— ¿Y bien? — Volvió hablar el castaño.
Camila se levanto de aquel sillón y su esposo dio un paso atrás con cuidado, mientras ella apagaba la colilla de aquel cigarro y caminaba a pasos calmados y seguros donde el hombre, quedando a su lado.
— Nada que pueda interesarte, mi amor. No te preocupes, es solo mi criada — Y con eso dicho dejo un suave beso en su mejilla antes de seguir caminando — Oh y duerme aquí hoy, hace un tiempo que no estamos a solas, como antes — Y salió de aquella habitación en dirección a el jardín.
Lorcan respiro profundo apretando sus manos y mirando aquella pared llena de obras de arte.
— Voy a matarla — Dijo entre dientes antes de salir.
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Escuche un leve aleteo y entre con cuidado a la habitación donde se quedaba la rubia, viendo como entraba sin nada de la cintura hacia arriba y con una chaqueta de cuero, fuertemente apretada en su mano.
Aquellas alas grandes y largas, de un color blanco y dorado fueron guardadas en su espalda para luego caminar al gran espejo.
— Hola cariño — Dijo con una sonrisa.
— ¿Donde estabas? — Mi cabeza estaba levemente ladeada al hacer aquella pregunta.
— He perdido una apuesta con Joanne, me toco buscar una hebra de cabello de una sirena — Y fue cuando me fije en su cuerpo.
Esbelto, sin ombligo ni pezones, de piel lisa y blanca, alta y perfecta. Pero tenia algunas cortadas las cuales cerraban de apoco pero no podía verse ningún liquido.
— ¿No tienes sangre? — Ella río leve antes de asentir.
— Claro que si, pero lo que me lastimo no era como yo, así que no sale — Dio unos golpecitos en mi cara antes de pasar por mi lado mientras se ponía la chaqueta — ¡Joanne aquí tienes tu porqueria de hebra! — Reí leve mientras negaba.
Entre a mi habitación dejándome caer en la cama mientras cerraba los ojos y respiraba leve escuchando la discusión de Alessandra y Joanne pero decidí apagar aquello y solo concentrarme en el sonido de el viento soplando fuerte por mi ventana abierta mientras caía una leve llovizna y sin darme cuenta me había dormido.
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— ¿Doctor? — Aquella chica llamo con un poco de temor. El respondió con un sonido nasal — El sujeto 308W no sobrevivió a la prueba — El dejo de hacer aquello que hacia y subió su cabeza soltando un suspiro.
— Llévenlo al calabozo, si sobrevivo algo de el y si no quémenlo — La chica asintió y salió de allí.
Comenzó a caminar en dirección a su oficina encontrándose en el camino de los pasillos toda clase de personas dentro de las celdas, Sirenas, Vampiros, Cambia formas, Lobos y híbridos de todo tipo excepto por uno.
— Ilian — La voz de aquel hombre le hizo parar sus pasos antes de llegar a su destino.
— ¿Cuantas veces debo decirte que no me llames de esa forma cuando estoy en el trabajo? — Dijo entre dientes — ¿Qué quieres?.
— ¿Confías en el? — Lo miro sin entender — Seamos honestos, Lorcan no es de confiar, nunca lo ha sido ni lo será, así que...¿Confías en que de verdad te dará su sangre? — El sonido de la puerta de metal siendo abierta se escucho.
— Si no lo hace Rafael, iré por su esposa y la haré sufrir tanto que no solo me ofrecerá su sangre sino que también la vida que ya no tiene — Entraron.
La oficina era simple y grande, con uno que otros muebles y dos sillones frente al escritorio de metal y aquella silla grande de cuero, con su nevera y un armario.