Grecia suspiró cuando él se arrodilló ante ella y empujó su pantalón hacia abajo, dejándola en bragas y sujetador.
La vergüenza se apoderó de su cuerpo y podía sentir sus mejillas arder.
¿Y si él se arrepentía después de verla desnuda? ¿Y si su cuerpo le resultara asqueroso? Tenía estrías, ¿y si esas estrías le provocaban nauseas?
Su mente se llenó de preguntas y de dudas, quiso cubrirse con una sábana antes de que él descubriera todas las imperfecciones que llenaban su cuerpo, rogó en silencio porque él no notara las manchas en su piel.
Estaba a punto de dar un paso hacia atrás, alejándose del contacto íntimo, cuando sintió la humedad de su boca en el interior de su muslo derecho.
Adam dejó un sendero de besos húmedos en sus muslos, deleitándose con la suavidad de su piel. Grecia quería esconderse, apartarse de él antes de que fuera tarde y no hubiera vuelta atrás.
Tembló de necesidad cuando los ojos azules de él se encontraron con los de ella, había una emoción allí que no supo descifrar, él la miraba como un náufrago hambriento que ha encontrado la reserva de comida que tanto necesitaba.
Grecia dio un paso atrás, chocando con el borde de la cama y la esquina del buró, su mano buscó a tientas el control remoto y las luces se pusieron a un nivel más bajo, brindando ese aspecto romántico que si lo hubiese planeado, jamás lo hubiera logrado.
Sintió la mano de Adam acariciar la piel de su cintura, tirando de ella hasta que se encontró nuevamente presionada contra la dureza de su cuerpo.
—Grecia... —murmuró, acariciando sus labios con los de él.
Ella se aferró a sus brazos, sintiendo que su cuerpo dejaba de responderle, deseando y anhelando algo que calmara el dolor agudo entre sus piernas.
—¿Qué hiciste conmigo? —susurró, antes de fundir sus bocas en un beso tan dulce que sintió derretirse.
Aceptó su beso, deslizando sus manos por la espalda de él, dejando que sus sentidos se activaran al sentir la suavidad y el calor que desprendía su piel; Adam era un hombre con un cuerpo esculpido por los dioses, Zeus sentiría tanta vergüenza si se comparara con él.
—No tienes nada qué temer —murmuró en su oído—, estás conmigo y yo jamás haré algo que pueda herirte.
—Lo sé... —balbuceó—... es solo que, yo no sé cómo hacer esto.
Él sonrió. —Cariño, no debes preocuparte por eso.
—Adam, yo... te deseo —confesó—. Jamás había sentido esta necesidad, esta sensación que me consume desde adentro. Muéstrame lo que es ser mujer en todos los sentidos —levantó los ojos brillantes por las lágrimas hasta encontrarse con el cielo nocturno de los de él—. Quiero... yo quiero ser tuya, quiero que me hagas el amor.
—Cariño, ya eres mía... —respondió, aprisionándola más contra su cuerpo.
Tan perdida estaba en sus pensamientos que no notó cuando él tomó el control y las luces iluminaron la habitación; quiso tirar de una sábana y cubrir su cuerpo, pero se quedó estática al sentir la mirada de él recorriéndola de la cabeza a los pies, deteniéndose en sus pechos que sobresalían de la parte superior de su sujetador.
—Aún más hermosa de lo que imaginé —murmuró él.
Sus palabras se impactaron en el cerebro de Grecia, que procesaba cada roce, cada sonido y cada acción a detalle.
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TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|
Romance*Historia GANADORA del 1er Lugar de los Crazy Writer Awards 2017* *Historia GANADORA del 1er Lugar de los Scarlett Awards 2019* 💔🥊 HAY HERIDAS QUE SE CURAN 💔🥊 Fuerte, austero, frío, calculador, prepotente y ardientemente sexy. Su nombre es Adam...