con mi padre y yo no sabía quien era ese tal Zayn para que me quisiese especialmente a mí. Sin pensarlo le lancé un escupitajo en la cara.
Me soltó y limpió el escupitajo que le había echado. Me queda estática en el sitio, no me podía creer lo que estaba pasando. Me cogió de los hombros y me estampó de nuevo con la pared. Sus ojos se oscurecieron, me volvió a soltar y levantó su mano dispuesto a pegarme y cerré mis ojos, era imposible seguir luchando por escapar, estaba rodeada.
–¡Brandom!– Lo separó de mí el hombre de ojos azules.–¿¡No recuerdas lo que nos dijo Zayn?!–.
–Louis, ella es quien me está provocando la muy puta– Gruñó.
Ahora el tal Louis se acercó a mí. Apegó su cuerpo contra el mío, miró mis labios y acarició mi cintura.
–Disfruta lo que te queda de vida– Me susurró.
Con una de sus manos libres, tapó mi boca con un pañuelo blanco haciendo un poco de presión.
Unos segundos después mi inestabilidad estaba siendo presente, dejé caer mi cuerpo y el tal Louis me sujetó. Sentí sus manos tocar mi cintura y unos de mis pechos, me estaba manoseando y era asqueroso. Quería defenderme pero no podía ya no sentía nada, solo sueño, solo las piernas cansadas y solo mis ojos cerrándose.
Creo que Louis me cogió en sus brazos y luego sentí el tacto de cuero y una puerta cerrarse, para esto era el coche negro. También escuché el motor arrancarse y mis ojos cerrase por completo justo después de escuchar lo siguiente:
–La tenemos señor, es toda tuya–.
Y ahí supe que estaba perdida.
ESTÁS LEYENDO
Secuestro | Z.M
Fiksi PenggemarDecía que me quería, pero no lo decía cuando me pegaba, me violaba, ni cuando me raptó. Decía que le tenía que obedecer en todo lo que él quisiese, que tenía que cumplir todas sus duras reglas, pero al final decía que me quería. ¿Esto era amor, odio...