Adam cerró la puerta de la habitación con una patada, sin despegar su boca de la de Grecia. Sus brazos se enroscaron en la cintura de ella y la apretó más contra su cuerpo; el deseo, la pasión y el desespero por tenerla piel con piel estaba haciendo estragos en su mente.
—Te necesito ahora, cariño —susurró contra la piel de su cuello.
Un ronroneo áspero escapó de ella, al mismo tiempo que tiraba de su camisa y se deshacía de su cinturón.
La mente de Grecia era papilla, una masa amorfa sin la capacidad de pensar en nada más que en tener sobre ella el cuerpo musculoso del hombre que acababa de poner un enorme diamante en su dedo anular. Él la empujó a la cama y se subió sobre ella, llenándola de besos.
—Espera... —gimió, empujándolo por los hombros.
La cabeza de Adam se alzó, apartando su boca y su dulce tortura de sus pechos, los cuales había dejado al descubierto al tirar del escote de su vestido hacia abajo.
—¿Qué? —preguntó, con agonía.
—No puedo... respirar —exhaló.
Él se apartó inmediatamente. —¿Estaba aplastándote?
—No exactamente, es que... el vestido me aprieta, he estado ahogándome desde que entramos al salón.
Adam sonrió. —¿Por qué no me dijiste antes? —cuestionó, levantándola de la cama, deslizando sus manos a su espalda para desabrochar el vestido.
Un suspiro de alivio escapó de entre sus labios cuando él la liberó, sus pechos salieron libres y ella se sonrojó cuando él la miró, deslizando sus orbes azules por todo su cuerpo, lentamente.
—Mierda, cariño —gruñó, capturando su boca en un beso desesperado—. Eres tan jodidamente sexy.
—Adam... uh... ¿podrías darme diez minutos? —pidió, separándose de él.
Él enarcó una ceja, su rostro contorsionado en una expresión de duda. —¿Qué?
—Necesito diez minutos —repitió, como si nada.
—¿Para qué?
—Es una sorpresa y te aseguro que va a gustarte —dijo, moviendo sus rubias cejas.
—Bien —accedió.
Tomando la pequeña maleta rosa, Grecia se dirigió al cuarto de baño y echó el seguro. Encontró lo que estaba buscando y empezó a vestirse. Comenzó a ponerse el traje que había conseguido gracias a Ember, la cual estuvo más que feliz y emocionada por ayudarla a crear la sorpresa para Adam. Estaba acomodando las medias hasta el muslo cuando él llamó a la puerta.
—Grecia, ¿está todo bien? —preguntó.
—Sí, salgo en unos minutos.
—Date prisa, no puedo esperar más.
Ella sonrió ante su entusiasmo. —Casi estoy lista.
—Bien, porque tengo que utilizar el baño también... tengo necesidades, ¿sabías?
Oh, él se refería a esas necesidades. Ella deslizó las zapatillas de tacón en sus pies y quitó las pequeñas horquillas que sujetaban su cabello, el cuál cayó como cascada sobre su espalda y pechos, se puso el pequeño sombrero blanco antes de abrir la puerta. La boca de él se abrió cuando la vio.
—Maldita sea —susurró.
—Sr. Taylor, dese prisa y vaya a hacer sus necesidades. Luego regrese a la cama. Es hora de que revise su presión.
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TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|
Romance*Historia GANADORA del 1er Lugar de los Crazy Writer Awards 2017* *Historia GANADORA del 1er Lugar de los Scarlett Awards 2019* 💔🥊 HAY HERIDAS QUE SE CURAN 💔🥊 Fuerte, austero, frío, calculador, prepotente y ardientemente sexy. Su nombre es Adam...