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Joshua suspiró con fuerza intuyendo que algo malo estaba ocurriendo, porque Seungcheol le había mandado un mensaje esa misma mañana que le dejó en claro a donde debía ir. Se les había acabado la suerte que les llegaba cada cierto tiempo. Cuando puso un pie en el elevador, cuando subia por los pisos del edificio, cuando una señora entró y le pidió ayuda para recoger su cartera, cuando todo eso sucedió en su mente solo rondaba la idea de que tenía que huir, alejarse, sin importar que sospecharan o lo encontraran con facilidad, él solo quería desaparecer un momento para despues regresar. Un sabor amargo le llegó a la boca, decir que quería desaparecer estuvo mal.
Al llegar a la puerta ya lo intuía, por el silencio, o quizás por el malestar que sentía, sus manos temblaban incluso cuando ya tenía entre sus dedos la perilla. Tocó, inútilmente, porque la puerta ya estaba abierta esperándolo. Se adentró con piernas un poco temblorosas y un semblante serio en el rostro, lo primero que hubo en su campo de visión fue el agente Wen.
—Llegas tarde, Choi Seungcheol nos está esperando.
Maldito sea JunHui, que no hace su trabajo como debe ser y tampoco los deja trabajar. Solo aceptó ser escoltado hasta donde seguramente lo interrogarían, y sería el fin.
Dejaria de quedarse callado, le daría el trabajo a quienes querían tomarlo y solo se retiraría. Estaba tan cansado que solo esperaba que los días de nuevo le parecieran soleados. Solo hablaría, o escribiría, con la esperanza de que todo terminase.
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—¿sabes bailar?— Preguntó Hoshi cuando pudo observar a Woozi un poco más despierto que antes.
Woozi negó con algo de indiferencia concentrándose en su lectura. Si bien los días habían dejado de ser malos ahora se tornaba un poco aburrido para Hoshi quien no soportaba estar siempre dormido, y aunque la compañía de Sk era agradable el chico no podia pasarse todo el dia estando ahí. En momentos como ese Hoshi buscaba algo que hacer, ya sea perderse en el techo o fingir leer uno de los tantos libros, lo que sea con tal de entretenerse, y ese dia tocaba molestar a su compañero.
—¿te enseño a bailar?— Se puso en pie caminando hasta el pequeño sillón tomando el libro de las manos de Woozi y dejándolo atrás. El más bajo se quejó con una clara mueca, pero antes de que pudiera rechazarle Hoshi entrelazó sus dedos y lo hizo mirarlo. —Tal vez un vals.
Bromeó, pero Woozi negó con tanta insistencia que Hoshi podría ser capaz de obligarle a bailar un vals por mero gusto de molestarlo. Hizo que se levantara del pequeño sillón individual y entrelazo su mano izquierda escabullendo la otra hasta la cintura de su rubio compañero, aunque claro, se quejó. Hoshi le sonrió, con esa sonrisa que achicaba sus ojos y abultaba sus mejillas, pero el rostro de Woozi se quedó, quizás un poco, más estático. No habia música, y tampoco planeaba bailar un vals realmente, quería moverse, pero que fuera algo lento para que su frágil amigo estuviera con vida al terminar.
—No tenemos música.
Woozi tomó con algo de fuerza el brazo de Hoshi.
—Entonces canta.
Y para su sorpresa no hubo reclamo.
Quien se animó a dar el primer paso no fue Hoshi. Tan lento y suave, sus pasos no eran audibles en la pequeña habitación porque sus pies descalzos no podrían emitirlos, no tropezaban ni chocaban con muebles porque carecían de ellos, y aunque la habitación fuera pequeña en ese momento se sintió más grande de lo que una vez pensaron. Con los ojos clavados en los contrarios sin deseo de ver lo que les rodeaba, con la ilusión de estar en otro lugar y otro tiempo, pero no otra persona. Entonces, el corazón de Hoshi ganó una importante pelea con su cabeza. Debia agradecer ser sacado de un infierno, de su propio infierno donde era cautivo de si mismo.
Woozi cantó, tal vez todas las letras que escribía, Hoshi no podía saberlo perdiéndose en la melodiosa voz, una que temblaba un poco por lo delicada que era. Perderse en Woozi y jamás encontrarse, solo sentirse libre.
¿Podría estar más enamorado fuera de ese lugar? ¿Fuera de su hogar?¿alguien lo amaría y lo estaría esperando? ¿o al irse estaría lastimando a dos personas que quizás lo quieran?
No hay lugar a donde Hoshi pueda ir, porque ese es su hogar, su casa. Y Woozi lo confirma con aquella honestidad en su frágil irada, porque todo lo de Woozi era frágil, tanto que con la respiración de Hoshi podía perderse. Es por eso que lo besó como si fuera una pluma.
Acunó el rostro de Woozi deteniendo el canto y el baile, se dedicó a concentrarse en el delicado toque de labios fríos. Su corazón, tan cálido comenzó a latir y a dejar de hacerlo con un sentimiento contradictorio. Woozi lo abrazó, con la misma fragilidad que Hoshi. Ambos podrían solo romperse entre ellos.
Estarían juntos, no por obligación, sino por desearlo. Por primera vez Hoshi se sintió realmente enamorado, de Woozi, de si mismo, de la vida. Se sintió libre.

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Dog collar [Seventeen]
FanfictionHoshi debe aprender a vivir recluido contando solo con la compañía de Woozi y su extraño secuestrador. Por otra parte, una investigación se abre cuando un joven chino es encontrado en un bosque de Corea, es un caso extraño y aunque a Mingyu no le g...