Ambos cuerpos cayeron exhaustos al suelo, entre risas se miraron y la castaña no dudo en subirse a su cintura. Los arboles las envolvían y aquel pequeño arroyo hacia la música perfecta ligado con los animales de la noche. Ojos mieles miraron aquellos verdes que le devolvían la mirada con todo el amor y cariño del mundo.
Camila sonrío leve y paso su mano por su cara, viendo cómo la pelinegra cerraba los ojos disfrutando la caricia.
Ambas mujeres estaban descansando pues habían terminado de un entrenamientos de varias horas largas, era casi de madrugada y la casa que estaba a unos cuantos kilómetros se encontraba en silencio ya que todas estaban dormidas. Camila todas las noches desde que se tuvieron que mover dé lugar, a estado preparando a Lauren para lo que sea junto a Joanne que también le enseñaba, debido a que sabían que la licántropo había pasado gran parte de su vida huyendo con el hombre que la crío como suya.
Pero aquella noche solo se encontraban ellas dos, había sido un entrenamiento pesado pero había valido la pena. Camila dejo su cabeza recostada del pecho de la ojiverde sintiendo como este subía y bajaba con tranquilidad mientras escuchaba como su corazón palpitaba con calma.
Lauren paso su mano por su cabello escuchando como la vampiro suspiraba en forma de alivio, como aquella sola caricia le había inyectado vida que no sabia que le hacia falta. Sus ojos miraron al cielo, aquel cielo estrellado y totalmente hermoso y entonces los cerro respirando profundo y sintiendo la brisa envolver todo su cuerpo.
Aquella noche la sentía diferente, aquella noche la sentía única.
Aquella noche, la licántropo, la sentía como si fuera su última noche. Su última noche tranquila.
Camila apoyo su barbilla en sus manos mirando a la mujer frente a ella y esta le dio una sonrisa traviesa haciendo que la castaña rodara sus ojos con una sonrisa juguetona.
— ¿Ya me dirás que edad tienes? — Camila soltó una carcajada al escucharla volviendo a sentarse en su cintura.
— ¿De verdad quieres saber que edad tengo? — Su voz seductora y embriagante envolvió el oido de la pelinegra haciendo que esta asintiera de manera perezosa y tarareara una respuesta algo perdida. Camila acerco su rostro al de ella haciendo que sus narices se rozaran y verde con miel se fundieron — No lo se — Susurro rozando sus labios y rio al ver cómo Lauren frunció el ceño.
— ¿Cómo no vas a saber? — Volvió a preguntar apoyándose de sus codos.
Camila se encogió de hombros.
— No lo se, perdí la cuenta después del numero seis mil — Frunció el ceño pensando — ¿O fue después del diez mil? — Pregunto para ella en voz baja — Mira, soy bastante vieja. Así esta mejor — Sentencio riendo.
Camila soltó un pequeño grito de sorpresa seguido de risas al escuchar cómo Lauren gruñía para luego cargarla y tirarse al agua con ella.
Joanne tenia sus razones para no haber ido con aquella dos mujeres a entrenar, y no era específicamente que deseaba dormirse un poco más temprano, debía aceptar que necesitaba dormir pero claramente no tenia tiempo para ello así que se encontraba en aquellos momentos en la casa de Nova mientras veía de vez en cuando como una rubia la veía de manera atenta. Aquellos ojos azules mirarla intensamente.
— ¿Por que me miras así? — Pregunto en un susurro la bruja mitad demonio sin despegar sus ojos de aquellas letras.
— ¿Y cómo te estoy mirando? — Respondió de manera suave, su voz una octava más baja mientras acariciaba su labio con su pulgar.
