Maratón 1/2
Pov Kimberly
Desperté por las malditas ganas de vomitar. Tiré las sabanas blanca hasta un lado notando rápidamente qué no me encontraba en mi habitación si no en la misma dónde estuve antes de quedar dormida.
Busque con la mirada el baño al mismo tiempo que corrí llevando mis manos a mis labios al encontrarlo. Jale el pomo de la puerta a la vez que me tiré al suelo, levantando la tapa del inodoro y depositando allí... ni siquiera sabía ¿qué había comido anteriormente?
Floche el inodoro y caminé para lavar mis dientes. Me fije en él espejo, lucía terrible. Incluso un zombie se vería mejor que yo. Extendí mi mano hasta el cepillo de dientes mientras con la izquierda tomé la pasta vocal. Mire hasta mis manos y enseguida solté un bufido. ¿En que mundo vivía? Estoy en la habitación de Nicolas cómo es posible que fuera tan necia y ignorar ese echo. Volví a colocar el cepillo en su lugar, malhumorada. Sólo enjuague mi boca con agua y salí del baño lo antes posible.
Continúe con el molestoso sabor en la boca después de vomitar, además el dolor en la garganta no ayudaba para nada a mí humor.
Me giré sobre mis talones antes de tropezar con unos zapatos en el suelo. ㅡ ¡Joder! ㅡlo tome y no pensé demasiado antes de tirarlos aún lado, fueron los mismo que traía anoche. ¿Anoche? Ni siquiera sabía que hora era en ese momento. Las cortinas cerradas en la habitación me impedían ver qué clima había detrás de ellas.
Me apresuré por abrir los enormes cortinas negras de la habitación. ¿Qué persona razonable en esté mundo pondría las cortinas negras? Toqué la tela entre mis manos a diferencia de cómo perecía está era suave. Las abrí con lentitud tras recibir los rayos del sol entrar por la ventana. Vaya para estar en invierno el sol parecía a uno de verano. Entonces recordé, los chicos estarían abriendo los regalos que Papa Noel les había regalado.
Mire a la mesa de noche buscando el reloj que suponía allí estuviera. Después de todo Nicolas cómo cualquier hombre de negocios tendría el famoso despertador. Esté marcó los ocho de la mañana. Los chicos apenas estarían levantándose así que si me apresuraba podía alcanzar a verlos.
Antes de poder tomar alguna acción me observe en el pequeño espejo rectangular pero lo suficiente alto como para poder ver todo mí cuerpo en el. Aún tenía puesta la ropa de la noche anterior lo más que desee fue tirar toda la ropa y poner algo limpió sobre mí, además de tomar un baño lo suficientemente relajante.
Hace menos de veinticuatro horas sucedieron demasiadas cosas. Vi a Wade después de tanto tiempo delante de mí, su cara se había tornado blanca al verme. ¿Estuvo asombrado? No podía llegar aún a una conclusión puesto que ni siquiera conocía a ese hombre, el padre de mí hijo.
Recortar aquello me había estremecer. ¿Cómo es posible que no me diera cuenta? Después de las palabras del doctor caí en cuenta, todos los mareos, desmayos, náuseas y vomito. Fueron síntomas de embarazo. Se me es increíble aún pensar que no pude notar mis síntomas, ni siquiera sospechar.
¿Qué clase de madre era?
Desaloje los pensamientos de mí mente y seguí las ganas de darme un baño. Caminé en puntillas hasta el armario de Nicolas. No debía tomar su ropa, pero lo haría. La necesidad se hizo más importante que la cordura.
Tan pronto abrí el armario su colonia varonil inundó mis fosas nasales. ¿Qué fragancia Nicolas utiliza? Sin duda sería una carísima, no echa para los pobres. Me di el atrevimiento de deslizar mis dedos por la tela de la ropa, suave y limpia. Detuve mis dedos en un camisa de tela suave color gris. La quite del gancho y escapé con ella como si se tratara de un robó.
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¿Me enamoré de un narco? FINALIZADA
RomanceKimberly Liana Parker, es una chica fuerte y luchadora. A su corta edad de doce años quedo huérfana, luego de ese horrible accidente Kimberly y su hermana Brittany Parker quedarón a cargo de su abuela. Años después su abuela muere, Kimberly a sus ve...