Capítulo 26 | ¡SORPRESA!

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—¿Qué estás haciendo? —preguntó, colocando sus manos en el respaldo del sofá, clavando sus ojos en los de ella.

—Estoy terminando el manuscrito para mi clase de redacción —respondió, amando tanto tenerlo en su espacio personal.

—¿Y te falta mucho?

—No, ¿por qué?

—Porque tengo ganas de pasar el día contigo, tal vez podamos ir a... —se interrumpió para colocarle bien las gafas—... pasear por el museo o la pequeña feria que hay en la ciudad.

—Adam —suspiró—, solo déjame terminar con esto y te prometo que te doy toda la tarde libre.

—Bien.

—Bien.

—Voy a darme una ducha entonces —dijo, besándola en los labios como se había vuelto su costumbre—. Por cierto, te he dejado un bocadillo en el horno —gritó mientras caminaba hacia el cuarto de baño.

No podía creer su suerte. Aún le parecía algo irreal el estar con la mujer de la que sin pensarlo se había enamorado. Adam, se encontraba circulando en una burbuja de felicidad y sabía que aquella felicidad traería grandes consecuencias, esa vida llena de alegrías, traería consigo sufrimiento y dolor, porque el destino y la vida eran así, él y Grecia se tenían que enfrentar a muchas cosas para demostrar que su amor era sincero.

Estaba consciente de que necesitaría de mucha más fuerza para resistir cada golpe que la vida le tenía preparado, pero no iba a permitir que su felicidad y su futuro con Grecia terminara con un Knockout Técnico. No. Él iba a luchar muy duro, ya no se trataba de cualquier pelea, ahora pelearía por su felicidad.

Cuando salió del baño, se encontró con Homer, el cachorro que ahora lo seguía a todas partes y al que él se había acostumbrado, le encantaba ver la manera en la que Grecia lo trataba, con tanto cariño y amor que algunas veces le daba celos.

—Homer —gritó desde la cocina.

—Está conmigo —dijo en respuesta mientras caminaba hacia la cocina—. ¿Has terminado? —preguntó, asomando la cabeza.

—Sí. ¿Realmente tenemos que salir? —inquirió—. Creo que podríamos quedarnos y ver películas.

—Grecia... —suspiró—... hay una vida allá afuera, sé que te encanta tu departamento, pero, compláceme esta vez, ¿sí?

—Está bien —accedió—. Voy a darme una ducha entonces.

Adam asintió y se escabulló a la habitación para vestirse.

Media hora después; detuvo el auto a pocos metros de distancia del lugar que había reservado para la sorpresa.

—¿Adam, dónde estamos? —preguntó, saliendo del auto con la ayuda de él.

—Es una sorpresa y sí, ya sé que no te gustan las sorpresas, pero te aseguro que esta te fascinará.

—Me gustan las sorpresas —dijo ella—. Sobre todo si vienen de ti.

Él sonrió ante sus palabras, a veces, le costaba creer que su Grecia tuviera esos cambios, pero le gustaba cuando lo sorprendía con las declaraciones que hacía cuando estaban a solas.

—¿Realmente tenías que vendarme los ojos? —preguntó, aferrándose al brazo de él—. No me gusta ir a tientas.

—Tranquila, en cuanto estemos un poco más cerca del lugar, te quitaré la venda.

Cuando miró al frente, el resto de sus amigos y sus hermanas, se hallaban todos juntos esperándolos para darle la sorpresa a Grecia. La pequeña Lucy agitaba sus manos llena de impaciencia, su madre, la señora Cárdenas se encontraba al lado de su hija, también el señor Altamira, el dueño del lugar dónde Grecia trabajaba.

TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora