XVII

2.1K 437 64
                                    

Hoshi despertó con el sonido de la radio, ya era costumbre que a las ocho de la mañana (como decía el aparato) lo despertara con una hermosa canción de SHINee, no le sorprendía que sus canciones favoritas sonaran para despertarlo, desde hace una semana se lo había pedido a su secuestrador y este no se negó, asi que la lista que sonaban en orden todos los días era asi;

Lunes- Lucifer, Martes- 365, miércoles – girl girl girl, jueves- Hello, Viernes-Replay, Sabado-Colorfull, sábado-Sherlock, Domingo-Winter Wonderland. Con esto sabía que día era.

Se levantó como era costumbre y se fue a duchar tratando de no molestar a Woozi, porque Woozi dormía durante casi todo el día cuando Replay sonaba. Mientras el agua recorría su piel marco en la pared cuantos días llevaba, una pequeña marca que casi no se notaba pero que ahora, haciendo bulto con las demás, comenzaba a parecer sospechoso, no quería que Woozi se enterara de esto, porque quizás ese chico caería en cuenta cuanto tiempo llevaba en cautiverio y ese no era su punto. Cuando salió del pequeño cuarto que hacían llamar baño se encontró con la misma imagen que había estado viendo desde hacía dos semanas; la pequeña habitación y a Woozi. Aunque lo negara no vivía tan mal, lo alimentaban con buena comida y su secuestrador trataba de entretenerlos o cumplir sus caprichos sin conectarse aun con ellos, era una extraña relación.

Desayunar con Woozi era agradable cuando ambos estaban de humor, hablaban un poco de las radionovelas o de las historias que solían a leer en los libros, cuando no tenían mucho que decir Hoshi bromeaba con cualquier cosa y Woozi ya no se resistía tanto a reír, simplemente lo hacía y de vez en cuando le seguía la corriente. Los días malos eran cuando Hoshi se despertaba dispuesto a huir y golpeaba la puerta con sus fuerzas, cuando tiraba todo y los libros terminaban esparcidos y rotos, otro tipo de mal día era cuando Woozi no se levantaba de la cama, cuando Hoshi le pedía que lo hiciera para no comer solo, cuando Woozi se encogía dentro de las sabanas y ocultaba su cabeza entre sus manos alegando que le dolía, de alguna manera ellos terminaban gritando y discutiendo, eso era un día malo. Pero los peores días llegaban despues de esos, porque no recibían buena comida como castigo o los dejaba en la completa oscuridad, esos días eran fríos y callados porque Woozi y Hoshi se encontraban molestos entre si y alguien más se molestaba con ellos.

Ese día era de los malos, cuando Woozi se encogía y Hoshi lo escuchaba sollozar, aunque era obvio que Woozi lloraba no decía nada al respecto, solo se quedaba sobre la mesa escuchándolo y esperando a que terminase para poder comer a gusto, porque la pequeña puerta solo se abría para el pequeño chico. Con las manos entrelazadas sobre la madera y la cabeza mirándolas se sentía miserable de no poder escapar, de no poder irse de ahí y llevarse a Woozi con él, se sentía impotente y estresado, tanto que deseaba volver a aventar una silla contra la puerta y que Woozi solo se levantara a gritarle, pero no debía porque llegaría un día peor al siguiente.

Se levantó de la silla y caminó hasta la pequeña cama de Woozi sentándose a su lado, dio unas leves palmaditas a lo que debía ser su espalda e hizo una mueca pesando que decir.

—Woozi— canturreó agitándolo un poco con ambas manos, sonrió a pesar de que el rubio no pudiera verlo. —Pidamos helado de postre hoy, tengo hambre. —Woozi empujo la mano de Hoshi. —Si sigues así tendré que leerte un cuento. — siguió para animarlo, dieron pequeños manotazos, Woozi para quitarse a Hoshi de encima y Hoshi para descubrirle el rostro y hacer que se levantara. Trató de hacerle cosquillas, pero su sonrisa era ignorada al igual que su dulce acción, recibió un fuerte golpe en el estómago producto del pie de Woozi y por fin lo dejo en paz. —No tienes que ponerte así.— se quejó mientras sobaba la zona dañada.

—Déjame en paz— Fue hostil, tanto que Hoshi hizo una mueca porque despues de todo él solo se preocupaba por su bienestar, lo empujó con molestia y giró sobre la cama para darle la espalda. —Fuera de mi cama— Ordenó Woozi bajo sabanas y volvió a dar una patada a la espalda de Hoshi. Hoshi se negó tomando el pie del rubio para detener sus ataques. —¡Vete! ¡Déjame en paz!

—Si me pudiera ir me iría.— no perdió la calma, si lo hacía entrarían a una tonta discusión y al final apagarían la luz para calmarlos, así que solo soltó el pie y se sentó sobre el suelo rindiéndose ante la situación. —¿Qué ocurre?

Preguntó porque estaba preocupado y cansado, porque Woozi era su compañero despues de todo y porque sentía empatía despues de todo lo ocurrido, pero el rubio no le respondió y ni siquiera se inmutó con la pregunta, eso le molestó pero lo dejo pasar reiterando la idea de estar tranquilos para no tener los peores días, para poder comer y tener luz, pero era difícil cuando el enano no ponía de su parte. Suspiro fuerte para que lo escuchara, para que se diera cuenta de esa actitud infantil que no los llevaba a nada, pero de nuevo no hubo respuesta. Así se quedó, dentado con la espalda recargada en la cama de Woozi mientras este se lamentaba hecho ovillo y llorando, era seguro que así pasarían la mañana.

—Tenia a mi madre— murmuró Woozi despues de un largo rato, su voz era ronca y tranquila, casi sin fuerzas, Hoshi despertó de inmediato y giro el rostro innecesariamente porque Woozi estaba en la misma posición. —Y a mi padre, pero... yo discutí con ellos y me fui, deje Busan porque pensé que siempre estaría en lo correcto sin ellos.— Su voz era temblorosa, casi como si estuviera obligado, Hoshi supo quedarse en silencio y sentarse sobre la cama con sutileza, poso una mano en su espalda tratando de darle apoyo. —Ni siquiera me despedí, solo me fui y comencé a vivir en la ciudad. Cuando llegue aquí llore por ellos, deseé estar en la casa de mis padres, pero no sé si ellos me habrían aceptado, ni siquiera sé si ellos saben que yo... nadie sabe dónde estoy, no tenía a nadie antes de llegar, me aleje de todos.— eso era muy malo, porque si nadie lo buscaba nadie lo encontraría... pero Hoshi sabia como se sentía. —Si yo nunca hubiera dejado a mis padres yo no estaría aquí.

Hoshi lo abrazó tratando de darle algo de apoyo emocional, pero Woozi parecía haber llorado todo lo que tenía, solo estaba encogido aceptando la muestra de afecto.

—Él sabía que estamos solos— murmuró Hoshi para sí, porque al igual que a Woozi nadie lo buscaría a él. Woozi giró para escucharlo mejor, en ese momento el brillo de su placa cegó a Hoshi durante un segundo. Enfocando la mirada logro ver ese detalle, ese pequeño grabado en el dorado, casi invisible detrás del nombre de Woozi. Se congeló mirando fijamente y Woozi se extrañó al notarlo. Reconocía ese grabado, pero no recordaba, reconocía las letras pero su mente estaba en blanco. Dos letras...Solo dos. 

Dog collar. [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora