Capítulo 23 | SINCERIDAD

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Quien hubiera dicho que todo se iría a la mierda esa noche.

El mundo parecía estar jugando con la estabilidad emocional de los hombres, porque aunque las mujeres dijesen que ellos no tenían sentimientos, la verdad era que estaban totalmente equivocadas.

Adam se pasó las manos por la cara y soltó un suspiro de cansancio.

—Bueno, a la mierda todo —expresó, antes de salir corriendo en dirección a la turba de hombres que estaban dándose de puñetazos en el local.

—¿A dónde crees que vas? —cuestionó Braxton—. Tienes una pelea dentro de ocho días, no vas a meterte en un pleito callejero.

Tomándolo del brazo, lo guio a la salida y se quedaron en la calle esperando que los demás salieran de aquella pelea.

—¡Demonios! —gritó Braxton—. Debimos habernos dado cuenta.

—¿De qué? —preguntó Adama, balanceándose de un lado a otro, incapaz de mantener su cuerpo en estabilidad.

Apenas se había tomado dos botellas de cerveza y dos vasos de Whiskey, pero su cuerpo se sentía como si un tractocamión le hubiese pasado por encima.

—Oye, "Shark" será mejor que vaya por esos infelices, ¿puedes esperar aquí sin partirte el culo?

—Ve... —hipó.

Braxton le dio una última mirada antes de adentrarse de nueva cuenta al club.

Adam alzó la vista al cielo y contempló la oscuridad de la noche, la luna que parecía reírse de él y de su desastrosa vida.

—¿Te guste verme así? —gritó, mirando al cielo—. ¡Me jodiste! ¡Tú malditamente me jodiste!

Gruesas lágrimas resbalaron por sus mejillas y nublaron su vista, se dejó caer en la acera y se aferró al recuerdo de Grecia.

Si sus amigos supieran lo jodido que estaba, probablemente se burlarían de él por caer con una chica que no era para nada igual a la que ellos estaban acostumbrados.

¡Que se jodan! Pensó, porque su Grecia podría no tener el cuerpo de una super modelo, pero ella tenía cerebro. Ella poseía una inteligencia que a él le parecía asombrosa, y poseía unos labios que incitaban a pecar.

Él ya tenía ganado el infierno. Y no podía quejarse de ello, después de todo lo que había sucedido en su vida, no le sorprendería que el demonio se le presentara una noche y le concediera un deseo.

—Grecia... —sollozó, consciente de que era lo único que él quería y no podía tener.

¿Por qué se tenía que haber enamorado de ella? ¿Por qué el destino y la vida eran tan crueles, haciendo que su corazón latiese por ella cuando sabían que no era para él?

Seguía deseando dar la vuelta y pelear por ella, quería insistir hasta que ella cayera rendida en sus brazos, pero tenía miedo de que si lo hacía, Grecia se alejara de él, y bueno, aquello había ocurrido, él insistió y ella se fue.

—¡Mierda! —el grito de Max lo sacó de sus pensamientos.

Giró al tiempo para ver que sus amigos eran empujados por unos guardias robustos, Kian estaba pataleando, intentando regresar adentro, pero los guardias le propinaron unos cuantos golpes en el estómago, lo que causó que su amigo se doblara de dolor.

—¡¿Qué mierda?! —exclamó furioso.

—¡Adam, no! —la advertencia de Jeremy le llegó un poco tarde.

TKO [Knockout Técnico]© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora