VII

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Durmió en la cama de Woozi, cayó casi muerto sobre ella mientras que el rubio acomodaba los pocos destrozos que había causado. No supo cuánto tiempo durmió o lo que soñó si acaso, para cuando estaba despertando en sus recuerdo vagaba una simple plática que dudó si soñó o escucho.

"—Solo tiene que adaptarse, lo hará con el tiempo.— La voz desconocida lo invadió aun sin abrir los ojos. —se llevaran bien, es muy agradable cuando no está gritando."

"—Tal vez lo sea."

"—No pongas esa cara, anda, sonríe, ya no estarás solo, cuando The8 se recupere volverá y los tres la pasaran muy bien aquí.— Una pausa considerable se hizo presente, tal vez por el mismo Hoshi quien soñaba. —¿Lo extrañas verdad? A ambos."

"no te preocupes, yo también lo hago"

Despertó de golpe cuando escuchó una puerta cerrarse, se colocó de pie de inmediato buscando la razón, pero nada, la puerta estaba cerrada y Woozi sentado sobre el pequeño sillón ahora con un mueble a un lado. El agua regada se había ido y la habitación estaba reacomodada ahora con cosas nuevas, sin duda alguien había entrado. Se volvió a sentar masajeando su cabeza ignorando la presencia de su compañero de encierro, ahora el rubio estaba vestido de diferente manera notando que desde un principio había estado descalzo.

—¿Quién entro?— preguntó evitando mencionar su extraño sueño. —¿Dónde estabas?—

—Nunca me he ido— respondió Woozi dejando el libro que tenía entre sus manos. Hoshi miró curioso el objeto. —¿has notado que haces muchas preguntas?

Claro que lo había notado, pero eso era por las pocas respuestas que había recibido, ninguna satisfactoria y terminaban siendo más enigmáticas que la misma cuestión, de igual forma no era su culpa querer respuestas en aquella situación, era algo obvio que necesitaba saber que había pasado.

—Parece que te gusta estar aquí.— Mencionó al tanto de las expresiones de su compañero, pero estas no cambiaron, su rostro parecía siempre tranquilo...y triste. — ¿seguro que también estas secuestrado?

—Si actuara siempre como llegue no tendría ni siquiera un libro para entretenerme.— Woozi soltó un fuerte suspiro tomando con firmeza la placa con su nombre. —Si soy Woozi es más fácil, despues de todo esto no es una mala vida.

Quiso gritarle e incluso golpearlo por tal tontería que acababa de decir, porque estar en cautiverio jamás sería algo bueno, no podía llamarse vida, porque los seres humanos debían ser libres y felices, por esa razón existían leyes que prohibían el secuestro. No había razón alguna para decir que estar encerrados era una buena vida, porque en definitiva no lo era.

Ignoró su molestia recorriendo el lugar con la vista una vez más, había más muebles y libros, las cajas cuadradas ahora reposaban sobre una pequeña mesa y a un lado se encontraban los platos de perro con los nombres escritos, cuatro como en un principio pero había otro más de color negro y números blancos; 1004 ¿Qué significaba eso?

1004

—Ángel.— Mencionó Woozi al notarlo tan distraído por el cuenco. —Ignóralo, no te ayudara de nada verlo. 

Dog collar. [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora