Fue la mejor madrugada-día que he tenido en mi vida. No hablo mucho de su vida pero si pregunto de la mía y le dije cosas que si podía, sobre todo me pregunto las cosas que no había visto, ya que suponía, y no se equivocaba, que era bastante joven.
Se sorprendió al decirle tantas. Pero yo no lo haría. Me había pasado la vida huyendo de las personas y tratando de esconderme. Sobre todo se sorprendió cuando le dije que solo había leído un libro en mi vida entera y con eso dicho respondió que era un crimen.
Luego de muchos besos, alguna que otra sesión acalorada. Me llevo nuevamente aquella biblioteca y encima de la pequeña mesa redonda, cerro aquel libro que podía oler lo viejo, sus hojas amarillas y uno que otro pedacito de hoja faltaba.
''La Ladrona De Libros'' Su voz salió dulce pero firme. Su libro favorito, leído más de diez veces y cuidado por ella como un bebé. Me pidió que lo cuidara y que le diera su veredicto de que tal me pareció aquel libro.
Me miro con aquellas perlas mieles y una sonrisa suave.
— Me acabas de conocer Lauren. Y con ello muchas cosas más — Agarre aquel libro como si fuera la pieza que falta para arreglar nuestro mundo y le sonreí asintiendo.
Me acompaño a la puerta y dándome un beso rápido diciendo que debemos repetir aquello de nuevo, me pidió que me cuidara y quería verme nuevamente esa noche aunque no debía ir a casa, pero asentí, era mi día libre de aquella mansión pero por ella no me importaría volver.
Podía sentir mi cuerpo lleno de energía, como mi corazón bombeaba sangre mucho más rápido, como si aquel tiempo que dure con ella en el lago y acostadas en aquellas camillas de piedra me hubiera dado mil años de vida.
Y aquella frase, ''No hables de Lorcan, no mientras estés conmigo. Que el pase a segundo plano mientras estemos así'', cuando mencione a su esposo me dio mil años más.
Entre a casa en silencio, sabia que todos estaban dormidos. Aunque sabia perfectamente que podían escucharme, aun así decidí hacer el menor ruido mientras entraba. Aunque nada me preparo para encontrarme grandes ojos blancos mirándome fijamente desde la oscuridad que abrazaba al sofá.
Una vela que había encima de la mesa frente al sofá se encendió y aquellos ojos blancos se volvieron un marrón oscuro mientras la cara de Joanne era iluminada por la luz del fuego que provenía del velón.
— Joanne — Dije algo sorprendida de haber visto aquello.
Ella me dio una sonrisa bastante dulce y sus ojos brillaban con ternura.
Aveces la miraba, y veía sus locuras, escuchaba sus frases y veía como se quedaba mirando al infinito de vez en cuando pero cada vez que me quedaba mirando su cara de una adolescente de no más de veinte años era cuando me preguntaba: ''¿Cuantos años tendrá andando en la tierra aquella loca?'', y es que era un misterio cuantos años tenia en si Joanne, se veía extremadamente joven pero siempre a estado el rumor que fue una de las primeras brujas que ha existido. Pero cuando preguntas solo ríe y dice que su cara no tiene pinta de estar viva por milenios que apenas era una bebe.
— Debes tener cuidado — Dijo mientras le daba un mordisco aquella manzana verde que no había visto.
— ¿Cuidado?, ¿De qué? — Cruzo sus piernas mientras saboreaba aquella fruta.
— Se que haces con ella, Lauren. Debes tener cuidado, no lleves esos sentimientos tan lejos, no te gustara lo que encontraras al final — Se recostó levemente en el sofá de cuero y le dio un gran mordisco a la manzana.
— Camila no me haría daño... Creo — Trague suave al ver como una sonrisa se formaba en su cara pero no enseñaba sus dientes.
— No hablaba de Camila, cariño. Se que ella no puede hacerte daño — Se levanto del sofá y dejo la fruta en la esquina de la mesa — Buenas noches corazón — Camino al pasillo donde estaban las puertas de las habitaciones pero antes de entrar a esta área se dio la vuelta — He vencido mi propio récord matando zombies — Dijo con emoción — Debieran existir. ¿Puedes creerlo?, Sirenas, brujas, hombres lobo, chupa sangres, humanos, licántropos, ángeles, demonios, cazadores y los cabrones ¡Pero no zombies! — Alzo levemente sus brazos arriba y negó leve indignada — Como sea, descansa.
