Capitulo 18.

598 34 4
                                    

Ya amaneció y Levantándome. Voy al baño y me doy una ducha rápida. Poniéndome uno pantalones cortos y una blusa con mangas y mis tenis. Camino hacia la salida. Ya que se me olvidó algo muy importante en mi departamento. Todavía es temprano para irnos de viaje.

Le dejo una nota y salgo; parando a taxi, subo y le digo que dirección.

Al llegar; Subo a mi piso. llego y introduzco la llave pero me extraña al ver abierto y sin seguro.

Entrando me extraño al no ver a mi madre cómo siempre levanta temprano. Camino y escuchando unas risas; me encamino hacia el cuarto que mi madre y me quedo paralizada al escuchar que habla de mi con otra persona.

— Reina. ¿Cuándo le vas pedir el dinero a tu hija?

— Ella no confía en mi todavía quiero que se crea que cambié.

Aprieto mis mano hasta dejar mis nudillos en blanco. Sabía que todo era un trampa. Decido seguir escuchando.

— ¿Por qué odias tanto? Es tu hija.

— Por qué ella fue la causante de destruir mi vida. — ¿qué? No puede ser. — Yo me enamoré de que hombre que no era mis misma clase. Para él sólo era un acostón. Creyendo que embarazándome iba a conseguir algo, pero no. dijo que nunca se iba a casar con una mujer cómo yo y que dejó sola y con el paquete. Mi mejor amigo estaba enamorado de mi, y por ese amor se hizo cargo del problema. Era un idiota y lo siguió siendo hasta morir.   — Lágrimas comienza a salir. No soy hija de mi padre.

— ¿Pero eso no me cabe? Es tu hija.

— Un estorbo es lo que era. Y lo peor consiguió enamorar a un muchacho rico y iba a conseguir lo que yo nunca pude. La muy idiota lo despreció, pero algo me alegra y es que ella sufrió esa separación.

— Pero no te conformó eso y le dijiste a ese muchacho que tu hija lo engañaba con otro.

— Una mentira, ella nunca se va enterar de nada. Además necesito que confíe en mi y poderle drogar y que el tauro la pueda disfrutar y pagar nuestras deudas con él.

No puede ser que mi propia madre sea una maldita..... Abriendo la puerta del cuarto de golpe. Veo a mi madre acostada con un hombre y sólo una cobija lo tapan.

— Quiero que te largues de aquí. No quiero volver a verte. — Me seco las lágrimas con coraje. — O le hablo a la policía y les pido que los saquen y veremos que les encuentra.

Levantándose comienzan a cambiarse nerviosos.

— Hija escucha.

— No soy su hija. — Aprieto mis dientes y siseo. — Quiero que se largue si no quiere que mande a llamar a la policía.

Ella se aleja y sale corriendo hacia la salida. Mis lágrimas caen al darme cuenta que la única persona que me dio cariño, no es mi verdadero padre.

Por culpa de ella, Peter me odia, solo que ahora mi dolor es peor porque no soy Lali Esposito, solo soy Lali..... Ya que ese apellido no me pertenece aunque me lo haya dado, no sé quién es mi padre.

Tomo la cadenita que mi "padre"..... Me regaló y salgo de mi departamento cerrándolo bien. Cuando llego al departamento de Peter ya estoy algo tranquila. Al bajar del taxi lo veo parado cerca de su auto y al verme me fulmina con la mirada.

— ¡¿Se puede saber dónde rayos estabas?! Se nos hace tarde.

— Ya estoy aquí. No tienes porque ponerte así.

Gruñendo me hace subir al auto y sube él y comienza a conducir cómo loco.

Estábamos ya en el avión privado. Estoy acostada en el respaldo del asiento. Peter se fue hablar con el piloto dejándome sola, desde lo que pasó ayer no me ha dirigido la palabra, pero yo tampoco he intentado hablarle y mas con el ánimos  por los suelos. No estoy de humor.

Estoy cansada que me trate horrible, ya me cansé. Le voy a demostrar que no puede tratarme cómo él quiera. Solo por una estúpida venganza sin fundamentos que mi madre le hizo creer. Cuando tenga la oportunidad le voy a decir todo para acabar con esta tontería.

— Señorita, ¿quiere algo de beber? — Levanto mi mirada hacia la azafata.

— No gracias estoy bien. — Le digo dándole una sonrisa tímida.

Ella asiente y se retira. Quedando sola, suelto un suspiro. Viendo hacia el frente veo salir de la cabina a Peter. Camina hacia mi y se sienta al frente mío.

— En media hora despegamos.

— Ah, que bien. — digo sin darle importancia.

— Mira Lali, no quiero que este viaje sea desastroso. Así qué cambia de actitud.

Cambiar de actitud. Cómo si fuera fácil y él ni cuenta se da, lo que estoy pasando. Rodando los ojos lo miro y y le doy una sonrisa mas falsa que tengo.

— ¿Contento?

— Pareces una niña.

— Quién habla. — Susurro.

Pasa la media hora y veo cómo la azafata comenzó a cerrar la puerta y nos pide que nos pongamos el cinturón de seguridad.

Viendo hacia la ventana. Siento cómo el avión se comienza a mover y nos alejamos de la tierra. Veo de reojo a Peter, él está metido leyendo unos papeles. Mi mente no deja de pensar en lo que hoy me enteré. ¿Quién es mi padre? ¿Quién soy yo? Tantas preguntas y sin ninguna respuesta. El cansancio se hace presente y cierro mis ojos y me quedo dormida.
   

Laberinto de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora