Laberinto de amor.

Capitulo 15.

Bueno antes de que lean el capitulo. Quiero agradecerles a las que leen esta historia. Muchas gracias porque cada vez que entro y veo los votos y uno que otro comentario, me da una felicidad de saber que les gusta. Gracias y espero que disfruten el capitulo.
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Salgo de mi departamento sin que mi madre se de cuenta, ya que ni ánimos de escucharla preguntarme donde iré, la verdad ella no tiene derecho a preguntar nada de mi vida.

Llego a la florería y sonrió al ver a mi amiga tarareando una canción; mientras arregla unas flores. Me encantaría estar así como ella. Al verme me da una radiante sonrisa.

— Déjame que termine este arreglo y podremos salir.

— Dale. ¿Quieres que te ayude en algo?

— La verdad ya esta todo terminado. — queda viéndome atentamente y arruga la frente. — Te veo diferente.

— ¿No sé dé qué hablas? — tomo una rosa entre mi mano y la veo atentamente. — estoy igual que siempre.

— Amiga te conozco bien. Puedes confiar en mi.

— Hablaremos cuando estemos en otro lugar aquí no.

— Pues ya está todo, podemos irnos.

Salimos del local y Juli lo cierra con llave. Vamos a un bar que esta cerca del local  y pedimos dos botella de cervezas.

— ¿Me vas a contar?

— Es un asunto un poco delicado. No puedo contarte.

— Lali, soy tu amiga puedes confiar en mi.

— Lo se, pero...... Es mejor que no lo sepas.

— ¿Es sobre un hombre? ¿Tú y Carlos?

— Carlos y yo no tenemos nada. Juli no me preguntes. — tomo un poco de mi bebida. — pero es algo de mi pasado que ahora es mi presente.

Ella sólo asiente no muy convencida y no pregunta más. Hablamos de como Eduardo le propuso matrimonio y está muy feliz.

Llego a mi casa ya de noche un poco tomada. No vi a mi madre, pero es mejor así. Me meto a mi cama y quedo dormida.

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Me despierto con un horrible dolor de cabeza, nunca en mi vida tomé como lo hice ayer, pero me hizo bien.

Me levanto y me doy un baño. Cuando ya estoy lista salgo y veo a mi madre tomando una taza de café.

— Llegaste muy tarde ayer y bien tomada.

— No tengo porque darte explicaciones. — saco una taza y vierto café.

— Soy tu madre.

— Una madre que no se hizo cargo de mi y prefirió a un hombre. — Le reprocho y tomo un poco de café.

— ¿Me lo vas a echar en cara cada vez que me preocupe por ti?

— ¿Preocupada? Tú no te preocupas por mi. — pongo la taza en el fregadero. — yo tengo mi vida hecha y puedo hacer lo que quiera. Una cosa que te permita vivir conmigo, pero no te confundas.

No dice nada, tomo mis cosas y salgo. Tomo un taxi y en el trayecto miro mi celular, lo más extraño es que Peter no me ha llamado ni mandado ningún mensaje.

¿Habrá pasado algo? Obvio que no, soy tonta. Peter sólo me quiere para humillarme.

Al pagar e taxi camino y entro al local.

— Hola Juli.

— Que bueno que viniste.  Necesito que me ayudes a formar unos arreglos. Las tarjetas esta en la mesa y de que van los pedidos.

Asiento y comienzo hacerlos. Al tomar una mi corazón se paraliza al leer un pedido de Peter, que conlleva de unas orquídeas blancas. Al leer para quien van dirigidas mi corazón comienza a quebrarse en muchos pedazo.

— Son hermosa ¿no? Busqué las mejores, el señor Lanzani es mi mejor cliente. Su novia debe esta muy feliz de tenerlo ¿No crees?

No contesto sólo miro las flores y me dan ganas de llorar. ¿Por qué me hace esto? Sabe bien que trabajo aquí. Lo hace a propósito para que me duela. Maldito idiota. Solo juega con su prometida mientras me lleva a su cama.

No soporto mas y corro para la parte de atrás ignorando a Juli. Me apoyo en la pared y me tapo la cara con mis manos, pero no lloro; no viene al caso hacerlo. Dejaré que Peter haga la que quiere y cuanto todo termine haré mi vida lejos de él y nunca mas me dejaré lastimar y perder mi dignidad por nadie. ¡Lo juro!