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El sol se colaba de entre los árboles, algunos pájaros cantaban al igual que otros curiosos animales. Mingyu miraba al suelo, recordando sus pisadas y observando como dejaba marcadas huellas en la tierra. Tranquilizándose a medida que avanzaba, tan calmado y adorable que si fuera un día cualquiera tal vez sería ideal para él. Pero su estómago se apretaba con miedo cada que respiraba.

"¿no has pensado lo aburrido que es el paraíso?" Le preguntó Wonwoo mientras que giraba sobre la cama, arrastrando las sabanas y descubriendo su cuerpo desnudo. "Un lugar sin pecado, donde todos se rigen correctamente por las reglas"

Mingyu sonrió buscando con su mano izquierda una manera de acercar a Wonwoo, quizás para darse calor en la fría noche. Era su segunda vez juntos, y aun no mantenían una conversación que no fuera laboral o meramente sexual.

"Es curioso que digas eso, porque mi deber es buscar a quienes no siguen las reglas" Respondió atrapando por fin a su escurridizo acompañante. "Construyo un paraíso para todos"

"Te arrepentirás cuando ya no le sirvas a nadie por lo que has construido."

"en ese momento yo podre dejar de trabajar y ser feliz, vivir tranquilo" Besó a Wonwoo, lento y calmado, disfrutando del tacto. "El paraíso no es para nada malo, lo comprenderás cuando vivas en él"

"¿y si yo no quiero vivir en él? Me gusta el infierno que es la tierra"

¿Wonwoo solia tener ese tipo de pensamientos? Sonrió sin saber bien el porque y se dedico a besarlo, sintiéndose un poco intrigado por él, curioso por lo que encontraría si decidia buscar dentro de Wonwoo.

Llegó encontrando lo que estaba buscando, aquel lugar que le habia señalado la mujer. Suspiró volviendo a mirar al suelo mientras que la luz del atardecer volvía anaranjado el brillo en su cabello. Terminó, ya había acabado. Dio tres pasos más hasta ver la silueta de una persona contra la puerta, y de inmediato lo reconoció; Era el chico de aquel local.

El joven giró, pero contrario a lo que Mingyu pensó no fue un caos, el niño solo lo miró sintiendo con lentitud y mostrando la puerta que estaba asegurada, hacia falta una contraseña.

—Dk es el único que la sabe... he intentado abrirla desde hace una hora, las personas que están adentro han dejado de moverse... me preocupa— Mingyu asintió acercándose con tranquilidad, apartando al niño y observando los números. —Ya lo intente con varias combinaciones; la fecha en la que conoció a Jeonghan, la fecha en la que murió, el día que llegó Woozi, cuando llegó Hoshi, nada me da resultado.

No se esforzó en profundizar, no lo necesitaba, solo se dedicó a observar y tratar de recordar.

—¿has intentado con la fecha de defunción de su abuela?

El niño negó. Claro, despues de todo una madre conocía a su propio hijo, aun cuando esta no lo amaba.

Dog collar [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora