Capítulo 42 | TEMORES

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Grecia se miró al espejo que había en la bodega y decidió que se veía presentable. Llevaba el cabello recogido en una cola de caballo floja, una blusa blanca con el logotipo de una de sus bandas favoritas: Zoé, pantalones de mezclilla, converse y sus gafas.

—¿Estás lista? —preguntó Carolina, colgándose el bolso sobre su hombro.

—Sí, solo le enviaré un mensaje a Adam.

—Bien, te espero afuera.

Asintió en respuesta, al mismo tiempo que ubicaba el número de Adam en su lista de contacto y escribía el corto pero revelador mensaje. Justo acababa de subirse al taxi cuando él le llamó. Con manos temblorosas, oprimió el botón para responder.

—¿Dónde estás? —exhaló.

—En el taxi —respondió.

—¿Carolina está contigo? —preguntó.

—Sí, ya te había dicho que ella me acompañaría.

—De acuerdo. Quiero que me llames cuando vayas a casa.

—Sí. ¿Qué estás haciendo?

—Estoy en la cama. Volviéndome loco.

—No tienes por qué —expuso—. Adam, él solo quiere hablar y yo no puedo negarle eso, además, tú eres quien puso un anillo en mi dedo, estamos casados y planeando nuestra boda religiosa, ¿recuerdas?

—Eso no me tranquiliza, él podría intentar robarte de mi lado.

—No lo hará. Te amo a ti, solo a ti.

Él soltó un respiro. —Te amo —susurró en respuesta.

Colgando la llamada, se dijo a sí misma que era mejor no haberle dicho a Adam que se encontraría con Leonardo en su propio departamento. Carolina la miró y sacudió la cabeza.

—Debiste decirle —masculló.

—No. Conseguí calmarlo cuando le dije que iría a Florida, no quiero que se ponga mal, no quiero que se moleste.

—¿No crees que será mucho peor si se entera por otro lado?

—Carolina, no me pongas más nerviosa de lo que ya estoy —la morena bufó.

Para cuando el taxi estacionó frente al edificio en el que Leonardo vivía, los nervios de Grecia estaban por encima del borde.

Las manos le sudaban cuando presionó el timbre, la voz de él a través del intercomunicador, la sobresaltó.

—Hola —murmuró.

—¿Grecia, eres tú?

—Sí.

El sonido del seguro le informó que él había desbloqueado la puerta, así que, con la atenta mirada de Carolina, empujó la puerta y se adentró.

Mientras el ascensor subía, se volvió a preguntar si era una buena idea lo que estaba a punto de hacer, solo que ya no había vuelta atrás, no cuando la sonrisa de Leonardo la saludó al abrirse las puertas del elevador.

📕🏫

—¿Puedo ofrecerte algo más? —preguntó Leonardo.

—No, así estoy bien.

—Quiero que sepas, he estado pensando mucho en nosotros, en ti y en mí.

—Leonardo...

—¿Por qué Adam?

Grecia parpadeó, sorprendida ante su pregunta. —¿Qué?

—Necesito que me digas, ¿por qué él y no yo?

TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora