Capítulo 66: Vecinos

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Con ayuda de Oliver, colocamos todo en el auto de mudanza para llevar a nuestra casa, emocionadas, nos despedimos de nuestro apartamento (aunque fue por poco tiempo).

Nuestra casa era mucho más hermosa a esta hora, comenzamos a bajar las cajas mías par luego llevar las de Verónica; las dejamos sin acomodar y comenzamos a bajar las grandes y pesadas cajas de V, en este momento la odiaba, para apresurarme bajé las cajas pequeñas, tres de ellas que no me dejaban visibilidad en el lado derecho, no me importaba, quería terminar rápido pero cuando estaba entrando se calló algo de la caja, un liguero blanco, ¡UN LIGUERO!, antes de que alguien lo viera bajé las cajas a un lugar seguro pero era demasiado tarde.

-Hola Abbigail, se te cayó esto- dijo antes de poder tomarlo y verlo. Mierda, no, no, no. ¡muy tarde!. Lo tomé rápidamente.

-Gracias, Sr Vincent- dije, intenté no arrebatárselo y que no viese lo sonrojada que estaba, aunque no era blanca, se podía notar en mi piel; procedí a tomar las cajas y dejarlo ahí parado como idiota, vengándome de la semana de mierda que me había hecho pasar. Quería ignorarme, pues nos ignoraremos.

-Puedes decirme Jordan, no estamos en la oficina- dijo siguiéndome.Intenté verlo de nuevo y dejarle claro que me importaba un comino cómo quería que lo llamara fuera.

-No, gracias, Sr Vincent. Que tenga buen día- le di la espalda y camine a mi casa.

-Abbigail,¿no me invitas a tu casa? somos vecinos- ¡¿Qué?!, mierda, por eso estaba por aquí y reconocía este lugar.

-Emm, creo que no hay un porqué, ni un para qué; así que no.. Adiós- cuando iba a hablar salió Vero a mi rescate.

-Hola... oye mi liguero favorito- dijo tomando el liguero y dejándome las cajas. -¿Hola?- dijo observando a Jordan.

-Amm.. él es mi jefe, Jordan Vincent- dije.

-Ahh, ni siquiera te va a dejar en paz el fin de semana- Ay por Dios, ¡mi trabajo!.

-Vive frente a nuestra casa, V- ella asintió.

-De todas formas, te odio y nos estás quitando tiempo de este hermoso día que opacas- Vero jamás sabe cuando callar.

-Amm... está bien, bienvenidas y nos vemos luego Abbigail- dijo y se marchó.

-¿Quieres que me despidan?- me arrebató las cajas con una sonrisa.

Comenzamos a desempacar hasta que nos venció el sueño y dormimos en el suelo; a las dos de la madrugada Vero me despertó para que cada una fuese a su habitación y a tropezones llegué a mi cama. Nuestro cuarto estaba situado en un lugar hermoso de la casa, parecía al que me había dado en su casa de la universidad pero acoplado para nosotros dos, la cama era muy grande y organizada sorprendentemente, el piso era de madera, lo que hacía lucir impecable la habitación. Coloque el despertador y procedí a dormir profundamente.

En mi sueño sentía como él me besa y acaricia mi cabello, lo extraño tanto.

-Abbie..my love- decía, abrí poco mis ojos, ¿estoy soñando tan vivamente?.

-¿Jhosua?- intenté decir al ver una sombra al lado mío, él encendió la lámpara tenue que sabe que me encanta, ¡estaba aquí!, de inmediato abrí completamente mis ojos y lo abracé.

-Te odio por despertarme temprano y te amo al mismo tiempo por estar aquí- dije tocando su frente con la mía. -Te deseo- dije, no importaban mis miedos, mis inseguridades; me importaba él y sólo él. Lo besé con tanta necesidad que mis labios ardían, él respondió con la misma intensidad.

-Te amo demasiado, Abbie- quité su chaqueta al igual que su camisa, me encantaba lo poco que veía y comencé a besar cada parte descubierta, su cuello, sus hombros, cada cuadro de su vientre que cada vez estaba más marcado.

Mi Primera Opción (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora