Capítulo 25.

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"El amor duele."

─Ya te lo dije, Zac─ mi voz salió en un susurro─. Ocurrió en un parque...

─ ¡No seas estúpida, Megan!

Tomó mi rostro entre sus manos y me observó directo a los ojos. No entendía como sabía todo eso acerca de mi padre. Siempre que creía conocer un poco más de este hombre, me sorprendía con nuevas cosas que me resultaban difíciles de creer.

─Vete, Megan.

─ ¿Qué?

─Ve a la habitación, mandaré a la mujer de servicio a que te llame cuando la cena esté lista─ soltó mi rostro y caminó hasta la puerta para abrirla con brusquedad─. Es una orden y quiero que la cumplas bien, Megan.

─No.

Parecía una persona nueva que buscaba solución ante los hechos injustos en su vida, claro que eso sólo pasaba por minutos, segundos o incluso sólo en mi cabeza, pero esta vez no se acabaría la seguridad en mi voz hasta que él me aclarara las cosas.

─ ¿Por qué siempre estás dándome ordenes?─ formulé, impasible─. ¿Es más fácil alejarme que afrontar las hechos?

Algo en mi me gritaba que lo que decía era el primer paso, sólo que no sabía si era un paso hacia el buen camino o un paso hacia la perdición total. De cualquier forma que resultase, yo estaba dispuesta a arriesgarme.

No se giraba, se detuvo, sí, pero parecía que me ignoraba. Sus hombros subían y bajaban, estaba enfadado y conteniendo sus ganas de golpear todo lo que se le pusiera en frente, siempre que se molestaba de esa manera su postura era completamente erguida y rígida. Como la de un titán.

─No es que sea más fácil. Simplemente no quiero soportarte por mucho tiempo.

Ahí estaba nuevamente el hombre que me atravesaba con sus palabras. Se empeñaba en hacerlo, o simplemente le salía de manera natural. Sea cual sea la respuesta, el resultado del efecto hacia mí era exactamente el mismo.

─ ¿Eso quieres?─ mascullé, enfadada. Estaba siendo un completo...

─Sí.

Su tono desinteresado me hacía enfadar más y por primera vez en toda mi vida sentía que explotaría soltando toda la verdad que nunca le dije a una persona sobre lo que no me agrada de su carácter.

─ ¿Alguna vez te preguntaste que es lo que yo quiero?

Esta vez sí giró. Su rostro estaba tan desencajado que podía echarme a reír por eso.

─Hace unas semanas me echaste en cara que eras el único que estaba cumpliendo su parte del trato─ hice comillas con los dedos─. Hice lo que me pediste sin rechistar durante casi siete meses, desde que nos casamos, Zac─ mi tono iba en aumento─. Pero como siempre, lo que hago nunca es suficiente.

Caminé hasta él con el corazón latiéndome desbocado en el pecho y un fuerte escozor en la garganta debido al nudo que se formaba en ella por causa del llanto reprimido.

─Siempre creí que eras diferente pero no es así, Zac─ me dolía─. Eres exactamente igual que todos lo que han estado invadiendo mi vida.

Me dolía que mi hombre se haya convertido en esto que es ahora, pero más me dolía que no me haya dado cuenta de lo que era en realidad.

Había dicho que no lloraría más por su causa, pero era imposible no hacerlo. Zachary siempre lograba destrozarme, él hacía que los miedos que creía haber superado salieran nuevamente a flote y me atormentaran. Él era tóxico para mí, pero era el tipo de mal que siempre estaba dispuesta a aceptar en mi vida.

Despiadado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora