TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|

Capítulo 31 | CRUEL

Adam suspiró y dejó que el agua cayera libremente por su rostro, se relajó al instante; vaya que las modificaciones en esa casa eran de una excelencia indescriptible.

Max era un arquitecto increíble, pero Darren no se quedaba atrás con esa tecnología de punta que protegía cada centímetro de la casa.

—Buenas noches —habló la voz mecánica del sistema de seguridad—. En la cocina hay café recién hecho y unos bocadillos de frutas frescas.

—¡Mierda! —exclamó Adam, anudándose la toalla en su cintura—. Darren debió advertirme sobre esto.

—Supongo que se le habrá olvidado —comentó Grecia, mientras se sentaba a la cama con el sobre en sus manos.

Adam la miró, intentando encontrar las palabras adecuadas para darle apoyo; sin embargo, nada salió de su boca, lo único que fue capaz de hacer fue acercarse a ella y encerrarla en un abrazo de oso.

—Adam... —masculló.

—Tranquila cariño, estoy seguro de que todo esto pasará pronto.

—No... no es eso —gimió.

—¿A no?

—No.

—Entonces, ¿qué es?

—Tú...

—Grecia...

—Tengo tu... eh, ¿amigo?.. presionado contra mi estómago.

Él se apartó de ella y la miró con algo de pena y nerviosismo. —Grecia, yo...

Se detuvo a media disculpa porque ella comenzó a reír como no lo hacía en muchos días.

Se miraron el uno al otro, aun riendo.

—¿Estás más tranquila ahora? —preguntó al cabo de tres minutos.

—Lo estoy.

—Quiero que sepas que... no era mi intención —se disculpó, con algo de pena.

Grecia sonrió al ver la expresión en el rostro de Adam, se acercó a él y llevó sus manos a las mejillas del hombre; él levantó la vista y fijó sus ojos en los de ella.

—Adam, te amo —dijo, sin dejar de mirarlo—. Jamás en mi vida había amado a alguien como te amo a ti, jamás había sentido esta sensación... eres lo más importante en mi vida.

El hombre frente a ella parpadeó antes de que una sonrisa se asomara a sus labios.

—No tienes idea de cuánto te amo, Grecia —murmuró, antes de atraerla y capturar su boca en un beso.

La besó con ganas, deleitándose con el sabor de su boca, con la suavidad de sus labios y sobre todo, con el conocimiento de que ella lo amaba.

Recordó entonces que estaba desnudo de la cintura para abajo, a regañadientes se apartó de ella antes de terminar haciendo una locura, como tomarla.

—Será mejor que me vista —murmuró, volviendo al cuarto de baño.

Grecia parpadeó, enrojeciendo cual tómate al darse cuenta de lo que habían estado a punto de hacer.

🔨🌇

El teléfono de Adam sonó un poco más allá de la media noche, parpadeando y bostezando, lo tomó del buró y abrió los ojos desperezándose por completo.

—¿Dare, sucedió algo? —preguntó, un poco más despierto.

Escuchó un quejido a través de la línea telefónica, lo que hizo que se pusiera de pie en un santiamén.