El bar estaba ligeramente vacío, unos cuantos hombres se hallaban esparcidos por todo el local, algunos de ellos tenían a mujeres sentadas en su regazo.
Adam se encontraba en la mesa de la esquina y lucía como si un tren le hubiese pasado encima. El cabello caía sobre su frente, la camisa se hallaba ligeramente rota y manchas de sangre la adornaban. Tenía la mirada fija sobre el vaso de cristal que estaba en sus manos, las cuales, seguían derramando gotas de sangre.
Se sentía miserable, estúpido e idiota; creía haber superado todo su pasado, pero entonces, Lauren Roth apareció y trajo a la superficie todo nuevamente.
—Hola muñeco —llamó una voz femenina.
Alzó la vista, una joven mujer lo miraba con deseo y ansiedad.
—¿Necesitas compañía? —preguntó con voz seductora—. ¿Puedo sentarme?
Adam no respondió, simplemente se limitó a seguir mirando el vaso de cristal.
—¿Me invitas una copa? —prosiguió la mujer.
Él seguía sin responder, su mente perdida en sus recuerdos nuevamente, haciendo añicos su corazón y destrozándolo hasta dejarlo sin alma.
Ver a Lauren no solo le había recordado su traición, si no también los momentos maravillosos que pasó con ella, lucía tan malditamente ardiente como el infierno. Sin embargo, sus ojos destilaban la misma maldad y frialdad que siempre.
—Cariño... —el toque de la mujer lo trajo a la realidad nuevamente—. Puedo ayudarte, sea lo que sea que te haya pasado, puedo hacer que lo olvides por unos momentos.
Miró a la mujer. —Ese es el problema —dijo—, me harás olvidarlo solo temporalmente, no para siempre.
Se levantó y salió del bar, la brisa fresca le puso la piel de gallina. Miró al cielo y soltó un suspiro.
Solo quería una sola cosa. Solo quería dejar de sentirse como un completo cobarde e imbécil, quería dejar de sentir que la vida se le iba de las manos. Ni Lauren ni Harry merecían uno solo de sus pensamientos.
Así que, con aquello en mente, caminó por las calles tratando de calmar su rabia.
🔨🌇
Adam se encontraba frente a la puerta, decidiendo si llamar o dar la vuelta e irse por dónde había llegado.
Antes de que incluso tomara una decisión, la puerta fue abierta.
—Adam...
—¿Por qué? —preguntó.
Ojos grises lo miraron con sorpresa parpadeando en ellos.
—Entra —pidió, haciéndose a un lado para que él pudiera pasar.
Una vez dentro, miró la blanca habitación y se sentó en uno de los sillones de lana que adornaban la estancia.
—Adam, ¿qué te paso en las manos?
Él miró sus nudillos, la sangre no dejaba de gotear de sus dedos; pero eso no le interesaba en lo absoluto.
—¿Por qué? —preguntó de nuevo.
—Déjame curarte las heridas y mientras lo hago, puedo responder a todas tus preguntas.
—Ya te dije que no me importa, solo contesta lo que te he preguntado.
La chica pareció reacia a aquello, lo cual alteró todos sus sentidos.
—Lo siento —murmuro ella—. No sabía que me seguiría.
—Alena...
—Voy por el botiquín para curarte las heridas.
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TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|
Romance*Historia GANADORA del 1er Lugar de los Crazy Writer Awards 2017* *Historia GANADORA del 1er Lugar de los Scarlett Awards 2019* 💔🥊 HAY HERIDAS QUE SE CURAN 💔🥊 Fuerte, austero, frío, calculador, prepotente y ardientemente sexy. Su nombre es Adam...