Capítulo 101 (Final)

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Juli: (Llorando y acariciándole la cara) Mi amor... mi amor... perdóname gorda! perdóname por no estar ahí! Me hace mierda verte acá, así!.. Daria mi vida porque vos estés bien! Pero voy a ser fuerte, para que vos puedas salir adelante! No te voy a dar una razón para vivir, te voy a dar miles, y en todas te aseguro que vas a ser feliz!.. Pero lo único que te pido es que me ayudes, desde el sueño más profundo donde estés, solo te pido que aguantes! Te amo, y no aguanto porque me digas que vos también! (Agarrándole la mano) Te amo mi amor, y no me voy a cansar de decírtelo!

Cuenta Julian:
Hace ya 2 meses que conozco lo que es el dolor, el sufrimiento, el "Querer dar la vida por alguien", la impotencia y todo lo que atraiga una situación como esta. Hace dos meses se lo que es llorar por amor. Hace ya 2 meses que Ori no me habla, no me contesta, no me abraza, besa ni me dice "Te amo". Hace ya dos meses, que Ori está en coma. Hace ya dos meses que siento la necesidad de morir, el dolor que tengo encima es tan inmenso, que creo que el dolor de la muerte solo podría aplacarlo.
Hoy se estaban cumpliendo exactamente 2 meses desde que Ori entro en coma por culpa de ese disparo. Dos meses que nos cambio la vida a todos. Junto con Peter nos instalamos acá, para cuidarla entre los dos. Mi mamá se volvió a la Argentina 2 semanas después de haber llegado. Jenny junto con Lola había podido venir a visitarla hace unos días, pero volvieron más destruidas de como estaban antes. Creo que a todos nos afecto ver a Ori así. Los demás, no dejaban de estar presentes a través de mensajes o llamadas diarias. Habíamos querido trasladarla a Buenos Aires, pero por recomendaciones de los médicos, decidimos no hacerlo.
Decidí dejar de fingir que dormía y levantarme para bañarme. Hoy se había quedado Peter a cuidarla a la noche, pero ya estaba amaneciendo y era mi turno de ir a verla. Mas que turno era mi alma el que me lo pedía. Con Peter no dejamos de estar juntos todos los días, siempre fuimos amigo, pero ahora podríamos asegurar que éramos hermanos. Él me contenía cuando ya no podía más, cuando ya mis ganas de dejar de vivir me sobrepasaban, y yo hacía lo mismo con él. En estos dos meses comprobé lo que Ori tanto me decía: "Peter y vos son iguales!" A tal punto que si yo no estaba en la clínica, me sentía seguro de que este Peter, y si era él el que no estaba, podría sentir seguridad de que yo cuidaría de su hermana como lo él lo hace.
En estos dos meses de tanta angustia lo único que me sacaba una mínima sonrisa era esa nena, esa nena que tanto se parecía a Ori, y que estaba seguro que cuando fuera grande iba a ser igual a su prima! Aylin me abrazaba cuando lo necesitaba, me invitaba a jugar a las muñecas, y cuando aceptaba me daba su muñeca favorita, bajo la explicación de "Es mi preferida porque se parece a Ori, por eso le puse su nombre y te la presto, porque ella siempre me hablaba de vos" a veces no sabía si reír, o llorar!
Luego de la ducha de cada mañana, donde dejaba que mis lagrimas fluyan sin párate, decidí bajar a desayunar. Y ahí estaba Joaquín, esperándome para poder ir a la clínica conmigo. Desde que paso lo de Ori que el pendejo se planto al lado nuestro y no se despega. Por más chico que fuera, el era un gran sostén para Peter y para mí. Él simplemente nos apoyaba en todo, y trataba de que seamos un poco más fuertes en esta agonía.

Joaquín: Juli! Como dormiste?

También en estos dos meses había descubierto que Joaquín era el peor haciendo preguntas. Apenas me veía me preguntaba ¿como estas? ¿Todo bien? ¿Como dormiste? ¿Como fue tu día? Al principio recibía mas de una mirada asesina, pero luego de unos días, sabíamos que esa era su manera de darnos a entender que para lo que lo necesitemos el estaba ahí, para escucharnos.

Juli: Bien. Bien! Vamos?
Joaquín: No vas a comer?
Juli: Ya tome jugo, no tengo hambre, después me compro algo en el bar! Vamos!
Joaquín: Vamos!

La clínica quedaba a varios minutos en auto, desde la casa. Por eso tenía el permiso de Nancy, para conducir su auto las veces que quiera. Ella había regresado a Argentina para cerrar unos negocios pendientes de su empresa. En algunos días ya iba a estar de vuelta.
La rutina era la de siempre. Ir al estacionamiento, subir al 3er piso, escuchar el parte del médico, y entrar a verla. Al principio no encontraba esa razón por la que ella debía volver. Pero luego empecé a contarle a ella mis sueños. En donde todos estaba ella. Mi sueño de viajar, de recorrer el mundo... a su lado. El sueño de tener una casa grande, con muchas plantas... Y que ella viva conmigo. El sueño de tener 3 o 4 hijos... con ella. Tal vez eran motivos absurdos, pero tenía la necesidad de contarle que esas eran mis razones para seguir viviendo... Imaginarme un futuro a su lado. Pero no sé si ella no me escucho, o eso simplemente no le basto. Día a día trato de darle ese empujón que la haga volver a la realidad, donde la espera un hermano desbastado, que intenta hacerse el más fuerte de todos, para que ella vuelva. Y un novio que dé a poquito se va apagando. Parece que "el beso de los cuentos" no basta para despertar a mi bella durmiente, eso ya lo había comprobado.

Cambios De Rumbos - Orian 💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora