Laberinto de amor.

Capitulo 17.

Llego a su departamento y respiro un poco antes de tocar el timbre. Lo hago y la puerta se abre dejándome ver a un Peter sin camisa, solo lleva puesto unos pantalones. Al verme sonrió y se hace a un lado para que yo pase.

Entro arrastrando mis maletas y me envuelvo a verlo. Mi respiración se corta al ver que cortó la distancia conmigo.

— Hola, bella Lali. Me alegra tenerte conmigo.

— Es lo que querías ¿no?

— Así es. — Toma mis maletas. — no es necesario que la abras, ya que mañana saldremos a primera hora. En el cuarto hay un conjunto esperándote. Quiero que te los pongas.

Le arrebato mis maleta y lo miro furiosa.

— ¿Algo más, amo? — digo molesta.

— Si, Cuando estés lista, quiero que vuelvas conmigo.

Ruedo mis ojos y camino hacia el cuarto. Dejo la maleta a un lado y miro el conjunto en la cama. Yo puedo jugar su juego. Quiere guerra; pues guerra va tener.

Me quito mi ropa y me quedo desnuda. Miro el conjunto. Decido no ponérmelo. ¿Para qué? Si después me lo quitará. Camino hacia el baño y me doy una ducha rápida, me pongo una toalla, me acerco a mis maletas y poniéndome de cuclilla, saco mi perfume y mi crema. Me comienzo a esparcir en todo mi cuerpo y me pongo un poco de perfume. Me dejo el pelo suelto y me quito la toalla.

Salgo del cuarto y camino hacia él. Lo veo sentado con una copa de whisky. Me acerco y  comienzo acariciarlo. Peter está de espalda y no puedo ver su cara.

— Tardaste mucho. — escucho decir en un susurro. sonrió en el momento que camino y pongo frente de él. Sonrío al saber que lo dejé sorprendido al verme desnuda. — me sorprende.

— ¿Ah, sí? — le quito la copa y lo tiro en el mueble. Me siento arriba de él poniendo en cada lado mis piernas. —¿Qué tanto? — le susurro en su oído.

— Mucho. — cierro mis ojos al sentir que comienza a darme lentas caricias en mi espaldas. — ¿Qué pretendes?

— Nada. — llevo mis manos a su pecho, hago círculos con mi dedos. — pero se, para que estoy aquí.

— Me gusta saber, que sabes cual es tu lugar. Ahora quiero tu boquita abajo y dándome placer

No lo hago esperar y me pongo de rodillas. Comienzo a desprenderle el cinturón, desprendo el botón y bajo el zíper. Llevo mi mano hacia dentro y sacó su ya muy despierta erección. Me paso la lengua por mis labios ya que los tengo un poco resecos. Comienzo hacer suaves caricias de arriba hacia abajo. Peter suelta y gemido, me acerco y llevo mi boca hacia él y le paso la lengua por todas su longitud. Lo siento temblar y me animo a más. Lo meto a mi boca y comienzo a subir y bajar y a la vez uso mi legua. Peter no para de gemir y yo siento como me mojo. Lo hago más rápido.

— Mmmmm.... Así...,así...mmmm

Escucharlo como me alienta. Le demuestro lo que soy capas de hacer. Quiero que se venga en mi boca, pero él tiene otro deseos. Hace que me levante. Me tira al mueble; se levanta, se baja los pantalones junto con su bóxer.

Lleva mis piernas a su hombro y se sumerge en mi de un golpe. Lanzo un grito de sorpresa y algo de dolor. Llevo mis manos a su espalda y clavo mis uñas.

—Esto va ser salvaje. — dice al momento que sale y vuelve a entrar rápido.

Suelto un gemido. Comienza a entrar y salir de mi rápidamente y yo me dejo a llevar por las emociones que estoy sintiendo. No puedo soportarlo y llegó a mi clímax, pero él todavía no. Sale de mi y me hace girar quedando en cuatro. Me agarro al respaldo del mueble y siento cómo vuelve a entrar en mi.

— ¡Peter!......

— Eso.....di mi....nombre, ¡dilo! — acelera sus movimiento. Siento que voy a tener otro orgasmo.

Cada embestida que me da hace que mi orgasmo se acumule.

— ¡Oh, Dios!

Grito al sentir cómo me vuelvo a venir, pero más fuerte que el anterior. Peter se mueve como un loco hasta que siento cómo se viene en mi.

Nuestra respiración en rápida, él sale con cuidado de mi y se sienta a un lado. Yo me envuelvo y me acuesto. Mi pecho sube y baja y lo miró! Él está igual que yo. Algo en su mirada a cambiado.

— No sé que voy hacer contigo. — dice.

«Escucharme y volverme amar.» Pero no se lo voy a decir.

— Nada. — digo y comienzo a reír porque sé que si no lo hago me pondré a llorar. — Sólo disfruta mi cuerpo y cuando te aburras, y me dejas en paz.

Él me mira y su mirada se endurece. Se levanta y toma sus pantalones y se va hacia el cuarto dejándome sola.

Una lágrima cae y se desliza por mi mejilla, pero me la quito rápido. Voy a jugar su mismo juego así es lo que desea, pero también voy a conseguir saber quién dijo mentiras sobre mi y demostrarle mi inocencia para que sepa lo equivocado que está, cuando tenga ese propósito me iré y viviré mi vida.