Un niño jamás debería pasar por algo tan doloroso como una muerte, pero Seokmin pasó más que eso.
Tenia solo seis años cuando su abuela colapsó, ella era bastante anciana como para valerse por si misma ¿Cómo cuidaría a un niño? No podría hacerlo, pero lo hizo. Le dio todo el amor que una madre le puede dar a su hijo, porque si, a los 72 años la señora volvió a ser madre. Aunque la verdad, decir que fue su abuela seria mentira, la señora que fungió como madre era su tia abuela, hermana de su abuelo, la única persona que aceptó a una chica de quince años embarazada en su hogar. Nadie quiso saber como era Seokmin cuando nació, nadie quería saber si tenia los ojos de su madre o los de su abuela, si tenia parentesco con la familia o seria la viva imagen de su desconocido padre, no, a la familia no le interesó.
Los padres de Seokmin eran la viva imagen de un error juvenil; su madre de quince y su padre de dieciséis ¿Cómo un par de niños podrían cuidar a un bebé? Por eso su tía abuela se encargó. Seokmin la amó, tanto que cuando ella murió se pasó todas las noches cantando la canción de cuna que la señora adoraba.
En el funeral todos se encontraban en silencio, iban y le conocían, lo saludaban e incluso una de las señoras que decían ser hermana de su madre lo levantó en brazos y besó su mejilla. Pero ese dia Seokmin no vio a su madre, él solo la conocía por las noches, cuando ella llegaba agotada del trabajo o renegando que quería salir a alguna fiesta, la adolescente jamás se encargó verdaderamente, ella solo le hacía muecas para que no la siguiera. Tal vez, si él hubiera sido normal todo seria diferente, pero o, desde pequeño a todos les parecía extraño que siempre sonreirá no importa que le hicieran, siempre escogía amigos y los quería tener a lado suyo todo el tiempo, y como nadie lo soportaba solo decidieron alejarse. Es por eso que su madre no lo soportaba, Seokmin siempre quería tomar su mano cuando ella llegaba, todas las noches intentaba dormir con ella.
Cundo su abuela murió quien se quedó a cargo fue su madre de apenas veintiún años, la joven mujer se quedó con la casa y desechó las cosas de la anciana, Seokmin no tuvo tiempo de llorar su muerte en la habitación porque para cuando regresó a casa ese cuarto ya estaba ocupado. Asi que lloró en el baño, con su madre gritándole que saliera rápido porque no tenía tiempo para sus berrinches. Fue a los seis años cuando comenzó a quedarse solo todas las noches, con el miedo de que alguien entrara y le hiciera daño o con el temor de algún monstruo u fantasma, lloró las primeras veces, pero con el tiempo se fue acostumbrando a no dormir, veía televisión o dibujaba encerrado en su habitación con las luces encendidas hasta que su madre llegara alrededor de las cinco y media de la mañana.
—Mami.— Cometió el error de intentarla despertar a las seis para poder ir a la escuela. Ella lo empujó con una mueca de fastidio y se giró para no verlo. —La escuela...
La joven se levantó de mala gana, solo para ver al niño.
—¿Por qué debería llevarte a la escuela? Por tu culpa yo deje de ir.— Seokmin solo se encogió en hombros y susurró un "perdón" lejos de comprender. —¿sabes lo cansada que estoy? Si quieres ir a la escuela ve solo y déjame dormir.
—¡pero tengo que ir!
Ni siquiera su vocecita infantil fue suficiente para que la joven se tentara el corazón. Con una mano tomó el cabello del pequeño y lo lanzó lejos, y dolió, siendo un niño Seokmin se puso a llorar consiguiendo estresar a su madre. Fue un mal dia, la mujer no tenía paciencia alguna, si Seokmin hablaba ella le gritaba, si reia le castigaba, si lloraba le pegaba para que "tuviera una buena razón por la cual hacerlo", no era nada comparada a su abuela quien siempre fue cariñosa. No era un infierno, solo una no tan buena vida. A pesar de todo amaba a su madre, no todos los días eran malos.
Fue un día en el que ella le dijo sobre salir de paseo, siendo la primera vez que Seokmin salía en dos años aceptó de inmediato y su emoción duró los tres días de espera. Durmió en el auto porque la joven se lo propuso, le dijo que lo despertaría en cuanto llegaran, asi que solo se recostó escuchando a la joven hablar por teléfono mientras conducía. Fue un viaje algo largo, de almenos dos horas de camino, porque se despertó más de una vez y observó el recorrido por la ventana, algo que no le agrado a la mujer. Aún recuerda el sabor amargo del jugo que ella le dio, recuerda que el estómago se le revolvió de inmediato y duró hasta que tuvieron que parar porque vomitó sobre el asiento trasero. Aun con esto la mujer no se molestó y solo le dijo que volviera a dormir.
—¿ya me quieres?— Le preguntó antes de dormir, solo por curiosidad.
La mujer giró a verlo, y por primera vez no le dedicó una mueca de desagrado, ella solo torció un pocos los labios y asintió.
—Duerme, Seokmin.
Cuando despertó su madre ya no estaba, ni el auto. Seokmin fue abandonado en un bosque.
Observando a los dos chicos dormir los recuerdos lo golpean, ellos no tienen miedo, duermen con tranquilidad porque él los esta cuidando de cualquier cosa. No deben temer de algún monstruo o persona desconocida, no deben de sentirse solos o rechazados, él está para ellos. Su Woozi se ve vivo, feliz, tranquilo y quizás un poco enamorado, y su Hoshi por fin consiguió adaptarse y ser parte de la familia. Tal vez no tenga a The8, su chico está perdido, pero cuando lo encuentre lo regresara a casa, asi sus tres chicos podrá estar juntos y tranquilos, felices. Tendría que hacer una nueva placa.
Observó entre sus dedos la placa de su angel, sin duda lo extraña, pero no puede hacer nada por tenerlo de vuelta, quizás solo ir a aquel lugar especial. Tenía que llevar a Woozi ahí, se lo prometió, le dijo que cuando Hoshi se tranquilizara volverían a visitarlo. Escuchó el murmullo inentendible de Hoshi, conectaron miradas y retrocedió por reflejo aun un poco inseguro.
—¿es de mañana?— Preguntó Hoshi con la voz ronca.
—No, aun es de noche.
—No te quedes ahí de pie mirándonos, das miedo.
—Solo me aseguraba de que estuvieran bien.
Le sonrió con cariño alternando de Hoshi a sus manos. Woozi se quejó y ambos decidieron callar, sin duda se sentía un poco orgulloso de formar tan linda pareja, pero no podría dejarlos hacer cosas indebidas, no quería que Seungkwan los viera, ese chico era quien generalmente los vigilaba por las cámaras.
—Te invitaría a dormir aquí, pero casi no hay espacio.— Hoshi volvió a hablar con la voz ronca. A pesar de sus palabras Hoshi intentó moverse y hacer espacio, pero fue en vano.
—No es necesario. Tengo mi propia cama. Es más cómoda.
—Descarado.
—Iré a dormir~ — Canturreó despidiéndose, hablando bajito para no despertar a Woozi, porque su carácter comenzaba a salir nuevamente.
Dio la vuelta tratando de irse lo más silencioso, pero pudo escuchar a Hoshi incorporarse y batallar para quitarse de encima a Woozi.
—¿Qué hay de los otros?— Preguntó Hoshi haciendo que se detuviera. —The8... 1004
Su sonrisa se esfumó, hablar de ellos nunca se le dio muy bien. The8, su niño perdido, herido, lastimado ¿Qué tanto tendria que sufrir para volver a sus brazos? Trató de cuidarlo lo mejor que pudo, pero cuando dejó de comer se preocupó tanto que intento obligarlo. La pequeña televisión ya no estaba por The8, fue destrozada con la intención de usar los fragmentos rotos, es por eso que ya no tienen entretenimiento alguno, él ya no podría aceptar que ocurriera algo similar. Recordando al menor de sus chicos un mal sabor le llega a la boca, porque la ultima vez que lo vio estaba tan herido que decidió dejarlo, era mejor que lo atendieran bien y despues lo conseguiría de vuelta, pero todo se complicó. Nunca fue inteligente, no lo suficiente, aun sabiendo que podia ser descubierto dejo a The8 irse, porque su preocupación le ganó a su cabeza, no quería que su The8 muriera. Y 1004... Una herida que siempre vuelve sangrar.
—No supe cuidarlos bien... Yo... ¿los estoy cuidando bien a ustedes?
Hoshi tardó en responder, incluso el silencio se hizo más fuerte por esa razón. Tembló un poco con inseguridad.
—Dk... Lo estás haciendo bien.
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Dog collar. [Seventeen]
Fiksi PenggemarHoshi debe aprender a vivir recluido contando solo con la compañía de Woozi y su extraño secuestrador. Por otra parte, una investigación se abre cuando un joven chino es encontrado en un bosque de Corea, es un caso extraño y aunque a Mingyu no le g...