Durante la tarde, Grecia se sintió vagamente invadida. Miles de fotógrafos y todo el equipo técnico de Adam se congregó en la suite de hotel que él estaba ocupando. No le pareció genial, sobre todo, porque habían llegado interrumpiendo la conversación que estaban teniendo en ese momento.
Uno de los chicos montó el tripié a pocos metros de la estancia. Justo al lado del gigante televisor de pantalla plana. Y el juego comenzó. Los flashes volaron en todas direcciones, las discusiones y los murmullos crecieron, el espacio que antes le había parecido gigantesco solo para los dos, ahora le resultó tan pequeño.
Luciendo y esbozando una sonrisa fingida, Adam posó para las cámaras, aunque sus ojos azules no la perdieron de vista ni un solo segundo.
Entendió por qué él había huido de ese mundo, por qué había buscado un lugar en el que pudiera pasar desapercibido. Si hubiese llevado una vida como la que él seguramente había llevado, habría hecho exactamente lo mismo.
—Eso es, dame tu mejor sonrisa —pidió el fotógrafo—. Inclina la cabeza un poco a la izquierda...
Mientras la sesión fotográfica se desarrollaba, los demás fueron abandonando la suite poco a poco, hasta que solamente quedaron, el fotógrafo, sus asistentes, el entrenador, Adam y ella.
—Fue un placer, señor Taylor —se despidió el fotógrafo.
En cuanto el hombre y sus asistentes se marcharon, el entrenador se volvió a él y le dio una botella de agua mientras pasaba el brazo por sus hombros.
—Necesitas descansar, la pelea no será sencilla —dijo.
—Lo sé.
—Relájate, toma una siesta, come y te veré temprano mañana. Podremos entrenar un poco más.
—De acuerdo —accedió.
—Sé que vas a enorgullecerme mañana, Taylor.
—Espero que sí.
El hombre sonrió y sacudió la cabeza.
—Nos vemos —dijo, a modo de despedida. Luego, se giró hacia ella—. Ha sido un placer conocerla finalmente, señora Taylor —y con eso, se marchó.
Una vez a solas, de nuevo; volvió a sentir que respiraba. Adam y ella pasaron el resto del día abrazados y viendo series policíacas en la televisión.
📕🏫
Las luces de neón que brillaban por todo el lugar, tenían a Grecia parcialmente cegada. Las manos le sudaban y sintió que en cualquier momento el corazón le colapsaría dentro del pecho. Miles de murmullos, gritos y vítores llenaron su sentido auditivo y la tenían mordiéndose las uñas.
Sentada en uno de los sillones de piel de la sala VIP, se sintió como una gacela en medio de una jauría de leones hambrientos.
—Envíame la documentación, yo la revisaré dentro de un par de días —escuchó la familiar voz masculina.
Soltó un suspiro de alivio al encontrarse con la mirada de Aiden Reid, el abogado y mejor amigo de Adam. Sonrió cuando vio que él tenía su mano entrelazada con la de alguien más.
—Hola —saludó él—. Se nos ha hecho un poco tarde, es una locura allí afuera —dijo, deslizando el brazo por la cintura de su muy embarazada esposa.
—Creí que no vendrías.
—¿Bromeas? No podría abandonar a Adam aquí, necesita que lea y verifique el contrato antes de subirse a ese octágono.
Los reflectores dejaron de girar alrededor de todo el lugar, el publico se quedó en silencio, entendiendo la señal para que todos tomaran sus lugares. Con el pulso acelerado Grecia se inclinó en el asiento y el corazón le martilleó en el pecho cuando las luces iluminaron el centro del octágono.
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TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|
Romance*Historia GANADORA del 1er Lugar de los Crazy Writer Awards 2017* *Historia GANADORA del 1er Lugar de los Scarlett Awards 2019* 💔🥊 HAY HERIDAS QUE SE CURAN 💔🥊 Fuerte, austero, frío, calculador, prepotente y ardientemente sexy. Su nombre es Adam...