"Obedéceme."
Bajamos del auto y Zac entrelazó nuestras manos. Caminamos hasta el interior del restaurante.
─Quita esa cara, nadie va a matarte.
No estaba segura de que era exactamente lo que estaba haciendo con la cara, pero a él le molestó.
─No te separarás de mí ni un segundo de la noche, Megan. Y recuerda lo que te dije.
Llegamos hasta una mesa con dos hombres de traje y tres mujeres con hermosos vestidos, muchas joyas y una en especial, con exceso de maquillaje.
Cuando vieron a Zac todos se pusieron de pie y guardaron silencio.
─Buenas noches─ estrechó la mano de los hombres y con asentamiento de cabeza saludó a las mujeres─. Ella es Megan─ tomó la parte baja de mi espalda y me acercó a el─. Mi esposa.
Dos de las mujeres me observaron de pies a cabeza mientras que la tercera solo sonrió de manera burlona.
─Señora─ saludó uno de los hombres y después lo hicieron los dos restantes.
La cena fue bastante aburrida. Los hombres hablaban de asuntos de trabajo y las mujeres se dedicaban a observar sus platos como si fueran la cosa más extraña en la tierra. Pero ¿Qué más podían hacer?, ellas parecían estar igual o más aburridas que yo.
─ ¿Te gustaría salir a tomar un poco de aire fresco?
Giré hacia Zac, peor él pareció no notar que estaba hablando con la mujer a mi lado.
─Estoy bien, gracias─ susurré.
─Descuida, él no se dará cuenta y créeme que después de la noticia que mi esposo le dará esta noche, estará más que feliz.
Caminamos hasta unas escaleras, las subimos y en la segunda planta del restaurante había más mesas, pero el lugar estaba casi vacío. Parecía un lugar en remodelación.
─Por aquí─ abrió una puerta en la que había más escaleras.
─ ¿Cómo es que no te pierdes?─ pregunté mareada de tantos pasillos que había al final de las escaleras.
─Mi esposo y yo nos escapábamos aquí antes de casarnos.
Sonreí.
─Oh.
Después de caminar y doblar por varios pasillos, llegamos a un balcón. Observé a la mujer que se detuvo frente a mí y apoyó su trasero, en el barandal. Era linda, tenía un vestido rojo con un adornó dorado a un costado del vestido y unos hermosos tacones de aguja dorados. Sus ojos eran verdes y su cabello negro.
─ ¿Fumas?
Negué, rápidamente. Se encogió de hombros y de su bolsa de mano, sacó un paquete de cigarrillos y un encendedor. Encendió el cigarrillo y expulsó el humo. Odiaba el olor, siempre que llegaba a mis pulmones me ahogaba, pero esta vez me vi obligada a no toser frente a la mujer.
─Él no te deja o tú no lo has probado.
Habló refiriéndose al cigarro en su mano.
─No lo he probado.
Me ofreció el suyo, pero volví a negar.
─Bien. Esto es malo de todos modos─ dijo tirándolo al piso y aplastándolo con su caro zapato.
─Lo es─ afirmé en un susurro.
─Me llamo Perrie.
─Soy Megan.
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Despiadado ©
RomanceSu mirada era más fría que un tempano de hielo. Estaba claro que le gustaba verme sufrir. Su pasatiempo favorito era ver mis lágrimas correr. ¡ADVERTENCIA! Esta obra tiene lenguaje vulgar (palabras altisonantes), maltrato físico y contenido sex...