"Malos entendidos."
Contenido adulto.
─Megan...─ hablé─, no es nada, es solo algo sin importancia que pasó─ expliqué.
No quería arruinarlo todo y no lo haría.
─Sabes que─ susurró y después sonrió─, no importa. Vamos a tomar el té.
Tomó mi mano y la de Robert, y nos guío hasta el jardín.
─Ya siéntense─ exclamó cuando nos quedamos de pie frente a la mesa.
─Tengo una duda─ susurró viendo la invitación.
─ ¿Cuál es?─ hablé observando sus gestos.
Nos vio con el ceño fruncido e inmediatamente nos hizo sentarnos.
─En esta cena─ me tendió la invitación─, ¿no habrá sorpresas de ningún tipo verdad?
Fruncí el ceño.
─ ¿A qué te refieres?
─Hablo de que no quiero que esa mujer esté todo el tiempo pegada a ti─ exclamó muy firme.
─Y no lo estará, cariño de eso me encargo yo─ sentenció Robert.
─Gracias por eso─ susurró sonriendo─. Y ¿qué fue lo que pasó?
Maldición, no tenía idea de cómo decirle.
─Mi madre vio algo que no era, mal interpretó las cosas.
─ ¿Cómo?
No acostumbrara nunca a evadir los temas, pero las cosas con mi mujer estaban mejor y mis mierdas pasajera las iban a arruinar.
─Ella creyó que Zac y Katherine se besaron─ mintió Robert─. Lo que pasó realmente fue que... Katherine fue quien intentó hacerlo aunque Zac se negó.
─Katherine─ susurró Megan─. Y aun con eso permites que ella venga a casa y te abrace como si nada pasara.
─Aparentemente está arrepentida─ volvió a responder mi primo por mí.
Megan lo observó con una mirada fulminante y él entendió que quería que cerrara la boca.
─No importa que esté arrepentida amor─ susurré─. Ella no me interesa.
Era la primera vez que no sabía que decir.
─Por tú bien espero que no─ siseó.
Relamí mis labios, repentinamente sentía la boca seca.
─Deberías comer algo, estás pálido─ susurró Robert.
─Estoy bien, no tengo hambre.
La mirada de Megan se posó en el té que contenía la pequeña taza de porcelana en sus manos. Sonrió, dejó la taza a un lado y me observó.
─Iré con mi madre en unas horas, puedes venir si quieres.
Observé a Robert y él solo se encogió de hombros.
─Estaré arriba─ informó la pequeña─. Terminen todo.
Rasqué mi cuello cuando, sin que Robert lo notara, Megan me sonrió nerviosa.
Sin duda estaba perdido.
─Si me permites, iré a ver cómo está mi esposa─ comenté a Robert.
─Oh, descuida─ habló poniéndose de pie al mismo tiempo que yo─. Saldré un rato, tengo... asuntos que resolver.
─Claro, primo. Cuídate.
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Despiadado ©
RomanceSu mirada era más fría que un tempano de hielo. Estaba claro que le gustaba verme sufrir. Su pasatiempo favorito era ver mis lágrimas correr. ¡ADVERTENCIA! Esta obra tiene lenguaje vulgar (palabras altisonantes), maltrato físico y contenido sex...