Capitulo 50: Ese hombre

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Después de aquella propuesta tan loca y que ¡acepte! nos quedamos dos días más con mi hermano y luego nos marchamos a casa, luego de acabar ese semestre tengo que volver a mi universidad ya que no me dieron la permanencia fija (Sabrá Dora la exploradora por qué no) pero bueno vuelvo a ver a mi mejor amiga y a los demás; el gran y bello problema es mi prometido, odia que me tenga que quedar ahí y todos sabemos cual es la razón sin embargo, de acuerdo a quien se gradúe primero vamos  a estar el uno para el otro en la graduación, y en todos los momentos especiales. Nos bronceamos un poco en nuestra estadía y parecemos achicharrados cuando llegamos primero hacemos una parada en casa de Jhosua, su mamá me recibe y me dice:

-Por fin te diste cuenta de este gran hombre que tenías al lado siempre- asentí.

-Me tardé pero lo agarré y ya no lo suelto- reímos todos. Emma, ahora mi suegra nos hace contar con detalle cada momento del viaje y gustosos se lo relatamos, se emociona hasta las lagrimas cuando le cuento que no tenía la menor idea de la proposición y lo beso.

Estaba un día caminando por los alrededores y sin pensarlo estaba en mi antigua casa, toco y no hay nadie hace poco decidimos no alquilarla aunque no nos traiga buenos recuerdos, crecimos aquí, conocí a mi Josh y a mi Verónica que los amo como no se puedan imaginar; mis cosas están en su lugar igual que el cuarto de mi hermano, me siento en mi cama y empiezo a recordar todo lo que he hecho hasta llegar a Josh; recuerdo nuestras pijamadas, nuestras risas, nuestros secretos, nuestros abrazos, nuestros miedos, todo, desde siempre nos hemos conocido. Empiezo a hacer un recorrido por la casa, la habitación de mis padres que utilizábamos para saltar hasta que mas no podíamos, el baño en el lloré para que no se dieran cuenta, la cocina en la que besé a Josh y casi cometo un error que desearía haber cometido ahora mismo, a veces queremos devolver el tiempo para poder eliminar lo que nos ha pasado, lo que hemos sufrido y pensamos en ese y si quizá.. que nos taladra el alma pero no podemos hacer nada para cambiarlo esperar que se dé de nuevo esa oportunidad o sino seguir adelante con ese sentimiento de lo que no pasó, también en la cocina en uno de tantos cumpleaños empezamos a hacer una torta para Verónica la cual terminó en nuestros cuerpos sin embargo ella llegó para evidenciar que la hicimos y también terminó embarrada; el jardín en el cual hacíamos intentos de fogatas y mirábamos las estrellas hasta el amanecer, el salón en el que veíamos películas hasta quedar dormidos, la ventana por la que nos asomábamos para ver quien nos podía atrapar, en ese instante salía ese asqueroso hombre de la casa de al frente sentí tanto asco y en ese preciso instante sonó mi teléfono, lo tomé pero no podía hablar en ese momento de todos los sentimientos negativos que me poseían.

-Hola, Biggi- dijo Josh - ¿estás bien? ¿dónde estás?-

-Estoy bien- le dije entre sollozos, no podía aguantarme, rayos.

-¿dónde estás? tranquila-

-En casa-colgó. En 5 minutos estaba aquí, agitado y sudoroso, me tomó en brazos y no me soltó.

-Tranquila, no dejaré que te ocurra nunca nada- lo miré a los ojos, sus ojos reflejan tanto amor y sinceridad, que le creo cualquier cosa que me diga.

-Te amo- nos quedamos así por gran tiempo, no podía tener una mejor suerte.

-¿Qué hacías aquí?- preguntó cuando me tranquilicé.

-Estaba recordando- me besó en la frente.

-No vuelvas a asustarme, amor- asentí, lo levanté y empecé a hacer el recorrido para saber qué recuerdos tiene.

-¿Qué recuerdas del salón, grandulón?- pregunté, intentando olvidar la situación anterior.

-Emm bueno, recuerdo nuestras películas, la comida claramente y ... bueno.. nada- ese nada es un algo y sé que es un problema.

Mi Primera Opción (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora