Suspiro feliz. Ver este anillo en mi mano hace que mi estómago revolucione. Los días en París fueron mágicos, pero nos tocó volver.
Ya en nuestro país veo todo con una sonrisa, estamos en el taxi, Peter no me ha volteado a ver en ningún momento. Lo miro y no ha dejado a un lado su celular, arrugo mi frente, ¿con quién tanto habla?
— Lali, ahora que nos vamos a casar; quiero que te vengas a vivir conmigo. — después de tanto silencio me sorprendo al escucharlo decir eso.
— ¿Vivir juntos? Peter no creo que sea buena idea. — guarda su celular y me mira serio.
— ¿Por qué no sería buena idea? Para mi es una gran idea. Serás mi mujer, no le veo cual es la traba.
— Peter entiende. Vivir juntos no se vería bien. — tomo aire y prosigo. — ¿Qué tal no funciona?
— Hemos estado juntos todo este tiempo, nos hemos acostado a más no poder. Ha funcionado muy bien.
Sonrojada intento hacerlo recapacitar, pero Peter ya tomó la decisión y no me queda de otra que acceder a lo que quiere.
Llegamos a su casa y me sorprendo en saber que es la casa de sus padres, dónde él me traía siempre. Tanto bellos recuerdos vienen a mi mente y sonrío con nostalgia. Salimos del taxi y veo como un hombre sale y se acerca a nosotros.
— Que bueno tenerlo de vuelta señor Lanzani.
— Gracias Fausto. Lleva las maletas de la señorita y mía a mi cuarto.
Él sin decir nada asiente y toma las maletas. Peter me toma de la mano. Entramos y me sorprende en ver que nada cambió en esta casa.
— No sabia que seguías viviendo aquí. Creí que vivías en aquel departamento. — digo.
— Está es mi casa. Mis padres me dejaron a mi, a Euge la casa de campo. El departamento hace mucho no lo usaba hasta que te vi de nuevo.
— ¿Los extrañas?
Sus ojos se pones triste, aunque rápido lo cubre.
— Ellos están en un mejor lugar ahora. Y siempre los tendré presentes.
Asiento mordiéndome el labio.
— Ven. — me toma la mano y caminamos hacia las escaleras.
Subimos y al llegar arriba me lleva al cuarto que compartiremos.
— Tu ropa está en el ropero, puedes usar todo lo que quieras y pedir lo que quieras.
— Gracias mi amor.
— ¿Quieres comer algo?
Niego.
— Quiero dormir estoy muy cansada.
— Bueno. Yo voy al estudio, necesito solucionar algunas cosas.
Se acerca y dándome un beso rápido lo veo desaparecer. Suelto un suspiro y voy al armario y saco mi ropa para dormir. Entro al baño y dándome una ducha rápida, me cambio y me meto a la cama. Intento esperar a Peter, pero el sueño me vence y quedó dormida.
****
Despierto y dando un bostezo intento visualizar mi vista. Sentándome, miro para todos lados me doy cuenta que estoy sola. Miro la hora; es temprano apenas son las cinco y media. Tomo la bata y bajo y me sorprendo al no ver a Peter por ningún lado. Entro a la cocina y veo tres mujeres; una lava platos, otra cocina y la última esta limpiando. Ella siente mi presencia y me miran.
— Señorita, buenos días. ¿Necesita algo? — la que está cocinando me pregunta. Ya es una señora mayor.
— Yo.... bueno. Busco a Peter.
— El Señor Lanzani se fue hace mucho. — me dice la que limpia y me mira molesta.
Ella de las tres es la más joven de la tres. Casi, casi de mi edad.
— Oh bueno...., yo.....
— Señorita si quiere algo solo díganos. Aquí estamos para servir. Soy Francisca. — se presenta la señora. — Ella es María. — la que lava los traste me saluda con una sonrisa dulce. — y ella es Mia.
La última sigue viéndome molesta.
— Mucho gusto soy Mariana, pero me pueden decir Lali.
— Encantada señorita. Si quiere vaya a darse un baño por mientras está el desayuno.
— Gracias. — salgo y me detengo al escuchar la voz de la tal Mia.
— No sé que le vio el señor a ella. Se ve que no es nadie al lado de él.
— Lo dices por celo. Ya que a vos el señor ni caso te hizo.
— ¡Cállate María! ¿Que sabes vos?
— ¡Basta las dos! Es la prometida del señor y él nos pidió que le demos lo que ella pida.
— ¿Prometida? Pues ni se quedó a desayunar. Y si es su prometida ¿Por qué durmió en su estudio y no es su cuarto con ella?
¿Peter no durmió conmigo? Decido no seguir escuchando y subo las escaleras rápidamente. Al entras al cuarto me apoyo en la puerta. ¿Por qué Peter no durmió conmigo? No comprendo.
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Laberinto de amor.
FanfictionComo en un laberinto, entramos y buscamos desesperados la salida. Pensamos que es un camino para salir y no, llegamos y solo es una pared con la que topamos.