"Cuestionable."
Después de que la pequeña Pheobe mencionó a la tal Victoria, la cena dejó de ser lo que era antes, al menos para mí y mi esposo.
Las sonrisas de Zac fueron remplazadas por una mirada algo siniestra y malhumorada.
Recibió ese tan ansiado reconocimiento, pero su discurso no fue capaz de convencerme, aunque a todos los demás parecía que sí.
La cena finalizó y todos, tal como habían llegado se habían ido, pero una vez más la niña caprichosa no dejaba que ¡su Zachy! Alejara su atención de ella.
─Tu esposa no me agrada.
Estábamos saliendo del lugar cuando la niña le susurró a Zachary lo que no se atrevió a decir en toda la noche.
─Es una excelente mujer─ susurró él sonriendo─, y pronto me dará a una princesa hermosa, tan hermosa como tú.
La niña jadeó y una enorme sonrisa se formó en su bello rostro.
─Podré jugar con ella y seremos amigas.
Ni siquiera sabíamos lo que sería y él ya daba por hecho que era una niña.
─Pero no dejarás de quererme, ¿cierto?─ susurró la pequeña con un puchero.
─Nunca lo haría, preciosa.
Zachary y Pheobe tardaron años en despedirse. Estaba asqueada, adolorida y somnolienta, estaba claro que ver como dejábamos árboles y edificios a una velocidad algo alta por la ventanilla del auto solo aumentaba mis mareos.
Seguía pensado seriamente en contactar a Perrie y pedir ayuda para obtener información de esa mujer de ojos verdes. Ella podría correr con más suerte que yo a la hora de investigar, puesto que era amiga "íntima" de Corín, la madre de la pequeña rubia celosa.
Suspiré.
Observé la luna y recordé una absurda etapa de mi infancia.
‹‹ ─Mami, la luna está siguiéndonos.
Sonrió mientras negaba.
─Cariño, la luna no nos sigue.
Ella siguió leyendo la revista que tenía en sus manos.
─Si lo hace─ repuse en un relamo─, mira, ahí─ señalé la gran luna a través del vidrió del auto.
─Yo no veo que nos siga.
Su cabecita giró hacia mí, pero sus ojos en ningún momento se apartaron de las letras impresas en las hojas esmaltadas.
─Si lo hace, mami─ insistí.
Alargó un suspiro y apartó los ojos de la revista para observar el cielo.
─Oh─ murmuró poniendo atención─. Tienes razón, bebé, la luna nos sigue. ››
─Amor.
Parpadee un par de veces y frente a mí Zac tendía su mano para que bajara del auto. Ni siquiera había notado que ya estábamos en casa.
─ ¿Tienes sueño?
Negué observando la fiereza de sus ojos... y eso solo significaba una cosa.
─Bien─ murmuró dejándome el paso libre para que entrara a la mansión.
Subí las escaleras con algo de dificultad. Los zapatos estaban matándome, nunca antes había batallado tanto con ellos.
─Te prepararé la tina con algo de agua caliente─ susurró en mi cuello abrazándome por la espalda─, hoy quiero consentir a mi mujer.
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Despiadado ©
RomanceSu mirada era más fría que un tempano de hielo. Estaba claro que le gustaba verme sufrir. Su pasatiempo favorito era ver mis lágrimas correr. ¡ADVERTENCIA! Esta obra tiene lenguaje vulgar (palabras altisonantes), maltrato físico y contenido sex...