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Lee Chan. Ese jodido traicionero.

Jun dejó de temblar por las fuertes emociones, su mirada casi se apagó y una sonrisa apareció casi de la nada, ya habia dejado caer su celular junto con su mano derecha, ambos colgando a su costado con lentitud.

Observó con cuidado a Minghao, sabiendo que incluso una mirada podria dañar su fragil piel, esperó con paciencia a que Chan lo notará, pero el menor no lo hizo. Jun se tranquilizó y extendió la mano hacia Minghao.

Lee apuntó con el arma y Jun pudo notar su disimulado temblor.

—habla a la estación, vamos,, entrégame— Los labios de Chan temblaron. — si Minghao está a salvo entonces he terminado.— Minghao parpadeo con incredulidad. —yo mismo lo haría— jun tomó un largo suspiro. Estaba en problemas, pero no debia mostrarlo.

—yo... te llevaré hasta allá— chan tembló al hablar.

Jun torció los labios, esperando a que el gesto no fuera notado.

Pero antes de que alguno de los dos pudiera hacer algo; Minghao corrió, tan rapido que soltó un golpe al golpearse contra la puerta, él solo corrió tan rapido que pudo mientras que los otros dos apenas y pudieron voltear. Chan trató de reaccionar, pero Jun se abalanzó contra él para obtener el arma.

Todo se volvió tan rápido como lento, tan exhesperante mientras luchaba por tomar el arma, sintiendo que los segundos pasaran como horas, porque mantener sus manos en el frio de la pistola era difícil. No se dio cuenta de cuantos golpes recibió, pero cuando se disparó el arma su pecho ardió en miedo.

Miró a Chan directo a los ojos, con las pupilas temblando y lo empujó con fuerza ganando el dichoso objeto. La sangre salpicó en el suelo proveniente de su pierna, había sido solo un rasguño en su rodilla, algo que ardía pero que no lo mataría.

Se giró un segundo a la puerta y despues regresó a Chan sintiendo la impaciencia formarse desde su estómago. Tenía que ir tras Minghao, aunque sabía que no debía hacerlo, él necesitaba correr tras él. Hizo una mueca y tomó a Chan del brazo para jalarlo hasta el baño y darle un golpe que seguramente lo noquearía, él solo cerró la puerta, sabiendo que estaba haciéndolo mal.

Cuando estaba a punto de salir su celular sonó y se giró casi desesperado, tomándolo con agresividad.

—¿sabes quién está en la azotea? Incluso nosotros podemos verlo.

Colgó.


¿saben quien le está huyendo a esta historia? Exacto, yo.  Casi llegamos al final, y creo que saben por donde está yendo todo esto. 

Dog collar. [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora