Dog collar. [Seventeen]

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Trataba de tranquilizarse hundiéndose en el sillón, se suponía que debía de ser cómodo pero despues de estar un rato ahí su propia mente no lo dejaba sentirse a gusto en ningún lugar. Le preguntó en un principio si debería de comenzar a hablar de sus problemas, fue dudoso, pero cuando le dieron una respuesta simple tomó un poco de confianza y despues de un rato logró soltar más de tres palabras seguidas. Era su naturaleza dudar de cualquiera. Kim Mingyu tenia problemas, pero no podía decir nada de ellos.

—¿Qué tan seria puede ser una relación donde cualquier persona llega y la divide?— Preguntó con molestia despues de un rato. —No se puede tener una vida romántica cuando se intenta progresar en el trabajo. Hay...hay...

—Prioridades.

—Eso... no quiero decir que no me interese o que lo dejo de lado, es solo que mi trabajo me consume.— murmuró lo último. —Pensé que me comprendía y que me esperaría el tiempo que fuera necesario.

—¿y cuánto tiempo necesitas? — Mingyu enmudeció. —No está mal exigir, es parte del ser humano, asi como sentir y pensar. Dialogar contigo mismo puede ayudar a aclarar tus ideas y prioridades, notar defectos y virtudes en uno mismo antes que en los demás. Enamorarte primero de ti.

—Yo me amo.

—¿y tú mismo te das el tiempo necesario?

—¿necesario para que?

—Para ti, para los demás. El tiempo solo nos parece infinito en los recuerdos, Mingyu. Sentimos todo a contrarreloj pero no apartamos la vista de él, dejamos que se vaya pensando que nos queda poco tiempo para al final correr y actuar bajo el estrés. A veces eso ocurre cuando pensamos que estamos trabajando en lo que debemos, pero estamos tan al pendiente del reloj que movemos las manos sin ver, es como pintar un lienzo sin mirarlo; al final podemos ver el resultado pero no como llegó a eso.

¿Consejero personal o psicólogo? Lee Seokmin lo escuchó pero no le dio soluciones, solo un porque confuso que lo dejó en silencio por largo rato.