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Apreté mis ojos con fuerza, al igual que presionaba las palmas de mis manos en mis oídos para apaciguar los gritos. Escuchaba todo el doble, sentía todo el doble. Aquellos gritos de las personas desesperadas, aquellos látigos siendo azotados y chocando contra la carne de las personas de mi manada. Ese olor a sangre, a humo, ese ruido de la carne siendo abierta por las hojas de plata en los látigos. Aquellos collares siendo cerrados.

No quería abrirlos, no quería ver de más. Suficiente tenia al tener mis habilidades recién encontradas y sentir más que los demás. Estaba con mis piernas al pecho, agachada en una esquina, mientras me sentía inservible pero al mismo tiempo con tanto miedo de hacer algo y fallar.

— Cariño — Sentí dos manos grandes en mis muñecas y abrí mis ojos encontrándome con ojos marrones mirándome con ternura pero se notaba el miedo, el dolor y el enojo danzando por ellos — Vamos princesa. Te pondré a salvo — Asentí y deje que me cogiera en brazos.

Aquel hombre de casi dos metros, esbelto, intimidante y sabio a la vez, era mi padre. El líder de todos. — Mamá — Susurre, el me dio una sonrisa y acaricio mi nariz con la suya.

— Mamá esta bien. Esta ayudando a los demás niños — Iba a decir algo pero una explosión y mi cuerpo volando lejos del de mi padre, lo interrumpió.

Sentí mi pecho arder pero fue sensación de segundos. Al igual que veía y sentía heridas cerrarse al instante. Entonces como pude, me levante de aquel suelo sucio y me deje llevar por el sonido de la tos de mi padre pero aquel olor de alguien más se poso en mis fosas nasales.

Corrí lo más rápido que pude donde mi padre, pero antes de que llegara a el, otras manos tomaron mi cintura — ¡NO! — Mi grito llamo la atención de ambos hombres pero nunca olvidare aquellos ojos azules y esa sonrisa.

Mi padre me miro con temor. Viendo al hombre detrás de mi con suplica.

— Llévatela Luka. Llévatela y cuídala. Ahora es tu hija — Mis ojos se aguaron al escuchar aquellas palabras y vi como poso sus ojos en mi dándome una sonrisa triste — Szeretlek — Y con aquello dicho me sacaron de allí.

La tos seca hizo que abriera los ojos de a poco y viera el techo gris de aquel edificio abandonado. La lluvia se escuchaba fuera junto con algunos relámpagos a lo lejos. Aquella tos se volvió a escuchar y esta vez me levante de aquel colchón y camine hacia la habitación de donde provenía el sonido.

Sonreí triste y dolida al verlo de esa forma. Pálido, temblando y algo delgado. No era normal, no para nosotros, no podía enfermarme pero el si. Pero sabia que significaba aquello. Ya era su tiempo.

— Papá — Mi voz salió en un susurro y agarre su mano fría escuchando un suspiro de su parte al sentir mi calor — ¿Qué debo hacer? — Su mano, de manera débil, apretó la mía — No se que hacer — Volví a susurrar.

— ¿Qué tal dormir? — Aquellos ojos mieles claros se posaron en los míos y una sonrisa cansada abordo su cara — Te ves cansada, pequeña — Reí leve y negué, cerrando los ojos levemente al sentirle acariciar mi mejilla.

— Ya he dormido suficiente — Mi voz no pasaba de un cierto nivel, es como si no quisiera asustarlo. Lo vi con la intención de levantarse — ¿Qué haces? — Mi ceño se frunció cuando apoyo su espalda en el cabecera de aquella cama.

— Levantarme para ir a trabajar — Aviso y negué.

— No. No iras —Volví acostarlo — Debes descansar, no tienes energía — El volvió a levantarse.

— Es una responsabilidad pequeña y tengo un contrato con aquellos vampiros — Rodé los ojos al escucharlo y escuche su risa débil retumbar en aquellas paredes de concreto puro — Se que los odias pero ellos son los que nos mantiene comiendo — Negué.

World Of Monsters || CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora