Capitulo 32

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Siento un horrible dolor en mi cabeza, siento que me va explotar. Intento abrir mis ojos, pero me pesan. Vuelvo a intentar abrirlos; hasta que poco a poco lo consigo, la luz lastima un poco, hace que haga una mueca. Cuando mi vista se vuelve clara; me extraño al ver que no estoy en mi casa... De pronto visualizo una persona que está de espalda y me doy cuenta que se trata de Peter.

— Peter... — logro decir.

Mi voz se escucha rasposa y me doy cuenta que la tengo reseca. Peter gira y al verme corre hacia mi. Su rostros está tenso.

— Que bueno que hayas despertado. — me dice.

— ¿Dónde....., dónde estoy?

— En el hospital. — responde y frunce el ceño. — ¿No recuerdas?

Intento recordar porque causa estoy aquí. Hasta que mi mente vienen vagos recuerdo; yo, mi madre. Ella vuelta loca...

— Tu chofer me llevó a mi departamento..., cuando entré estaba todo destruido y casi vacía... Mi....., Clarisa estaba borracha y seguía en mi casa... Le dije que se fuera o llamaría a la policía.. De pronto ella se volvió loca y me agarró de los brazos... — tomo un respiro y sigo con el relato. — Ella me empujó y me dio un golpe que me hizo caer y después nada, todo se torna negro.

— Fausto al ver que tú no bajabas, entró a buscarte y se preocupó al ver el estado del departamento. Te buscó hasta que encontró a tu madre guardando sus cosas y a ti inconsciente. Te trajo al hospital y después me llamó a mi.

— ¿Qué ocurrió con Clarisa?

— Ella está detenida. — me mira serio. — mira Lali, no me importa que sea tu madre, te lastimó y se iba a ir sin ayudarte... No quiero ni pensar que hubiera pasado si Fausto no estuviera contigo.

— Lo sé.... — siento mis ojos llenarse de lágrimas. — ella no me quiso nunca, solo me hizo daño.

— Debes saber algo más.

— ¿Qué? No me asustes Peter....

— Clarisa tenía unos cuantos cargo por tráfico de droga y arma, también prostitución de infantes.

— No lo puedo creer...

— Ella ha sido buscada y ahora que la tienen va tener unos cuantos años en prisión. También.... Ella tenia un trato con un traficante.

— ¿Qué tipo de trato?

— Te iba a entregar a él. Cómo te dije: fue bueno que Fausto estuviera contigo.

Me quedo callada. No me puedo creer que Clarisa, sea una mujer sin escrúpulos, no le importaba hacer daño o hacérmelo a mí. Me seco mis lágrimas. La puerta se abre y entra el doctor.

— Vengo hacer un chequeo de rutina.

— Adelante doctor.

Peter se quita y el doctor se acerca a mi con una sonrisa amable. Comienza a chequear, cuando termina me sonríe.

— Todo se ve bien. Le daré unas pastillas para el dolor de cabeza, lo bueno que no fue necesario hacerle puntos.

— ¿Me puedo ir entonces? — pregunto esperanzada.

— Sí. Daré la orden de salida.

— Mi chofer irá a pagar la cuenta. Gracias doctor.

El señor asiente y sale de la habitación. Peter se acerca a mi para ayudarme a salir de la cama. Me mareo un poco agradezco que Peter esté conmigo.

Salimos del hospital. Me ayuda a subir al auto. Me apoyo en su hombro y cierro los ojos, de presto oigo que comienza hablar.

— Me asusté mucho cuando Fausto me habló y me dijo que estabas en el hospital, sentí que me moría. Quise ir y matar a ésa mujer por haberte hecho daño.

Laberinto de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora