Capítulo 71

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Camine con caja un mano. Me disponía a colocar la nueva lámpara para la habitación de mi bebé. No imagine que estaría tan pesada. Mi espalda dolía por la panza que ya a sus siete meses había crecido a sobre manera. La decoración del cuarto de mí bebé no estaba ayudando a mejorar pues tenía que estar cargando cajas o moviendo muebles de lado a lado hasta colocarlos en el lugar perfecto.

Al dejar la caja en el suelo sonreí pues estoy encantada con la habitación de mi hijo. Había optado con pintar las paredes de la habitación de un color neutral lo que me llevo a escoger finalmente el blanco. Ya que aún desconozco el sexo del bebé, desee hacerlo así porque por alguna razón no me sentía completa. Quería que él también estuviera en el momento de la noticia. Me seguía haciendo ilusiones pero se que dentro de poco tendría que obligarme a ignorar su existencia.

Deje mis pensamientos aún lado y continúe observando la habitación de mi bebé. La cuna la escogí blanca y con ayuda de Brittany la había colocado a la izquierda de la habitación. Tambien había comprado un pequeño sillón que me pareció muy útil para mí, cuándo este lactando al bebé o cuando despierte a mitad de la noche y espere hasta que quede dormido. Ese justo al lado de la cambiaera de pañales también blanca. Sonreí pues con cada una de las cosas que se encuentra en la habitación ya me sentía tan relaciona he imaginaba como las usaria cada una de ellas.

El gavetero que había escogido Brittany también queda perfecto pues pensaba que quedaría muy grande para el poco espacio que tengo en la habitación. Sí, el cuarto de mi bebé es pequeño la ventana que tiene completa en el fondo de la habitación no me agradaba del todo pues le quita mucho espacio y privacidad a la habitación. Aún así no me quejo, obtuve un buen resultado de la decoración.

La casa que había escogido Nicolás no me decepcionó en lo absoluto. Tres cuartos, dos baños, sala, cocina y comedor. También contaba con una terraza pero lo que más me emocionaba de todo es su estructura hogareña. Esta localizada fuera de la cuidad, el campo me trae aire fresco pero lo difícil es encontrar trabajo.

Al llegar quedé encantada con el lugar pero al comenzar a buscar trabajo la impotencia se apoderaba de mí. Nunca he recogido frutas o trabajado en un invernadero pero estaba dispuesta a trabajar en lo que fuera, pero mi ganas de trabajar no podían ser suficientes. Mi primer trabajo al llegar aquí fue cortando el césped del jardín de una anciana que se compadecio de mí. Lamentablemente no duro mucho pues ella al notar mi embarazo aseguro que ese no era un trabajo adecuado para mí, lo mismo había ocurrido en un cabaret dónde solicite trabajo.

Brittany tuvo mejor suerte que yo, si es que se podría llamar así pues me hubiera gustado que continuará con sus estudios pero era obvio; si sólo yo trabajaba tendríamos apenas para comer. Mi hermana me aseguro que podía hacerlo, ella tenía muchas ganas de trabajar y ayudarnos una a la otra. Acepté pues aunque no era lo que quería y estoy segura que ella mentía para no hacerme sentir mal. No había opción... así es nuestras vidas.

Gracias al cielo agredezco que ya hayamos podido superar esos momentos. Brittany trabaja en una floristería y la paga es bastante comoda. Yo parecí haber tenido suerte pues un día me pare en un pequeño restaurante llamado C' restaurant es algo lujoso pero las familias adineradas del pueblo se pueden dar el lujo de comer allí. Aquel día me di la vuelta después de ver los precios pero antes de salir leí en la puerta un anunció. "Se busca lavadora de platos". No lo pensé dos veces y después de arrancar el papel dije que me interesaba el puesto. Días después me llamaron como lavadora de platos, luego comencé ayudando en la cocina, como mesera y actualmente gracias a mi esmero soy gerente del restaurante.

No me quejo en la absoluto. He tenido suerte.

Le di una última mirada al cuarto de mi bebé para finalmente abandonar la habitación y respirar olor a limpió. No puedo quejarme de nada, ahora tengo una casa que puedo llamar mía, si la casa la compro Nicolas. Pero al comenzar a trabajar y ver que tenía dinero suficiente decidí ir al banco y pedir un prestamo; tenía un sueldo firme y junto con el de mi hermana me aprobaron un préstamo con el valor de mi casa. Al optener el dinero lo deposite en la cuenta bancaria de Nicolás, es decir le devolví su dinero. Entonces mi casa se la pagaría al banco. Había sido una decisión difícil de tomar, pues estoy pagando una alta cantidad mensualmente, pero podía hacerlo. Con muchos sacrificios pero lo haría, mi pequeño merece un hogar estable.

¿Me enamoré de un narco? FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora