Soltando un suspiro, Adam bajó del avión; colocándose los lentes de sol y la gorra de los Yankees de Nueva York, caminó con pasos decididos a la salida del aeropuerto. No llevaba más que una mochila y una pequeña maleta de ruedas.
Dándole la dirección al taxista, se recostó contra el sillón, cerrando los ojos y pasándose las manos por la cara y el cabello.
¿Cómo es que las cosas se habían salido de control? ¿Cómo es que permitió llegar hasta ese punto? Sentía que en cualquier momento le estallaría la cabeza.
Para cuando llegó al King Park, todo estaba relativa y tenebrosamente tranquilo, teniendo en cuenta que aquello era una maldita mala idea; Ember Bradshaw lo recibió, con una sonrisa titubeante en sus labios.
Oh, dulce cielo, la chica parecía haber estado llorando por horas, si es que los ojos rojos e hinchados eran un indicador. Y lo comprobó una vez más: Darren Dixon era un maldito cabeza dura. ¿No se daba cuenta de la chica que tenía enfrente? ¿Acaso no se había percatado que Ember estaba sufriendo porque estaba igual de enamorada que él? Braxton tenía razón, la situación era una total mierda.
—Creí que... creí que llegarías más tarde —balbuceó.
—No. Realmente hice todo lo posible por conseguir un vuelo más temprano.
—Oh... Grecia está en la cocina —dijo.
—¿Ya está aquí? —la sorpresa se mezcló con la emoción en su tono de voz.
—Sí, llegó hace un par de horas...
No esperó que Ember le terminara de informar, dejando el equipaje a media estancia, corrió directamente a la cocina y las risas que inundaban el lugar lo volvieron completamente loco.
—Uh, oh —murmuró uno de los hombres que se encontraban con Grecia.
Ella miró por sobre su hombro y sus ojos se encontraron con los de él; el aire se atoró en los pulmones de Adam y, haciendo caso omiso de la presencia de sus amigos, dio los pasos faltantes para estrecharla entre sus brazos y capturar su boca en un beso.
—Ughh, creo que iré a tomar una siesta, no puedo estar en medio de un algodón de azúcar.
—Vete a la mierda, Max —espetó Adam, cogiendo de la mano a Grecia.
—No soy un maldito voyeur, así que concuerdo con Max, yo también me voy.
—Solo estás celoso de lo que Adam y yo tenemos, Braxton —señaló Grecia.
Antes de que cualquier persona en la cocina pudiera decir algo más, Adam tiró de su mano y la condujo a la sala; Ember permanecía sentada en uno de los sofás, con un bebé entre sus brazos, mientras vigilaba con ojos agudos al otro, que estaba dormido en su portabebés.
Ninguno de los dos se detuvo, y si Ember los vio, supo disimular bien que no lo había hecho.
Con el deseo y la necesidad haciendo estragos en su control, él la tomó en brazos y la cargó, apresurando sus pasos.
—Es aquí —anunció ella, señalando la cuarta puerta del pasillo.
Adam abrió la puerta con urgencia y luego la cerró de una patada cuando estuvieron dentro.
—Estás todo sudoroso —protestó cuando él la puso de pie y tomó su trasero para presionarla contra él.
—Y tú estás a punto de ponerte así.
La besó en el cuello, y a ella se le escapó un suspiro excitado. Él le mordisqueó la piel y todo su cuerpo se sacudió.
—¡Oh! —jadeó.
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TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|
Romance*Historia GANADORA del 1er Lugar de los Crazy Writer Awards 2017* *Historia GANADORA del 1er Lugar de los Scarlett Awards 2019* 💔🥊 HAY HERIDAS QUE SE CURAN 💔🥊 Fuerte, austero, frío, calculador, prepotente y ardientemente sexy. Su nombre es Adam...