"No son mariposas."
Caminé a lo largo del pasillo repleto de libros. Había tanto de donde elegir y no podía decidirme por nada. Aunque ya tenía una idea de lo que más o menos quería no era algo concreto.
La altura siempre fue un problema para mi metro y cachito. Busqué una escalera, pero no había ninguna a la vista. Giré de manera repentina para ir por ayuda, pero un mareo me desorientó.
─Hola.
La mirada penetrante del castaño me erizaba la piel.
─Me llamo Demian.
Estiró su mano hacia mi dirección y al momento en que la estreché un escalofrió recorrió mi medula entera.
─Soy Megan─ musité apenas.
Olvidé por completo que era lo que buscaba en este lugar. Este sujeto se me hacía tan conocido, pero no recordaba de quien se trataba.
─Es un enorme gusto conocerte, Megan.
Fruncí el ceño.
─El gusto es mío.
No realmente, la pizca de incertidumbre no me dejaba y necesitaba saber quién era.
─ ¿Buscabas algo en especial?
Asentí. Ni siquiera lo recordaba.
─ ¿Puedo ayudarte a buscarlo?
─Ah...
─Las alturas normalmente son un problema para las clientas.
Sonreí. La paranoia siempre era mi problema, más estos últimos días.
─Don quijote de la mancha─ apunté el estante que estaba unos cuantos centímetros fuera de mi alcance.
─ ¿Aun no lo lees?─ preguntó incrédulo mientras se estiraba para alcanzarlo.
─Lo he leído unas... cien veces.
─Oh, eres de las clásicas, entonces.
─En realidad, he adoptado como un pasatiempo, el comprar los clásicos que considero indispensables en una pequeña biblioteca personal.
─En esa pequeña biblioteca debe estar El diario de Ana Frank y...
─El retrato de Dorian Gray─ completé sin pensarlo.
─Así es─ sonrió entregándome el libro─. Vayamos por los restantes.
Esto era como estar en un pequeño universo, uno pequeñito lleno de planetas diferentes.
─Aquí tienes uno de los éxitos de Wilde y vayamos por el diario.
─Andando.
─Tu idea de una pequeña biblioteca con los clásicos me gusta─ me tendió el último libro.
Algo que amaba de los libros era la pasta dura y el olor, amaba el olor de los libros nuevos.
─En lo personal─ siguió─. Oscar Wilde y Miguel de Cervantes son los mejores.
─Lo son─ concordé─. Pero hace unos días, y no me culpes si apenas lo hice, pero no sabía de su existencia─ reímos─. Leí: A sangre fría. Es una novela muy buena─ musité.
─Truman Capote.
─No sé qué es lo que hago contándole de libros a un chico bibliotecario─ bromee.
─En realidad simplemente lo he visto en los estantes, pero nunca lo leí.
─Vaya...
─Señora.
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Despiadado ©
RomanceSu mirada era más fría que un tempano de hielo. Estaba claro que le gustaba verme sufrir. Su pasatiempo favorito era ver mis lágrimas correr. ¡ADVERTENCIA! Esta obra tiene lenguaje vulgar (palabras altisonantes), maltrato físico y contenido sex...