Estoy días estuve intentado comunicarme con Santiago, lo malo que su número esta apagado. Sandro no ha podido encontrar rastro alguno de Lali y eso me preocupa, tengo miedo que haya hecho una locura.
Euge, bueno ella me ignora y no quiere saber de mi; la entiendo cometí el error más grande de mi vida. A pesar de todo no pierdo las esperanzas que Lali esté bien y poder encontrarnos de nuevo.
— Señor.
— ¿Qué pasa?
— El señor Santiago está en la línea.
— Gracias. — tomo el teléfono. — ¿Santiago?
— Peter no sé que pasa contigo que me pasas llamando.
— Santiago, sé que debes estar molesto, pero en verdad necesito que nos veamos.
— Peter, yo ahora no puedo. Estoy pasando tiempo con mi mujer y no quiero nada de trabajo.
— Lo que te tengo que decir no es nada de trabajo.
— ¿Dé qué hablas?
— Es algo que tiene que ver con una señora llamada Clarisa.
— ¿Qué? ¿Cómo sabes tú de ella?
— Por favor hay que vernos. Te espero en mi oficina, no faltes lo que te voy a decir va cambiar tu vida.
— Espero que sea importante y no una tontería Lanzani.
Me corta la llamada. Vaya que no es una tontería, cuando sepa que tiene una hija y esa hija es Lali se volverá loco. La puerta se abre y Megan entra con unas carpetas.
— Aquí te traigo los estado de cuentas.
— Gracias. — lo tomo.
— Peter, ¿en verdad vas a seguir con esto? Yo puedo olvidar todo y volver a empezar.
— Megan por favor. Mira yo te tengo cariño, pero solo eso. Te intenté amar, no pude ya que mi corazón solo estaba una mujer.
— Una mujer que te querías vengar.
— Y la perdí por ser un idiota. Vos sos hermosa no tienes porque rogar por amor cuando hay muchos hombres que mueren por estar contigo.
Ella se sienta y veo como su labio tiembla.
— Tienes razón...., pero te amo a ti Peter. Así cómo vos no podes olvidarla y ¿quieres que yo siga con mi vida? Nos íbamos a casar..... Y todo se fue.... — ella suelta un sollozo.
— Yo no soy el indicado para ti. Aunque nos hubiéramos casado tú y yo, no podríamos ser felices, porque en mi mente solo hay y va estar una mujer, Lali. Es mi verdadero amor y nunca nadie pudo sacarla de mi.
Ella se seca las lágrimas y asiente.
— Entiendo. Me toca olvidarme de ti. Espero que la encuentres y solucionen todo sus problemas.
— Gracias Megan y yo espero que encuentres al hombre que vos mereces.
Con una media sonrisa sale de mi oficina. Megan no es mala, solo necesita que alguien la ame de verdad como ella se lo merece.
Las horas pasaban y Santiago no aparece. Me da miedo que se haya arrepentido, espero que no.
La puerta se abre y entra él.— Ya estoy aquí Lanzani. Quiero saber como rayos sabes el nombre de esa mujer.
— Santiago, cálmate. Toma asiento y escucha lo que tengo que decirte.
Lo hace mirándome furioso.
— Habla.
— Clarisa la conozco por alguien muy especial, pero no es de mi agrado ya que es una mujer sin corazón y sin escrúpulos.
— Ve al grano Lanzani.
— Clarisa es la madre de Lali. — al mencionar su nombre Santiago se sorprende.
— Clarisa, es la madre de..... No puede ser.
— Ella es su madre y le hizo mucho daño. Me engaño me hizo creer que Lali sólo se burlaba de mí. Todo era una mentira que ella me hizo creer y yo caí como idiota y lo peor por esa mentira cometí el error mas grande mi vida. Clarisa, odió tanto a Lali y no la ve como hija ya que le tiene envidia porque ve lo que ella no pudo ser y lo parecida que es a su padre.
— Entiendo, ¿pero eso que tiene que ver conmigo?
Acá viene. Saco los resultados y se lo entrego. Santiago los toma sin comprender. Le pido que los abras y lo hace. Comienza a leerlo y su manos tiemblan.
— ¿Qué.... Qué es esto?
— Son los resultados de una prueba de ADN.
— Aquí dice qué..... ¿Cómo es posible?... Yo..... No puede ser.
— Es verdad Santiago. Lali es tu hija.
— ¿Mi hija? No puede ser posible, Clarisa dijo que su hija no era mía.
— Lo que dice esa mujer siempre son mentiras. Yo tomé un cabello tuyo y uno de Lali y mandé hacer la prueba y eso que ves es el resultado.
— Lali es mi..... Tengo una hija.... Soy padre. — su voz se corta a decir esas palabras.
— Así es Santiago.
— Necesito.... Hablar con Clarisa, ella debe decirme porque no me dijo nada ¿Sabes dónde la puedo encontrar?
— Ella está en prisión ya que no es una santa paloma.
— Llévame con ella.
Asiento y salimos de la oficina. Subimos a mi auto y conduzco hasta llegar dónde ella está recluida.
Santiago está nervioso camina de un lado a otro. La vemos aparecer, ella viene con una sonrisa que se borra al ver Santiago.
— ¿Tú?
— Clarisa.
— ¿Qué haces aquí? Cómo....
— ¿Por qué me mentiste? porque me negaste la posibilidad de ser padre.
— Veo que sabes que tienes una hija. — Sonríe burlona. — No merecías saber que tenías una hija, vos arruinaste todo mi plan, si te hubieras casado conmigo yo no estaría así y tú hubieras sido el padre que nunca pudiste ser. Esa fue mi venganza.
— Eres una mujer despreciable.
— Que me importa lo que piense. Logré vengarme de ti. No viste nacer a tu hija, no viste dar sus primero paso, sus primeras palabras, sus logros. No fue a ti a quién le dijo padre, si no a otro hombre. Aunque ahora sepas que es tu hija, ella no te va ver como padre ya que no eres nadie en su vida.
Pobre Santiago. Pensar que si no encuentro a Lali, eso mismo podría pasarme; no conocer al bebé que ahora está creciendo dentro de ella.
— ¡Maldita! — Santiago se abalanzó hacia ella, pero logré detenerlo.
— Santiago, cálmese.
— ¿Duele verdad? duele saber que no eres ni será nada en la vida de tu única hija. — rompe en risa.
— Por favor saquéenla. — pido al guardia.
— Ese será tu sufriendo Santiago, sufre al saber que perdiste muchos años en el vida de tu hija. — gritaba sin parar.
El guardia la sacó y Santiago se derrumbó en la silla, su cara se tornó triste y vi como lágrimas comenzaban a caer.
— Ella tiene razón. Perdí los mejores años con mi hija y ahora.....
— Ahora puedes ayudarme a buscarla y hablar con ella. Lali sabe lo que es su madre capaz y al saber tu verdad va entender todo. Por favor Santiago ayúdame a encontrarla para poder pedirle perdón.
Santiago me mira y aparta la mirada. Algo en su mirada no me gusta...
— Santiago ¿me vas ayudar?

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Laberinto de amor.
FanfictionComo en un laberinto, entramos y buscamos desesperados la salida. Pensamos que es un camino para salir y no, llegamos y solo es una pared con la que topamos.