Capitulo 2

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Juli me mira y niega. Sé qué sólo quiere ayudarme, pero ella solo me mete en relaciones extrañas y fallidas. Suspiro y voy ayudarla a ordenar los arreglos y lo hacemos callada.

— Sí lo intentas no pierdes nada. — escucho decir y vuelvo a negar.

— Pues yo por ahora me tomaré un descanso de los hombres no me sirve nada estar con uno y después terminar. Además con mariano me lleve un mal de boca.

— Bueno. Lali ya qué estás aquí, quiero pedirte si vas a dejar un encargo floral que me acaban de pedir y yo no puedo salir ya que vienen unos pedidos y debo atender yo. — me dice.

— Dale yo voy. Dame el arreglo y la dirección.

— Muchas gracias amiga. — saca un hermoso arreglo de jazmín y me da la dirección.

— Bueno me voy.

— Si tu quieres no es necesario que regreses.

— ¿Por? — pregunto extrañada.

— Vendrá Eduardo.

— Ah ya. Entiendo — sonrió y ella se sonroja. — Bueno adiós — tomo el arreglo y la dirección — Procura cerrar la tienda cuando venga Eduardo.

— ¡Lali! — Grita muerta de vergüenza.

Camino riendo y salgo del local. Pongo el arreglo con cuidado en la parte de atrás del carro y después entró. Lo prendo y conduzco hacia la dirección y pongo un poco de música y canto a todo volumen.

Al llegar aparco el coche y salgo y abro la parte de atrás y tomo el arreglo. Camino hacia la entrada y abro como puedo la puerta. Me acerco a la recepcionista.

— Hola. Vengo a dejar este alegro al Señor Suarez. — le informó.

— ¿Dé qué agencia floral es usted? — me pregunta con un tono de voz que no me gusta.

— Adorno y arreglos Julieta. — le digo con el mismo tono de ella. — y si me permite pasar al ascensor y dejarlo le agradecería mucho, ya que no soy súper chica para carga cosas pesadas.

— Tengo que informar a la secretaria del señor.

— ¿Pues qué espera?

Me mira mal y agarra el teléfono y comienza hablar. Me estoy desesperando con esta chica y si no se da prisa le voy a tirar este arreglo en la cabeza. Ella termina de hablar y me queda viendo.

— Puede pasar la secretaria la esta esperando con el arreglo. — Me da un pase y lo tomo como puedo.

— Bien, y ¿puede hacer el favor de darme acceso al ascensor?

Ella aprieta un botón y escucho abrirse, camino y entró y automáticamente se cierra.

— Que chica más odiosa.

La puerta se abre y salgo camino hacia un escritorio. Miro una chica; espero que no sea tan odiosa como la otra, ya que no sé cuanto soporte mi paciencia. Con lo de Mariano y la otra siento que si me dicen algo voy a explotar.

— Hola, vengo a dejar este arreglo. Pero supongo que ya usted lo sabe.

— Así es. — Toma el arreglo. Me entrega el dinero y lo tomo. — Muchas gracias.

Asiento. Vaya no fue una perra como la otra. Cuando me iba a ir la puerta de la oficina se abre y quedo sorprendida al ver a la persona que salió.

— Marisa, ¿ya vino el arre?.... — no terminó la frase ya que me miró. — ¿Lali?

— Peter. — Digo con un hilo de voz.

No puedo creer que después de tantos años lo este viendo. No ha cambiado nada; sigue siendo el mismo. Mi corazón empieza a ir rápido y no puedo articular palabra.

— Tanto tiempo. — lo escucho decir.

— Sí.... yo tengo que irme.

— Señor. Ella trajo el arreglo que usted pidió.

— Ah, okay. — dice sin verla ya que no aparta su mirada de mí. — ¿Por qué no entras y hablamos? Después de tanto tiempo, nos merecemos hablar.

— No tengo tiempo, yo...

— Vamos Lali, no muerdo.

— Está bien.

— Marisa, que nadie me moleste. — le dice y escucho un «sí, señor » — Vamos Lali, entra. — Así lo hago y tomo asiento y él al frente mío. — Vaya, no has cambiado nada.

— Ni tú lo has hecho.

— ¿Cuántos años sin vernos? Como unos tres años ¿no?

— Cuatro, para ser exacta.

— Sí, ¿cómo vas? Ya te casaste con... tu ya sabes.

— No. Terminamos hace años.

— Vaya, que mal. Nuestra relación término porque tú te enamoraste de él.

— No terminamos por él. Peter, tú bien sabes porque fue y no da hablar de lo que ya pasó años atrás.

— Tienes razón no da. Cada quien siguió su vida. — Se recuesta en la silla. — El pasado queda en el pasado.

— Sí. Veo que te ha ido bien.

— No me quejo. Ser dueño de la empresa de mi madre me ha dado buen estado financiero.

— Cuando llegué no se me cruzó que era tu empresas.

— ¿Será por qué nunca te importó?

— Peter no sigas por ese camino. Es mejor no recordar. — él asiente. — ¿Cómo esta Auge?

— Casada y con dos hijas.

— Vaya, que bueno por ella, me la saludas.

De pronto la puerta se abre y aparece una mujer muy hermosa y corre hacia Peter y lo besa. Yo me quedo con cara de póker; sin saber que hacer cuando se dejan de besar, ella dice emocionada:

— Marisa me llevó el arreglo amor y es hermoso. Te amo, te amo.

Él le sonríe tiernamente como lo hacia conmigo. De pronto ella me ve y se separa de Peter.

— Amor, ella es una vieja amiga Mariana Espósito.

— Ah mucho gusto, soy Megan Paz.

— Encantada. — digo como puedo.

— Ella es mi prometida.

Al escuchar prometida me sorprendo, él sonríe y la atrae más a él. Y no sé por que pero ese gesto me duele. Osea no es solo su novia, si no, que se van a casar.

Laberinto de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora