Lauren se sentó mientras se ponía aquella camiseta negra pero sintió un peso en la cama y vio como la bruja se recargaba del colchón y se arrodillaba.
— ¿Joanne? — Susurro y la castaña subió la vista con una sonrisa cansada — Hey — Se arrodillo a su lado cuando la vio caer sentada y fue cuando se dio cuenta de la sangre que bajaba de su cabeza — Hey hey. Mírame — Chasqueo sus dedos encima de sus ojos — Necesito que tengas esos ojos constantemente abiertos — Le agarro los lados de la cara.
La bruja agarro sus muñecas mientras reía suave y pasaba la mano por su herida algo profunda.
— Tranquila — Susurro — Estoy bien, solo es un rasguño. Debes ir allá fuera y ayudar, he sacado a la mayoría pero no calcule aquel vampiro que apareció de la nada y mientras venia a ti me empujo — Explico con sus ojos cerrados tratando de ganar un poco de energía y tranquilizar el mareo de haber perdido tanta sangre.
— ¿Donde esta?.
— Su cuerpo en algún lado, su cabeza por el pasillo — Sonrío de lado — Ve fuera, aquí tengo algo para esto, no te preocupes. Estaré detrás de ti — Le dio leves palmadas en la cara.
Lauren la miro preocupada y con duda pero asintió cuando la bruja le dio una sonrisa segura de que estaría bien.
La ojiverde comenzó a correr encontrándose con un licántropo volviendo a su estado humano y pudo diferenciar el cuerpo de la chica de ojos chocolates y como un vampiro estaba tendido en el suelo con un gran pedazo de su garganta faltante.
— ¡Olivia! — La chica miro a su espalda y Lauren vio sus ojos volver a ese chocolate hermoso mientras sus dientes volvían a la normalidad.
Podía ver su boca, barbilla y gran parte de su cuello y clavícula sucias de sangre.
— Necesito tu ayuda, tenemos que sacar a los que faltan de aquí — Ella asintió y la ojiverde le paso aquel abrigo largo que había agarrado antes de irse.
Mientras aquellas licántropos sacaban lo más rápido que podían a los demás. Una castaña se encontraba sentada respirando profundo mientras miraba al techo.
— Joder — Susurro a la nada — Tengo hambre — Se volvió a escuchar la voz de la bruja ligados con el sonido de las llamas y rugidos.
Como pudo se levanto y camino tambaleante a la cocina, aun estaba perdiendo sangre. Frunció levemente el ceño al abrir la nevera y solo encontrar leche.
— ¿Se ha vuelto vaca o que? — Dijo a la nada para luego encogerse de hombros y tomar una de las botellas.
La leche salía por la comisura de sus labio y tiro la botella vacía hacia un lado cayendo sentada al suelo con su espalda recostada del mesón. Con algo de dificultad saco aquella daga de su espalda y la miro soltando un suspiro.
Volvió a levantarse del suelo y camino a la salida. Llevo una mano a su boca mientras tosía al ver todo en llamar y envuelto en humo.
— Voy a odiarme por esto — Miraba una madera arder.
Llevo la mitad de la daga haciendo que el hierro se quemase para luego llevarlo a su cara y posarlo encima de su herida. Apretó los ojos y su mandíbula al sentir su piel quemar, cayo de rodillas y llevo una de sus manos a su cara para ver sus dedos.
Hizo un ligero quejido por el dolor y ardor pero sonrío satisfecha al ver que no había sangre ni sentía sangre bajar por su cara.
— Muy bien. Vamos a jugar — Y con eso sus ojos se volvieron blancos y desapareció del lugar.
Ella sintió el golpe que la tumbo mandándola lejos. Vio como la chica de ojos chocolate iba a su rescate pero ella la detuvo.
— Revisa que no haya más nadie — Olivia asintió.
