"Más problemas."
Hundí mis dedos en su negro y suave cabello. Suspiró contra mi pecho al mismo tiempo que aferraba sus brazos en torno a mi cintura.
Siete meses de matrimonio y nunca antes lo había visto como ahora. Me había mostrado en estos meses muchas facetas de su personalidad, había visto al ogro amargado, al titán enojado que buscaba arrasar con todo a su paso, incluso, había visto cuan cariñoso podía ser cuando se lo proponía, pero nunca imaginé que vería reflejado en él a un pequeño niñito necesitado de consuelo.
(...)
─Tifoidea.
Si, justo lo que ya sabía.
─Es una enfermedad común en muchos casos─ habló viéndome a los ojos con aires de reproche─. Pero no aquí.
─ ¿Cómo que no aquí?─ formulé, inquieta.
─Un ejemplo rápido de un lugar en el que esta enfermedad afecta comúnmente es México. Es una enfermedad, como ya les dije, común en esos países cercanos, pero no por ser algo común debe tomarse a la ligera y ahora menos que nunca.
Me sonrojé y bajé la mirada.
─Generalmente se desarrolla por malos hábitos alimenticios, Megan─ suspiró─. Por comer cosas compradas en lugares con mala higiene y por consumir alimentos en mal estado.
Sin Zac aquí me sentía desprotegida, era extraño porque a última vez que vinimos él me aterraba, pero ahora era Frank quien me veía con más intensidad, como si quisiera descubrir algo.
─Tenía medicamentos antes.
─ ¿Sabías acerca de esto?─ me tendió los papeles de los análisis─. ¿Sabías que estabas en este estado y aun así descuidaste tu salud?
─Fue hace ya un tiempo, en realidad fue hace como un año.
Asintió.
─No le tomé importancia porque las medicinas lo controlaron, además, ya no había síntomas después de unos meses.
─Pero seguir consumiendo alimentos contaminados afecta, Megan─ sonaba igual que mi madre─. Esto es lo que tomarás ahora, evita a toda costa consumir lácteos o cualquier derivado.
─Bien.
Estaba harta, su forma de hablarme era como la de un padre al regañar a su hija por hacer algo mal, pero era de esperarse, los resultados estaban elevadísimos, más que el año pasado y como él lo dijo, la enfermedad no es algo que deba tomarse a la ligera. Mamá me había contado que era algo que si se llegaba a casos extremos causaba la muerte.
─Programaré una cita para el mes entrante─ comenzó a apuntar como era su costumbre─. Necesito ver cambios en todo y quiero que sean cambios positivos... bueno... ya sabes─ me apuntó.
─Lo entiendo─ sonreí. Nos pusimos de pie y caminamos fuera del consultorio.
El olor característico del hospital me hacía tener nauseas, pero es que en el pasado había estado cuidando junto a mi madre, a la anciana Patricia, su familia pagaba muy bien el cuidado a mi madre y cuando no tenía nada que hacer me la pasaba aquí con ellas, jugando con pequeñas muñecas y pasando el rato oliendo la combinación de cloro, alcohol, sangre humana y un poco de penicilina. Simplemente encantador.
─Saluda a Zac de mi parte. Es una lástima que no haya podido venir.
─Sí que lo es. Pero es un hombre ocupado y bueno...─ en realidad no quería hablar de eso─. Prefiero no interferir en su trabajo. No estoy en estado crítico y puedo venir sola.
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Despiadado ©
RomanceSu mirada era más fría que un tempano de hielo. Estaba claro que le gustaba verme sufrir. Su pasatiempo favorito era ver mis lágrimas correr. ¡ADVERTENCIA! Esta obra tiene lenguaje vulgar (palabras altisonantes), maltrato físico y contenido sex...