Capítulo 25 | ¡TE AMO!

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—Grecia, ¿qué estás diciendo? —Leonardo lucía demasiado desconcertado e intentaba entender las palabras de la mujer frente a él.

—Yo... No te amo, sé que no te mereces esto, tú eres un hombre maravilloso y muy bueno, cualquier mujer sería feliz contigo, pero esa mujer no soy yo.

—Grecia, claro que sí, claro que esa mujer eres tú.

—No. Leonardo, yo entregué mi corazón hace mucho tiempo y aún no me lo han regresado porque yo no lo he permitido.

—Grecia...

—Déjame terminar —pidió, sacándose el anillo de compromiso—. Yo estoy enamorada de Adam, lo amo y lo voy a amar siempre es por eso que no puedo seguirte engañando, no puedo.

Leonardo la miró. Los presentes comenzaron a murmurar, pero por vez primera, ella ya había tomado una decisión y pelearía por ella, lo haría porque aquello era su felicidad y eso era lo único importante.

—Lo sabía —murmuró Leonardo—. Yo sabía que te habías enamorado de Adam... creo que lo supe incluso mucho antes de que tú misma te dieras cuenta.

—Leo...

—Ahora déjame hablar a mí —pidió—. Te amo, Grecia. Te amo y lo único que quiero es verte feliz, así que, ve y búscalo, lucha por él.

—Te prometo que lo haré —dijo, dejando salir unas cuantas lágrimas de felicidad.

—Solo que, si él te hace llorar, si te lastima... voy a romper cada uno de sus huesos, ¿lo entiendes?

—No lo hará, estoy segura de que no lo hará, él no va a lastimarme.

Leonardo asintió y ahuecó su cara entre sus manos, acariciando sus labios antes de darle un casto beso.

—Vete —susurró.

Sin pensarlo un solo segundo más, tomó la falda del vestido de novia y salió corriendo por el pasillo hacia la salida, dispuesta a buscar al hombre del que se había enamorado locamente.

La gente murmuró, sus amigos sonrieron felices y su familia gritó. Sobre todo su padre, quien se puso en medio de su salida y la tomó fuertemente de los brazos.

—¡¿Qué demonios es lo que crees que haces, Grecia?! —gritó furioso.

—Papá...

—Ahora mismo vas a dar la media vuelta y regresarás a continuar con la ceremonia, te casarás con Leonardo Fuentes tal y como estaba planeado.

—Ella no va a hacer eso, papá —comunicó Heracles—. Mi hermana ya ha tomado su decisión, no va a casarse solo por darte gusto a ti.

—¿A caso estás ciego? Esta muchachita no nos va a dejar colgados con esa familia, no nos va a dejar en vergüenza delante de todos los invitados.

—¡Pues a la mierda con los invitados! —estalló Heracles—. ¡A la mierda con las habladurías!

—Heracles...

—A mí lo único que me importa es la felicidad de mi hermana.

—No voy a permitir...

—Tú no eres nadie para decirle qué hacer.

—Soy su padre.

—No. No eres más que el hombre que la ha humillado y la ha hecho sentir un bicho raro, tú no eres y jamás serás un padre.

—Por favor, traten de tranquilizarse, están en la casa de Dios —interrumpió el sacerdote.

—Vete —dijo Heracles, mirando a su hermana—. Ve a buscar a Adam, confiésale tu amor y sé feliz con él.

TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora