Ayer todavía no he sabido nada de Juli. Espero que Peter cumpla su palabra y la deje en paz. Veo la hora y sé que debo alistarme para ir a la empresa de él.
Me levanto sin ganas, se está haciendo tarde y la hora que él me citó ya pasó. Además, si quiere verme que se espere. Con un suspiro camino hacia el baño hago mi necesidades y me doy un baño. Cuando termino busco entre mi ropa una falda que llega hasta mi rodilla y una blusa de tirantes busco mis zapatía. No me maquillo solo que peino y dejo mi pelo suelto.
Tomo mi celular y salgo de mi cuarto; voy hacia la cocina y saco un vaso y con un poco de jugo. Miro la hora en mi celular. Bueno ya es suficiente hacerlo esperar. Agarro mi cartera y salgo de mi departamento.
Voy a la parada y detengo un taxi y le doy la dirección de la empresa. Hoy lo debo hacer recapacitar. Él debe entender que su venganza no va llevarle a nada. Que lo amaba «amo» y nunca pero nunca lo traicione.
Al llegar; le pago al taxi, entro y la recepcionista que deja pasar si decir nada. Pues claro Peter ya les dio la orden. Subo al ascensor y mis nervios se hacen presente. Comienzo a jugar con mis manos eso hago cuando estoy nerviosa.
«Vamos Lali, debes ser valiente. Tal vez el cambie de parecer y me deje explicarle todo.» eso espero. Las puertas del ascensor se abre y salgo de el. Camino rumbo la oficina de él. Me acerco a la secretaria y antes que yo pueda decir algo, ella se me adelanta.
— El señor Lanzani, pidió que lo espera que su oficina. Y que le perdone ya que está en una junta, no mas acabar se reunirá con usted.
Asiento sin decir nada. Ella se levanta y me deja pasar. Entro por segunda vez a esta oficina, que frío me viene. — ¿Quiere que le traiga algo?
— No....., así estoy bien, gracias.
Ella sale dejándome sola en esta oficina tan grande. Me acerco hacia al escritorio y veo una foto de él con Euge y sonrió. Euge fue una gran amiga, pero si la volviera a ver no creo que lo sigamos siendo. Miro la otra foto con tristeza. Al ver a Peter con su prometida. Ella sonríe, pero él no. Ella es la indicada para él, tiene lo que un hombre de su categoría debe tener como mujer. Los miedos que una vez deje atrás vienen a mi. Al darme cuenta de lo insignificante soy al lado de esa mujer. Intento controlar mis lágrimas, pero me cuesta mucho.
Yo nunca hubiera llegado a ser la mujer que Peter necesita. Aunque me muero por estar en el lugar de ella nunca lo voy a conseguir. Me doy la vuelta y miro hacia la ventana, me abrazo a mi misma y doy un suspiro cansado. Escucho la puerta abrirse y me envuelvo a ver y mi respiración se corta al verlo con un traje azul que le queda muy bien y se ve varonil. Él me mira seriamente y se acerca a mi como si yo fuera su presa y el león. Me toma de los hombro y me atrae hacia él.
Su boca se pega a la mía y comienza a besarme ferozmente jadeo sorprendida pero después soy yo la que no me quedo atrás. Enredo mis brazos en su cuello y me acerco más a él, para seguirle el beso. Peter une su lengua con la mía y comienza una batalla. Se separa bruscamente y comienzo a respirar agitada. Me mira serio y dice:
— No viniste a la hora que te dije. — no sé que decir ya que por ese beso me quedé en blanco. — Vamos.
— ¿A.... dónde?
— Vamos a ir a comer.
— Peter, espera. — ya mi voz sale bien. — no podemos ir a comer, tu... Prometida va pensar mal.
Él levanta un ceja y me mira y añade burlón.
— ¿Pensar mal?
—Basta, una cosa que tú y yo.., ya sabes, pero ella no puede enterarse y si salimos juntos. Los empleados empezaran hablar y.... — me hace callar levantando la mano.
— Me importa poco lo que digan mis empleados. Así que no des pretexto, si hubieras venido a la hora que te dije no tendría que salir ahora vamos y no quiero escuchar decir nada.
Salimos de su oficina y su secretaria sólo nos ve con una sonrisa picara. Me sonrojo al saber que ella ya se dio una idea. Peter toca el botón del ascensor y este se abre; entramos solo nosotros dos. Él aprieta el botón para abajar y nos quedamos en silencio mientras se cierran las puerta y este se mueve. Me remuevo nerviosa ya que él no dice, ni hace nada.
¿Qué estará pensando? De pronto él aprieta un botón y el ascensor se detiene. No puedo decir nada ya que él se abalanza hacia mi y me besa. Por dios sus besos son una maldita droga. Nos besamos y ninguno de los dos piensa separarse. El hace que de un salto y quedo enredada en su cintura.
— Esto será rápido. — dice al momento que hace a un lado mi braga y comienza a tocarme jadeo y me aprieto más a él.
¡Dios! Estoy loca por hacer esto en el ascensor, pero no puedo evitarlo. Siento como ya estoy mojada. Escucho como de baja su zíper y siento como alinea su masculinidad en mi parte, él me mira con una sonrisa y pregunta.
— Tomas la píldora ¿no? No traje condón y no quiero tener una sorpresas después. Ya que no pensé hacer esto, pero tú me vuelves loco. - me duele la parte: de que no quiere sorpresas, pero sólo atino asentir.Doy un grito cuando él entra de una en mí. Comienza a entrar y salir rápido y sin detenerse. Yo me agarro fuertemente en él y le acompaño con los movimiento. No paro de gemir y él solo bota aire en mi cuello. Nuestra respiración se vuelve cada vez forzosa. Siento como se esta acumulando mi liberación. Peter comienza a ir más rápido ya que él también está por llegar. Al no aguantar más, llego a mi clímax al mismo tiempo que él llega al suyo. Siento como se viene en mi eso me excita más.
Nos quedamos un minuto en la postura que estamos para retomar nuestro aliento. Cuando ya estamos mas tranquilos él hace que me baje y me siento pegajosa por su semen. Él se mete su ya dormida excitación y me pasa su pañuelo. Tomo el pañuelo y comienzo a limpiarme. Me arreglo un poco y él vuelve a poner marcha el ascensor y no me voltea a ver.
Doy un suspiro ya que yo misma me lo busco, esta vez no dije nada y deje que me hiciera suya aquí. Ya no creo que sea capaz de negarme cuando él quiera sexo conmigo, porque solo eso es sexo, sin amor.

ESTÁS LEYENDO
Laberinto de amor.
FanfictionComo en un laberinto, entramos y buscamos desesperados la salida. Pensamos que es un camino para salir y no, llegamos y solo es una pared con la que topamos.