capítulo 61

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Abrí el refigerador busque por todas partes algo apetecible hasta que finalmente encontré en el último cajon una barra de chocolate. La tomé entre mis manos y me apresure por devolarla, me senté en el frío suelo dejando el refrigerador abierto. Al dar la primera mordida mi estómago gruño exigiendome un segundo mordiscazo. Lo debore por completo y mis antojos pedían otra barra.

Sin levantarme de mi lugar ya que se me hizo muy cómodo extendi mi mano buscando otra cosa para comer. Termine por escoger las uvas entre las manzanas y la comida de vaca... disculpa la lechuga. Comi desesperada de ella sin calmar los antojos.

-¿Porque no enciendes la luz? Pareces una ladrona hay tirada-sentí su voz juguetona pero me espante al escucharlo. Limpié mi boca con rapidez al mismo tiempo que me puse de pie. Cerré el refrigerador y lo mire. Parecía preguntarse porque estoy aquí pero su cara no dejó de lucir feliz por lo que supuse no esta enojado.

Para salir de mi duda me acerqué a él y lo besé enredando mis manos en su cuello. Él colocó sus manos en mi cintura atrayendome a su cuerpo. -Te quiero-susurre al alejarme de sus labios.

Wade sonrió, al final con su dedo pulgar limpio la comisura de mis labios. Le sonreí y lo abracé. Muero de hambre por eso buscaba en el refrigerador, no quise encender la luz ya que Wade aún dormía. La noche cayó pero la luz que entra por la ventana es sufiente para encontrar la cocina. Ya que lo había levantado prefería decirle de mis antojos.

-Muero del hambre. Ya sabes que no comí mucho y tú agotas mis energías-reí. Con un toque de maldad en mis palabras conseguí hacerlo reír pero al mismo tiempo despertar ese niño dentro de él. Me subió a sus hombros entre risas -¡Bajame!-grité. El oji celeste me lanzó a la cama y subió sobre mí. Las carcajadas cesaron,  dejando sólo sonrisas en sus labios.

Aprecie sus dientes blancos al igual que sus tiernos hoyuelos. Sus largas pestañas que hacen resaltar sus ojos, hasta en eso es irresistible. La forma como entre abre sus ojos y hace lucir sus pestañas. Es un dios griego cuando entre abre sus labios y como si fuera poco lame sus labios. ¿En que me he metido? ¿Qué me tiene tan enamorada de él?

-Estás hermosa amor-alago mirándome a los ojos. Era como si él tambien me hubiera detallado al mismo tiempo que yo lo hice con él. Sonreí por esa idea.

Aunque suene como una depravada no puedo evitar pensar en las veces que tenemos intimidad. Sus ojos que me aseguran ser suya, sus carisias avisandome su delicadeza y sus labios luchando con los mios por el deseó. Nuestros cuerpos son como dos chispas haciendo electricidad. No puedo ser racional cuando mi corazón palpita de amor por él. ¿Es esto una locura o es lo que la gente llama amor?

Me besó, como si hubiera leído mi mente me besó. Haciendo bailar nuestras lenguas y saborear nuestro sabor. Acarició mi cabello sin dejar de besar mis labios. Con mis manos en su pecho las envolvi en su espalda, aleje nuestros labios para besar su clavícula. Mordi y chupe un poco en la zona hasta encontrar muy interesante su cuello.

Wade con su dientes en mi oreja soltó un suspiró cuándo mordi su cuello y mis manos entraron bajo el boxer, apretando su trasero. -Te quiero amor-suspiró- Te quiero mi princesa.- Echa una bola de emociones lo besé. Regrese mis manos a su cara y llene de besos su rostro.

-Te quiero más Wade-sonreí entre besos.

Entonces unas repulsivas ganas de vomitar me invadieron. Como mata pasiones lleve mis manos a mis labios y luche por sacar su cuerpo de encima de mí. Salí corriendo al baño cayendo en el inodoro, expulse lo poco que comí sin que las nauseas sesaran.

-¿Qué sucede?-llegó Wade a mi lado. -¿Estás bien?-recogió mi cabello con sus manos. Volví a vomitar, lágrimas recorieron mi rostro por el malestar y el exfuerzo que hice al vomitar.

¿Me enamoré de un narco? FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora