Capítulo 37 | SUFICIENTE

3.9K 345 131
                                    

La esperanza revoloteó en Adam cuando Grecia no se resistió y le permitió deslizar su lengua en el interior de su boca; con el deseo zumbándole en los oídos, la apretó contra su cuerpo.

Su recién despertada libido abrió sus alas y asomó sus filosos dientes, dejando en claro que no le dejaría ignorarla. Grecia gimió y se retorció en sus brazos cuando fue consciente de su erección apretándose contra su estómago. Extendió los dedos de una mano a través de la parte baja de la espalda de ella, metió la otra en la suave seda de su cabello y le acarició la lengua con la suya. El débil temblor femenino hizo que su erección latiera.

Él buscaba desesperadamente hacerla olvidar lo sucedido, quería ser capaz de derrumbar esa pared de inseguridad que ella tenía a su alrededor, pero, ¿cómo apagabas el cerebro de una mujer inteligente como Grecia? No tenía la menor idea, lo único de lo que estaba seguro era de que no la dejaría ir. Ella no escaparía de él, no se libraría de él así de fácil.

Rompió el beso el tiempo suficiente para inhalar aire, luego inclinó de nuevo la boca sobre la de ella, empujando la lengua al interior de la cálida cavidad, de forma lenta y dura al mismo tiempo. Exactamente como deseaba empujar en el interior de su sexo.

No podía ni quería ir despacio, no cuando tenía sus palabras rebotando en la mente; había estado hambriento por ella durante tanto tiempo y al diablo con lo que su familia pensara, no dejaría escapar el amor; gimió cuando ella le respondió como si sintiera las mismas ansias salvajes.

Por él. El hombre, no el apellido y mucho menos el empresario que había sido en el pasado, porque ella no conocía esa parte de su vida.

La mujer que le había pedido al cielo desde hacía tanto tiempo, la mujer de sus sueños le estaba besando como si quisiera llevarle hasta la inconsciencia. La mente de Adam era una tormenta de lujuria, necesidad y pasión, movió la mano de la espalda hasta cerrarla sobre el pecho derecho. Ella se sobresaltó, pero contrario a lo qué hubiese pensado, ella le tomó la otra mano y la deslizó hasta posarla sobre su otro pecho.

Él levantó la cabeza, rompiendo el beso. Sus ojos se encontraron con el claro avellana de los de ella. Sin dejar de mirarla, acarició sus pechos por encima de las capas de ropa, ella se estremeció, pero no era suficiente, él quería sentir la suavidad de su piel, deslizando las manos, localizó el dobladillo se su blusa y tiró de ella, sacándosela por encima de la cabeza. Sus manos se enroscaron en el broche del sujetador y deslizó las tiras por sus brazos, amando el contacto con su piel.

Grecia enredo las manos en su cabello y tiró de él, haciendo que su cara quedara presionada contra sus pechos, movimiento que él aprovechó para llevar su pezón al interior de su boca. Ella arqueó la espalda y lo apretó más contra sí misma, la neblina de placer se hizo más densa y los pensamientos sobre cualquier otra cosa que no fuese el deseo sexual, desapareció.

Adam emitió un gruñido y apartó su boca, liberando el pezón, ella tironeó de su camisa y los botones salieron volando, haciendo un pequeño ruido al chocar contra el piso de mármol, él le besó el cuello, volviendo a colocar su mano sobre la carne sensible de su pecho derecho. Apretando su pezón entre sus dedos, casi se corrió cuando ella soltó un pequeño grito y se arqueó hacia él en busca de más placer.

Respirando profundamente, hizo acopio de toda su fuerza de voluntad para obligarse a separarse de ella, la necesitaba desnuda. Besando la suave piel de su estómago, enganchó sus dedos en la cinturilla del short que utilizaba para dormir y tiró. Ella levantó los pies y la prenda de algodón junto con sus bragas negras de encaje estuvo en el suelo segundos después.

Sin dejar de mirarla, cayó de rodillas, sus manos manteniéndola inmóvil mientras su boca encontraba el montículo desnudo. Le separó las piernas, colocando una sobre su hombro, sus manos se cerraron en su cintura y la sostuvo con fuerza cuando ella empezó a arquearse temblorosa mientras su lengua profundizaba entre sus suaves pliegues y acariciaba su clítoris. La lamió, saboreando su crema, aspirando su aroma. Adam se concentró solamente en el placer de su dulce Grecia, llevándola al borde del clímax, después retirándose, prolongando el momento erótico, haciendo que ella emitiera algunos sonidos quejumbrosos.

TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora