Escuchar: Go Fuck Yourself - Two Feet. Repetir hasta acabar primera parte.
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La habitación estaba prácticamente destruida, solo quedaba la cama. Aquella que tenia la pared del espaldar agrietada y con pedazos de la pared encima del colchón, aquella que no tenia espaldar alguna ya que Camila y yo nos habíamos encargado de desaparecerlo y aquella que tenia tanto, las sabanas y cubre cama, hechos un desastre. Mientras las cuatro patas de la cama ya no existían.
La pared de vidrio estaba agrietada pero no rota, Camila se había encargado de pegar mi cuerpo al vidrio con fuerza suficiente para hacerle bastante grietas pero no romperlo por completo.
Estaba con mis piernas apoyadas en el colchón y Camila frente a mi con sus piernas abiertas a cada lado de las mías. Su boca ligeramente abierta mientras mordía y besaba su cuello acariciando su abdomen hasta llegar a su sexo húmedo debido a los orgasmos ya pasados.
Llevo una de sus manos a mi cuello, volteo su cara para mirarme y atrajo mi cara a la de ella sacando levemente su lengua haciendo que abriera mis labios y dejara que aquella punta de ese músculo húmedo pasara rozando mi paladar para luego morder mi labio inferior haciéndome soltar un gemido de placer ligado con dolor cuando sentí sus uñas arañar mi cuello hasta mi clavícula.
Se dio la vuelta y envolvió mi cintura con sus piernas enterrando sus dedos en mi cabello y con su otra mano empujo mi barbilla hacia arriba para mirarla, me dio una sonrisa ladeada antes de besarme y arrastrar la punta de su lengua por mi mejilla hasta llegar a mi oído.
— Me encanta gritar, Lauren — Su aliento pegaba de lleno en mi oído mientras mi respiración era errática — Hazme muda — Y llevo mi cara a su cuello y salte un pequeño gemido al sentir dos de sus dedos entrar en mi cavidad haciendo que mordiera su cuello sintiendo un sabor maravilloso mojar mis labios.
Me empujo haciendo que cayera boca arriba en aquel colchón algo inservible y sonrío con su mirada fija en mis labios levemente rojos. Llevo aquella mano, con dos de sus dedos brillantes por mis fluidos, al lado de su cuello mordido para luego llevarlos a su boca y solo dejar el rastro de su saliva en ellos.
Sonrío. Enseñando aquellos colmillos largos y algo anchos. Me dio la sonrisa más cínica que he visto en mi vida y trague despacio soltando un aire tembloroso antes de ver como abría mis piernas, poniéndolas alrededor de su cintura, para colocarse encima.
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La luz dándome en mi espalda y produciéndome más calor del debido me hizo abrir mis ojos de a poco. Viendo lo que podía a mi alrededor.
La puerta estaba semi abierta, por la mitad, las paredes agrietadas y con pedazos de cemento menos, la mesa de noche hecha pedazos, el piso aboyado y el techo, bueno, el techo era lo único decente.
Mire al frente encontrándome pedazos de madera y cemento por doquier, el colchón de la cama abierto en diferentes lugares y las sabanas junto con el cubre colchón estaban demasiado rasgadas para ser salvadas.
Y entonces me fije que el cuerpo de la Vampiro no estaba a mi lado. Mire al rededor hasta encontrarla sentada en forma de indio, sentada frente al gran ventanal, algo agrietado y con algunos pequeños hoyitos, que servia de pared mirando el bosque mientras la lluvia pegaba de lleno a cada uno de los pinos y diferentes arboles que se podían distinguir.
Y volví a fijarme. Estaba diferente, los huesos de su columna vertebral se marcaban al igual que sus costillas, su cabello no era ese castaño con un brillo perfecto al igual que las ondas, ahora era de un castaño opaco, muerto. Su piel no se veía de ese blanco pálido brillante, era un blanco pálido sin color, sin nada. Su cuerpo en si, se veía más flaco y me preocupe.
