Capítulo 3 | COLISIÓN

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«Su risa se estrelló contra él con una fuerza impresionante. No oyó nada de la fiesta a su alrededor, solo esa risa que lo atrapó en una burbuja dejando a las demás personas fuera».

Adam se encontraba a punto de acostarse después de un largo día cuando su teléfono sonó. Miró la pantalla y vio el nombre de Mauricio.

¡Hey, güero! ¿Estás ocupado? ¿Vas a hacer algo esta noche? —preguntó, en cuanto Adam respondió la llamada.

—Estaba punto de ir a la cama —respondió.

—No seas aguafiestas y ven a divertirte con nosotros, estamos en la quermés que organiza la iglesia para recaudar fondos, más bien es como una pequeña feria.

—No lo sé... Pensaba cenar algo ligero e irme a la cama.

—Vamos hombre, sal a divertirte... Conoce la ciudad.

—De acuerdo... ¿Dónde te veo?

Ase era el motivo por el cual se encontraba en el parque de la ciudad, con las personas empujando y otros llevando botellas de cerveza en sus manos. Lo que más le admiró fue la cantidad de niños que se encontraban formados para poder subirse a los juegos mecánicos.

Los padres pendientes de ellos, algunos cargaban a pequeños bebés en sus brazos, los chicos y chicas andaban en pequeños y grandes grupos de amigos, unos cuantos con sus respectivas parejas y algunos pocos con sus familiares.

—Han contratado un grupo increíble, la fiesta apenas dará inicio güero, no sabes cómo se pone el ambiente.

—Comienzo a imaginármelo —murmuró.

¡Mierda! —exclamó Mauricio—. He encontrado mi punto débil, ¿quieres unas manzanas acarameladas? —Preguntó.

—No, así estoy bien.

—Vamos Adam, no puedes negarte a comer una delicia como esa.

—No voy a comer esa cosa... ¿Tienes idea de cuántas personas mueren al año por comer eso?

—¿Qué? —cuestionó Mauricio—. Dios, güero. No la como todos los días, solo estoy hablando de comprar una en este momento, no es como si me fuera a comer todas las que vende la señora.

—Aun así. No comeré eso.

—Bien, entonces acompáñame a comprar la mía.

Adam miraba a su alrededor mientras esperaba que Mauricio comprara su manzana acaramelada.

Su risa se estrelló contra él con una fuerza impresionante. No oyó nada de la fiesta a su alrededor, solo esa risa que lo atrapó en una burbuja dejando a las demás personas fuera. No vio a nadie excepto a ella, o debería decir, solo la cima de su cabeza. Dios, ella se echó a reír y el sonido fueron cadenas alrededor de su corazón. Dolía y era hermoso.

Por un instante, casi olvidó dónde estaba, deseaba tanto tener esa risa sincera vuelta en su dirección. Comenzó a caminar en dirección de la dueña de ese sonido tan hermoso, cuando fue jalado por la playera.

—¿A dónde vas, Yankee? —espetó Víctor.

Adam lo miró antes de sacudirse su agarre. —Eso no te importa —respondió.

—Claro que me importa —contraatacó Víctor—. Estás en mi ciudad, en mis terrenos.

—No sabía que habías comprado la ciudad entera.

—¿Te crees chistoso? Porque no lo eres Taylor.

Adam se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección a dónde se encontraba la dueña de la risa que lo había desarmado. Solo que ya no se encontraba allí, la había perdido y todo gracias al bueno para nada de Víctor Martínez.

TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora